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Los síntomas neurológicos varían mucho porque el sistema nervioso controla numerosas funciones corporales diferentes. Los síntomas pueden incluir todas las formas de dolor y pueden involucrar la función muscular, la sensibilidad, la interpretación de los estímulos sensoriales, los sentidos especiales (visión, gusto, olfato y audición), el sueño, la vigilia (consciencia) y la función mental (cognición). A continuación se mencionan algunos ejemplos:
El propósito del examen neurológico es establecer si el cerebro, los sentidos especiales, la médula espinal, los nervios periféricos y los receptores musculares y cutáneos del paciente están funcionando normalmente. Mientras se realiza el examen, los médicos deben relacionar los hallazgos con las estructuras anatómicas del sistema nervioso. Con esta información, el diagnóstico diferencial del trastorno que causa los síntomas del paciente puede ser más específico. Los exámenes neurológicos repetidos pueden ayudar a evaluar la evolución de la enfermedad del paciente y/o la respuesta al tratamiento.
La TC proporciona imágenes rápidas, no invasivas, del cerebro y el cráneo. La TC es superior a la resonancia magnética (RM) para visualizar con detalle fino el hueso (pero no el contenido) de la fosa posterior, la base del cráneo y el conducto raquídeo.
El sistema nervioso autónomo regula los procesos fisiológicos. La regulación ocurre sin control consciente, es decir, con un carácter autónomo. Las 2 divisiones principales son
El coma es la falta de respuesta de la cual el paciente no puede ser despertado y en el cual los ojos del paciente permanecen cerrados. La alteración de la consciencia se refiere a trastornos similares, menos graves de la conciencia; estas alteraciones no se consideran coma. El mecanismo para el coma y el deterioro de la consciencia involucra la disfunción de ambos hemisferios cerebrales o del sistema activador reticular (también conocido como sistema activador ascendente). Las causas pueden ser estructurales o no estructurales (p. ej., trastornos tóxicos o metabólicos). El daño puede ser focal o difuso. El diagnóstico es clínico; la identificación de la causa requiere pruebas de laboratorio y neuroimágenes. El tratamiento es la estabilización inmediata y el manejo específico de la causa. Para el coma prolongado, el tratamiento coadyuvante incluye ejercicios pasivos en el rango de movimiento, alimentación enteral y medidas para evitar las úlceras por decúbito.
Las anomalías de la unión craneocervical son alteraciones congénitas o adquiridas del hueso occipital, el agujero occipital o las dos primeras vértebras cervicales que reducen el espacio disponible para la parte inferior del tronco del encéfalo y la médula cervical. Estos procesos pueden producir dolor de cuello, siringomielia; déficits cerebelosos, de los pares craneales inferiores y de la médula espinal e isquemia vertebrobasilar. El diagnóstico se establece mediante resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC). En general, el tratamiento consiste en su reducción, seguida de su estabilización mediante cirugía o un dispositivo externo.
El delirio (a veces denominado estado de confusión agudo) y la demencia son las causas más frecuentes de deterioro cognitivo, aunque los trastornos afectivos (p. ej., la depresión) también pueden interrumpir la cognición. El delirio y la demencia son trastornos separados pero a veces es difícil distinguirlos. En ambos existe una alteración cognitiva; sin embargo, lo siguiente ayuda a distinguirlos:
Las vainas de mielina cubren muchas fibras nerviosas en el sistema nervioso central y periférico; aceleran la transmisión axónica de los impulsos nerviosos. Los trastornos que afectan a esta sustancia interrumpen la transmisión neural; sus síntomas pueden reflejar la existencia de un déficit en cualquier parte del sistema nervioso.
La cefalea es el dolor en cualquier parte de la cabeza, incluido el cuero cabelludo, el rostro (incluida el área orbitotemporal) y el interior de la cabeza. La cefalea es una de las razones más frecuentes de consulta médica de los pacientes.
En la punción lumbar, se introduce una aguja en el espacio subaracnoideo lumbar para recoger el líquido cefalorraquídeo (LCR) y utilizarlo para realizar pruebas de laboratorio, medir la presión del LCR y, a veces, administrar agentes terapéuticos o intratecales.
Los tumores intracraneanos pueden afectar el encéfalo u otras estructuras (p. ej., nervios craneales, meninges). En general se desarrollan durante los primeros años de la vida adulta y la mediana edad pero pueden aparecer a cualquier edad, y cada vez son más frecuentes entre los ancianos. Los tumores encefálicos se observan en un 2% de las autopsias de rutina.
La meningitis es la inflamación de las meninges y el espacio subaracnoideo. Puede ser consecuencia de infecciones, otras enfermedades o reacciones a fármacos. La gravedad y la agudeza varían. Los hallazgos suelen incluir cefalea, fiebre y rigidez de nuca. El diagnóstico se realiza mediante el análisis del líquido cefalorraquídeo. El tratamiento incluye agentes antimicrobianos según estén indicados más medidas coadyuvantes.
El movimiento voluntario requiere la interacción compleja de los tractos corticoespinales (piramidales), los ganglios basales y el cerebelo (el centro para la coordinación motora) para asegurar un movimiento intencional suave sin contracciones musculares extrañas.
La disfunción de algunos nervios craneales puede afectar el ojo, la pupila, el nervio óptico o los músculos extraoculares y sus nervios; por lo tanto, pueden ser considerados trastornos de los nervios craneales o neurooftalmológicos.
Las neuronas generan y propagan potenciales de acción a lo largo de sus axones, y a continuación transmiten la señal correspondiente a través de una sinapsis mediante el neurotransmisor liberado, que desencadena una reacción en otra neurona o en una célula efectora (p. ej., células musculares, la mayoría de las células exocrinas y endocrinas). Los neurotransmisores permiten que las neuronas se comuniquen entre sí. Los neurotransmisores que se liberan se unen a los receptores de otra neurona. Las neuronas que liberan neurotransmisores se llaman neuronas presinápticas. Las neuronas que reciben señales de neurotransmisores se llaman neuronas postsinápticas. La señal puede estimular o inhibir a la célula receptora, dependiendo del neurotransmisor y el receptor involucrados. Otros factores, como fármacos y trastornos, afectan la comunicación entre las neuronas mediante la modulación de la producción y las acciones de los neurotransmisores, que incluyen
El sistema nervioso periférico se refiere a las partes de sistema nervioso que se ubican por fuera del encéfalo y la médula espinal. Incluye los nervios craneales y los nervios espinales desde su origen hasta su terminación. Las células del asta anterior, aunque técnicamente forman parte del sistema nervioso central, a veces son explicadas con el sistema nervioso periférico porque forman parte de la unidad motora.
Una crisis convulsiva es una descarga eléctrica anormal desordenada que sucede en el interior de la sustancia gris cortical cerebral e interrumpe transitoriamente la función encefálica normal. En los casos típicos, una crisis produce una alteración de la consciencia, sensaciones anormales, movimientos involuntarios focales o convulsiones (la contracción involuntaria violenta y difusa de los músculos voluntarios). El diagnóstico puede ser clínico y se basa en los resultados de neuroimágenes, pruebas de laboratorio y electroencefalografía (EEG) solicitados debido a convulsiones de reciente aparición o en los niveles de fármacos antiepilépticos (anticonvulsivos) para los trastornos convulsivos previamente diagnosticados. El tratamiento incluye la eliminación de la causa si es posible, fármacos antiepilépticos y cirugía (si los fármacos son ineficaces).
Casi el 50% de todas las personas en los Estados Unidos informan problemas relacionados con el sueño. El sueño alterado puede producir trastornos emocionales, dificultades con la memoria, escasas habilidades motoras, disminución de la eficiencia laboral y mayor riesgo de accidentes de tránsito. Incluso puede contribuir a los trastornos cardiovasculares y la mortalidad.
Los trastornos de la médula espinal pueden producir una discapacidad neurológica permanente. Para algunos pacientes, esta discapacidad puede evitarse o minimizarse si la evaluación y el tratamiento son rápidos.
Los accidentes cerebrovasculares forman un grupo heterogéneo de trastornos que involucran la interrupción focal y repentina del flujo sanguíneo cerebral que produce un déficit neurológico. Los accidentes cerebrovasculares pueden ser