Generalidades sobre los efectos de la luz solar

PorJulia Benedetti, MD, Harvard Medical School
Revisado/Modificado dic. 2021
Vista para pacientes

La piel puede responder a la luz solar con cambios crónicos (p. ej., dermatoheliosis [fotoenvejecimiento], queratosis actínica), o agudos (p. ej., fotosensibilidad o quemaduras solares).

Radiación ultravioleta (UV)

El sol emite una amplia gama de radiación electromagnética. La mayoría de los efectos dermatológicos de la luz solar son causados por la radiación UV, que se divide en 3 bandas UVA, (320 a 400 nm), UVB, (280 y 320 nm), y UVC (100 a 280 nm). Debido a que la atmósfera filtra la radiación, solamente los rayos UVA y UVB llegan a la superficie de la tierra. El carácter y la cantidad de rayos que producen quemaduras solares (principalmente longitudes de onda < 320 nm) que llegan a la superficie de la tierra varían mucho con los siguientes factores:

  • Las condiciones atmosféricas y de superficie

  • Latitud

  • Temporada

  • Hora del día

  • Altitud

  • Capa de ozono

La exposición de la piel a los rayos solares también depende de múltiples factores del estilo de vida (p. ej., la ropa, la ocupación, las actividades recreativas).

Los rayos solares productores de quemaduras son filtrados por el vidrio y en gran medida por las nubes pesadas, el humo, y el smog; sin embargo, pueden pasar a través de las nubes livianas, la niebla, o 30 cm de agua clara, y pueden producir quemaduras graves. La nieve, la arena y el agua aumentan la exposición debido a la reflexión de los rayos. La exposición se incrementa a bajas latitudes (más cerca del ecuador), en el verano, y durante el mediodía (10 de la mañana a 4 de la tarde) porque la luz solar pasa a través de la atmósfera más directamente (es decir, a un ángulo menor) en estos casos. La exposición también se incrementa a altas altitudes debido a que la atmósfera es más delgada. El ozono de la estratósfera, que filtra los rayos UV, en particular de menor longitud de onda, está disminuyendo debido a los clorofluorocarbonos fabricados por el hombre (p. ej., en refrigerantes y aerosoles). Una disminución de la capa de ozono aumenta la cantidad de rayos UVA y UVB que alcanzan la superficie de la tierra.

Las lámparas solares artificiales utilizadas para broncearse emplean luz artificial que presentan más UVA que UVB. Suele decirse que este uso de los UVA es una forma "segura" de broncearse; sin embargo, produce los mismos efectos negativos en el largo plazo que la exposición a los rayos UVB, como el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel. La luz ultravioleta emitida por las camas de bronceado ha sido clasificada como un carcinógeno humano, y se ha demostrado que el bronceado artificial aumenta el riesgo de melanoma. Es muy sencillo: no existe el "bronceado seguro".

Fisiopatología

Los efectos adversos de la exposición UV incluyen quemadura solar aguda y varios cambios crónicos. Los cambios crónicos incluyen engrosamiento de la piel, arrugas, y ciertas lesiones como la queratosis actínica y cáncer. La exposición también lleva a la inactivación y pérdida de células epidérmicas de Langerhans, que son una parte importante del sistema inmunitario de la piel.

Como respuesta a la exposición a la luz solar, se produce un engrosamiento de la epidermis y los melanocitos producen mayor cantidad de un pigmento llamado melanina, responsable de lo que en general llamamos "bronceado". El bronceado brinda cierta protección natural contra la radiación UV, pero no tiene otros beneficios para la salud.

La sensibilidad y la respuesta a la luz solar son muy diferentes en cada persona debido en especial a la cantidad de melanina que cada individuo tiene en la piel. La piel se clasifica en 6 tipos (I al VI) en orden decreciente en cuanto a la sensibilidad al daño solar. La clasificación se basa en variables interrelacionadas como el color de la piel, la sensibilidad a los rayos UV y la respuesta a la exposición solar (véase tabla Clasificación del tipo de piel de Fitzpatrick). La piel de tipo I es blanca a ligeramente pigmentada, muy sensible a la luz UV, no tiene oscurecimiento pigmentario inmediato, siempre se quema con facilidad y nunca se broncea. La piel de tipo VI es de color marrón oscuro o negro, está más protegida de la luz UV, y es de un color oscuro, negro-marrón incluso sin exposición al sol. Sin embargo, las personas de piel oscura no son inmunes a los efectos del sol y la piel de pigmentación oscura puede sufrir quemaduras o lesiones con la exposición fuerte o prolongada al sol. Los efectos a largo pazo de la exposición a los rayos UV en personas de piel oscura son los mismos que en las de piel clara, aunque suelen ser más tardíos y menos graves porque la melanina que contienen en la piel les brinda protección contra los rayos UV.

Las personas con cabello rubio o rojo son especialmente susceptibles a los efectos agudos y crónicos de la radiación UV. En muchas personas de cabello claro se produce una activación desigual de los melanocitos, y el resultado es la aparición de pecas.

Las personas con albinismo no tienen pigmentación en la piel debido a un defecto en el metabolismo de la melanina. En los individuos con vitíligo, se observan pérdida de la pigmentación en parches debido a la destrucción inmunitaria de los melanocitos. Estos y cualquier otro grupo de personas que no pueden producir melanina a un ritmo rápido y completo son especialmente susceptibles a los daños del sol.

Tabla

Prevención

Evitar el sol, vestir ropa protectora, y aplicar protector solar, para ayudar a minimizar la exposición UV. Dos suplementos orales—Polypodium leucotomos y nicotinamida—también pueden proporcionar protección.

Evitar el sol

Algunas precauciones sencillas ayudan a prevenir el daño solar y los efectos crónicos de la luz solar. Estas precauciones deben observarlas todas las personas, cualquiera que sea el tipo de piel, sobre todo aquellas con piel clara y que se queman con facilidad. Se debe minimizar la exposición a la luz solar del mediodía y otros ámbitos con alta radiación UV ( ver Radiación ultravioleta (UV)) (30 minutos o menos), aun para las personas con piel oscura. En las regiones de clima templado, la intensidad de los rayos UV es menor antes de las 10 de la mañana y después de las 4 de la tarde debido a que se filtran la mayoría de las longitudes de onda que producen daño. La niebla y las nubes no disminuyen el riesgo en forma significativa, y a altas altitudes y bajas latitudes (p. ej., en el ecuador), el riesgo aumenta.

Aunque la exposición al sol ayuda a generar vitamina D, muchos expertos recomiendan mantener niveles adecuados de vitamina D consumiendo suplementos si es necesario más que por la mayor exposición intencional al sol.

Vestimenta protectora

La exposición de la piel a la radiación UV puede minimizarse mediante el uso de cubiertas protectoras tales como sombreros, camisas, pantalones, y gafas de sol. Las prendas con tejidos compactos bloquean mejor el sol que aquellas con tejidos más sueltos. Hay ropas especiales que vienen con protección solar disponibles en el mercado. Este tipo de ropa se marca con factor de protección ultravioleta (UPF) seguido de un número que indica el nivel de protección (similar al etiquetado del protector solar). Los sombreros de ala ancha ayudan a proteger la cara, las orejas y el cuello, pero estas áreas necesitan protección adicional con un protector solar tópico. El uso regular de gafas de sol con filtro UV y protección lateral ayuda a proteger los ojos y los párpados.

Protectores solares

Los protectores solares ayudan a proteger la piel de quemaduras solares y del daño crónico producido por el sol, pues absorben o reflejan los rayos UV. Los protectores solares antiguos filtraban sólo radiación UVB, pero la mayoría de los filtros más nuevos de "amplio espectro" filtran en la actualidad la radiación UVA y se clasifican como de "amplio espectro". En los Estados Unidos, la FDA (Food and Drug Administration) clasifica los protectores solares según el factor de protección solar (FPS): cuanto más alto es el número, mayor es la protección que ofrece. El FPS sólo cuantifica la protección contra la exposición a los rayos UVB; no hay una escala en los Estados Unidos para la protección contra rayos UVA. Se debe usar protector solar de amplio espectro con una calificación de FPS de 30 o superior.

Los protectores solares están disponibles en una amplia gama de formulaciones, como cremas, geles, espumas, aerosoles, polvos y barras. Los ingredientes del protector solar actúan mediante la absorción y/o rla reflexión de la luz. Los productos de autobronceado no protegen frente a la exposición a los rayos UV.

Los protectores solares químicos incluyen ingredientes que absorben la radiación UV. Los cinamatos, los salicilatos y los derivados del ácido paraaminobenzoico (PABA) brindan protección UVB. Benzofenonas se utilizan comúnmente para proporcionar protección contra la radiación UVB y UVA de onda corta. Avobenzona y ecamsula filtran en el rango UVA y se pueden añadir para proporcionar una mayor protección UVA.

El bloqueo físico (filtros solares minerales) refleja o dispersa la luz y contiene los ingredientes óxido de cinc y dióxido de titanio, que reflejan físicamente los rayos UVB y UVA. Aunque las formulaciones de estos productos eran previamente muy blancas y pastosas cuando se aplicaban, la micronización y la nanotecnología han permitido crear una capa más transparente y en forma simultánea proporcionar protección de amplio espectro.

Se cree que todos los ingredientes químicos del protector solar se absorben en cierto grado en la circulación sistémica. Aunque la mayoría de los ingredientes tienen efectos adversos mínimos, algunos se asocian con un riesgo potencial, y otros están siendo investigados actualmente. Para las personas preocupadas por la absorción sistémica, pueden preferirse los protectores solares minerales que no han sido micronizados, porque sus moléculas son demasiado grandes para ser absorbidas por la piel.

La ineficiencia de los protectores solares es frecuente y suele ser resultado de la aplicación insuficiente del producto, la aplicación tardía (los protectores solares deben aplicarse 30 munutos antes de la exposición), la falta de reaplicación luego de nadar o sudar, o la falta de aplicación cada 2 a 3 horas durante la exposición al sol.

Pueden producirse reacciones alérgicas o fotoalérgicas con protectores solares que contienen filtros químicos y deben distinguirse de otras erupciones cutáneas por fotosensibilidad. Pueden ser necesarias pruebas con parches o fotoparches con componentes de los protectores solares para llegar al diagnóstico. Estas pruebas las realizan los dermatólogos con experiencia en dermatitis de contacto alérgicas.

Suplementos protectores

Polypodium leucotomos (un extracto de helecho tropical natural; 1) y la nicotinamida son dos suplementos orales que proporcionan cierta protección contra los efectos nocivos de la luz solar, pero no deben considerarse un reemplazo de otros métodos de protección solar. Se debe tener precaución con las dosis más altas de nicotinamida, ya que pueden causar daño hepático y elevar los niveles de glucosa en sangre.

Referencia de la prevención

  1. 1. Nestor MS, Berman B, Swenson N: Safety and efficacy of oral Polypodium leucotomos extract in healthy adult subjects.J Clin Aesthet Dermatol 8(2):19–23, 2015. PMID: 25741399

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