Generalidades sobre las enfermedades pulmonares medioambientales

PorAbigail R. Lara, MD, University of Colorado
Revisado/Modificado may. 2020
Vista para pacientes

Las enfermedades pulmonares medioambientales se deben a la inhalación de polvos, alérgenos, productos químicos, gases o contaminantes medioambientales. Los pulmones están continuamente expuestos al ambiente externo y son susceptibles a una serie de desafíos medioambientales. Los procesos patológicos pueden afectar a cualquier parte de los pulmones, incluidas las

La exposición por inhalación ambiental se conoce desde hace mucho tiempo por ser un factor de riesgo para el asma (véase Asma ocupacional), pero también es cada vez más reconocida como una de las causas de Enfermedad pulmonar obstructiva crónica en no fumadores. La Sociedad Estadounidense del Tórax (American Thoracic Society) estima que la fracción atribuible a la población de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica relacionada con las exposiciones ocupacionales y ambientales es de alrededor del 20% (es decir, la incidencia y la mortalidad de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica se reducirían en un 20% si las exposiciones ambientales descendieran a cero).

Los médicos deben hacer una anamnesis ocupacional y ambiental en todos los pacientes, preguntando específicamente sobre la exposición pasada y actual a los vapores, gases, polvo, humos y/o emanaciones de biomasa (es decir, a partir de la quema de madera, desechos animales, los cultivos). Cualquier respuesta positiva es seguida por preguntas más detalladas.

Prevención de la enfermedad pulmonar ambiental

La prevención de las enfermedades pulmonares ocupacionales y medioambientales se centra en reducir la exposición (prevención primaria). La exposición puede ser limitada por el uso de

  • Controles administrativos (p. ej., limitar el número de personas expuestas a condiciones peligrosas)

  • Controles de ingeniería (p. ej., gabinetes, sistemas de ventilación, procedimientos seguros de limpieza)

  • Sustitución de productos (p. ej., empleo de materiales más seguros y menos tóxicos)

  • Dispositivos de protección respiratoria (p. ej., respiradores, mascarillas para polvos, máscaras de gas)

Muchos médicos asumen erróneamente que un paciente que ha utilizado un respirador u otro dispositivo de protección respiratoria ha estado bien protegido. Aunque los respiradores ofrecen un grado de protección, sobre todo cuando se provee aire fresco por un tanque o una manguera de aire, el beneficio es limitado y varía de persona a persona.

Al recomendar el uso de un respirador, los médicos deben considerar varios factores. Los trabajadores con enfermedades cardiovasculares pueden ser incapaces de realizar tareas que requieren un trabajo extenuante si deben usar un aparato de respiración autónomo (tanque). Los respiradores que son ajustados y que requieren que el usuario extraiga el aire a través de los cartuchos de filtro pueden aumentar el trabajo respiratorio, que puede ser especialmente difícil para los pacientes con asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o enfermedades pulmonares intersticiales.

Cuando se recomienda un respirador, los pacientes deben someterse a ajustes anuales de la máscara respiratoria para garantizar una adaptación adecuada.

La vigilancia médica es una forma de prevención secundaria. A los trabajadores se les pueden ofrecer pruebas médicas que identifiquen los trastornos en sus estadios tempranos cuando el tratamiento puede ayudar a reducir las consecuencias a largo plazo.

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