Tuberculosis perinatal

PorAnnabelle de St. Maurice, MD, MPH, UCLA, David Geffen School of Medicine
Reviewed ByBrenda L. Tesini, MD, University of Rochester School of Medicine and Dentistry
Revisado/Modificado Modificado abr 2025
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Vista para pacientes

La tuberculosis puede contagiarse durante el período perinatal. Los signos y síntomas son inespecíficos. El diagnóstico se realiza por cultivo y, en ocasiones, por radiografías y biopsia. El tratamiento consiste en isoniacida y otros fármacos antituberculosos.

(Véase también Tuberculosis en adultos y Generalidades sobre las infecciones neonatales).

Los recién nacidos pueden adquirir tuberculosis por los siguientes medios:

  • Transmisión transplacentaria a través de la vena umbilical al hígado del feto

  • Aspiración o ingestión de líquido amniótico infectado

  • Inoculación por vía aérea procedente de contactos cercanos (familiares o personal de la sala de recién nacidos)

Los niños menores de 5 años tienen mayor riesgo de desarrollar TB activa después de la exposición, particularmente si no se administra quimioterapia.

Si se confirma infección por TB en madres o recién nacidos, se debe notificar a los expertos de salud pública locales para ayudar con el rastreo de contactos y las recomendaciones de aislamiento.

Signos y síntomas de la tuberculosis perinatal

La presentación clínica de la tuberculosis neonatal es inespecífica, pero suele caracterizarse por compromiso de múltiples órganos y puede manifestarse como sepsis neonatal.

El recién nacido puede tener aspecto de sufrir una enfermedad aguda o crónica y puede presentar fiebre, letargo, dificultad respiratoria o neumonía que no responde, hepatoesplenomegalia o aumento del peso y del crecimiento insuficientes (anteriormente denominado retraso del crecimiento o fallo de medro).

Diagnóstico de la tuberculosis perinatal

  • Cultivo y pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT por sus siglas en inglés) de aspirado traqueal, lavados gástricos, orina y líquido cefalorraquídeo (LCR)

  • Radiografía de tórax

  • En ocasiones, pruebas o biopsia cutáneas

A todos los recién nacidos con sospecha de tuberculosis congénita y a los hijos de madres con tuberculosis activa se les deben realizar radiografías de tórax y cultivos y pruebas de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT, por sus siglas en inglés ), cuando estén disponibles, de aspirados traqueales, lavados gástricos y orina en busca de bacilos acidorresistentes; debe realizarse una punción lumbar para medir recuentos celulares, glucosa y proteínas, así como para obtener líquido cefalorraquídeo para cultivo y NAAT. La placenta debe ser examinada y cultivada también.

Las pruebas cutáneas no son muy sensibles, en particular al principio, pero deben realizarse.

Puede requerirse biopsia de hígado, ganglios linfáticos, pulmones o pleura para confirmar el diagnóstico en lactantes con sospecha de TB activa.

Las heces también se pueden analizar con NAAT si se procesan según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (1).

Se debe realizar una prueba de VIH al recién nacido.

Los ensayos de liberación de interferón gamma específicos para la tuberculosis, que son útiles en adultos, no están aprobados para su uso en lactantes debido a su baja sensibilidad.

Los recién nacidos con buen estado general cuyas madres tienen una prueba cutánea positiva pero una radiografía de tórax negativa y sin evidencia de enfermedad activa deben ser seguidos de cerca, y deben evaluarse todos los miembros de la familia. Si no hay exposición a un caso de tuberculosis activa, el recién nacido no requiere tratamiento ni estudios complementarios. Si se detecta una exposición importante a un caso de tuberculosis activa en el medio del recién nacido después del nacimiento, debe buscarse la tuberculosis según se describió antes.

Perlas y errores

  • Las pruebas cutáneas no son extremadamente sensibles para la tuberculosis perinatal, especialmente al principio, pero deben realizarse.

Referencia del diagnóstico

  1. 1. World Health Organization (WHO): Practical manual of processing stool samples for diagnosis of childhood TB. 2022. Accessed January 13, 2025.

Tratamiento de la tuberculosis perinatal

  • Isoniacida en caso de prueba cutánea positiva o exposición de alto riesgo

  • Agregado de otros fármacos (p. ej., rifampicina, etambutol, etionamida, pirazinamida, un aminoglucósido) si hay tuberculosis

El tratamiento depende de si hay una enfermedad tuberculosa activa o solo una prueba cutánea positiva (en la madre, el recién nacido o ambos) que indica infección sin enfermedad.

Embarazadas con una prueba de tuberculina positiva

Para pacientes embarazadas, si se excluye enfermedad activa, el tratamiento puede diferirse hasta 2 a 3 meses posparto, porque la hepatotoxicidad de la INH aumenta durante el embarazo (1). Sin embargo, si la embarazada corre un riesgo elevado de progresión a infección activa o ha tenido contacto reciente con una persona con tuberculosis contagiosa (en cuyo caso el beneficio supera al riesgo), el tratamiento se administra sin demora. La duración del tratamiento varía de 3 a 9 meses dependiendo del régimen utilizado. Las mujeres embarazadas y lactantes que reciben INH (isoniacida) también deben recibir piridoxina.

Embarazadas con tuberculosis activa

El régimen de tratamiento oral recomendado en Estados Unidos consiste en INH (isoniacida), etambutol y rifampicina durante 9 meses (1). Todas las pacientes embarazadas y lactantes que reciben INH (isoniacida) también deben recibir piridoxina. Si el microorganismo es resistente a los fármacos, debe solicitarse una consulta sobre enfermedades infecciosas y puede ser necesario extender el tratamiento a 18 meses.

La administración de INH, etambutol y rifampicina en las dosis recomendadas durante el embarazo no ha mostrado ser teratógena para el feto humano (2). La estreptomicina es potencialmente ototóxica para el feto en desarrollo y no debe usarse en las primeras etapas del embarazo. De ser posible, deben evitarse otros fármacos antituberculosos debido a su teratogenicidad (p. ej., etionamida) o a la falta de experiencia clínica (p. ej., pirazinamida) durante el embarazo.

La lactancia materna en pacientes que reciben tratamiento para TB y no son infecciosos no está contraindicada.

Deben notificarse los casos de tuberculosis activa al departamento de salud local. Es preciso investigar VIH en las pacientes embarazadas con tuberculosis activa.

Recién nacidos con una prueba de tuberculina positiva

Si no hay evidencia clínica, de laboratorio o radiográfica de enfermedad activa, los neonatos deben recibir isoniacida preferiblemente durante 9 meses y deben ser monitorizados estrechamente. Los recién nacidos alimentados exclusivamente con leche materna deben recibir piridoxina. El tratamiento debe modificarse si se sospecha tuberculosis resistente.

Recién nacidos asintomáticos cuyas madres o contactos cercanos tienen tuberculosis activa

El recién nacido es evaluado para tuberculosis congénita como se indicó previamente y por lo general se lo separa de la madre solo hasta haber iniciado el tratamiento eficaz de ambos. Si se excluye la tuberculosis congénita y una vez que el recién nacido está recibiendo INH, ya no es necesaria la separación, a menos que la madre (o un contacto familiar) presente microorganismos resistentes a múltiples fármacos o que no cumplan bien con el tratamiento (por ejemplo, no usar barbijo en caso de tuberculosis activa) y no sea posible el tratamiento con observación directa. Debe investigarse a los contactos familiares para detectar tuberculosis no diagnosticada antes de que el recién nacido llegue al hogar.

Si puede garantizarse de manera razonable el cumplimiento y la familia no es infecciosa (es decir, la madre está siendo tratada y no hay otros riesgos de transmisión), el recién nacido comienza un esquema de INH (isoniacida) o rifampicina y es enviado a su hogar en el momento habitual. Los lactantes alimentados exclusivamente con leche materna deben recibir piridoxina si se les administra isoniacida.

Deben efectuarse pruebas cutáneas a los 3-4 meses de edad. Si la prueba cutánea es negativa y el contacto infeccioso inicial se ha adherido al tratamiento y tiene una respuesta positiva, se suspende la isoniacida o la rifampicina. Si la prueba cutánea es positiva, se realiza radiografía de tórax y cultivos para bacilos ácido-alcohol resistentes, como ya se describió. Si se excluye enfermedad activa, el tratamiento con INH se continúa por un total de 9 meses o con rifampicina por un total de 4 meses. Si los cultivos se positivizan para tuberculosis en cualquier momento, debe tratarse al recién nacido por enfermedad tuberculosa activa.

Recién nacidos con tuberculosis activa

El pronóstico para los lactantes con tuberculosis congénita es malo. El tratamiento incluye INH, rifampicina, pirazinamida y etambutol. Este esquema debe modificarse según esté indicado en función de los resultados de las pruebas de resistencia.

En la tuberculosis contagiada después del nacimiento, el esquema sugerido consiste en tratamiento 1 vez al día con INH, rifampicina, pirazinamida y etambutol por vía oral. Si se sospecha meningitis o resistencia a medicamentos, el tratamiento debe incluir agentes alternativos. Cuando el sistema nervioso central (SNC) está comprometido, la terapia inicial también incluye corticoesteroides. Asimismo, es posible considerar corticosteroides en lactantes y niños con enfermedad miliar grave, derrames pleurales o pericárdicos, enfermedad endobronquial o tuberculosis abdominal.

En lactantes y niños, la tuberculosis no congénita ni diseminada, que no compromete el sistema nervioso central, los huesos o las articulaciones, y debida a microorganismos farmacosensibles, puede tratarse eficazmente con un curso de tratamiento de 6 a 9 meses (total). Se debe evaluar la sensibilidad a fármacos de los microorganismos recuperados del niño o de la madre. Hay que monitorizar frecuentemente los síntomas hemáticos, hepáticos y óticos para determinar la respuesta al tratamiento y la toxicidad farmacológica. Por lo general, no se requieren análisis de laboratorio frecuentes.

Se recurre al tratamiento con observación directa siempre que sea posible para mejorar el cumplimiento y el éxito del tratamiento. Muchos fármacos antituberculosos no se presentan en dosis pediátricas. Cuando es posible, personal experimentado debe administrar estos fármacos a los niños.

Referencias del tratamiento

  1. 1. Centers for Disease Control and Prevention (CDC): Treatment for TB During Pregnancy. Accessed January 13, 2025.

Prevención de la tuberculosis perinatal

La vacunación con BCG es recomendada por la Organización Mundial de la Salud para recién nacidos en áreas con altas tasas de tuberculosis y lepra y en otros con alto riesgo de exposición (1).

Referencia de la prevención

  1. 1. World Health Organization. BCG vaccine: WHO position paper, February 2018 - Recommendations. Vaccine. 2018;36(24):3408-3410. doi:10.1016/j.vaccine.2018.03.009

Conceptos clave

  • La tuberculosis puede ser adquirida por vía transplacentaria, a través de la aspiración de líquido amniótico infectado, o por transmisión respiratoria después del nacimiento.

  • Las manifestaciones clínicas de la tuberculosis neonatal son inespecíficas, pero suele afectar múltiples órganos (incluyendo los pulmones, el hígado y/o el sistema nervioso central).

  • Realizar radiografía de tórax y cultivo para tuberculosis de aspirado traqueal, lavados gástricos, orina y líquido cefalorraquídeo.

  • Administrar INH (isoniacida) en caso de prueba cutánea positiva o exposición de alto riesgo.

  • Agregar otros fármacos (p. ej., rifampicina, etambutol, pirazinamida, etionamida, un aminoglucósido) si hay tuberculosis activa.

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