La paracoccidioidomicosis es una micosis progresiva de los pulmones, la piel, las mucosas, los ganglios linfáticos y los órganos internos causada por el Paracoccidioides brasiliensis. Los síntomas incluyen úlceras cutáneas, adenitis y dolor debido al compromiso de los órganos abdominales. El diagnóstico es clínico y microscópico y se confirma con cultivo. El tratamiento se realiza con azoles (p. ej., itraconazol), anfotericina B o sulfamidas.
(Véase también Generalidades sobre las micosis).
La paracoccidioidomicosis solo se desarrollan en áreas localizadas de América del Sur y Central, con mayor frecuencia en hombres de entre 20 y 50 años, en especial en agricultores del café que viven en Colombia, Venezuela y Brasil.
Si bien se considera una infección oportunista relativamente infrecuente, la paracoccidioidomicosis a veces ocurre en pacientes inmunodeficientes, aunque solo de manera infrecuente en pacientes con sida.
Los reservorios ambientales específicos del Paracoccidioides brasiliensis todavía no se definieron, pero se cree que habita en el suelo en forma de moho y que la infección se transmite por la inhalación de conidios (esporas producidos por la forma de micelio del hongo). Los conidios se convierten en levaduras invasoras en los pulmones y se pueden diseminar a otros sitios a través de la sangre y los vasos linfáticos.
Signos y síntomas de la paracoccidioidomicosis
La mayoría de las personas que inhalan conidios de P. brasiliensis desarrolla una infección pulmonar asintomática. En caso de manifestarse, la enfermedad se presenta como una neumonía aguda, que puede resolverse espontáneamente. Las infecciones con manifestaciones clínicas pueden cronificarse y avanzar, pero no suelen ser fatales. Se identificaron 3 patrones:
Mucocutáneo: infecciones que comprometen con mayor frecuencia la cara, en especial la unión mucocutánea de la nariz y la boca. Las levaduras suelen identificarse dentro de lesiones puntiformes que se encuentran en las bases granulares de úlceras que se expanden lentamente. Los ganglios linfáticos regionales pueden aumentar de tamaño, necrosarse y eliminar material necrótico a través de la piel.
Linfático: los ganglios linfáticos cervicales, supraclaviculares o axilares aumentan de tamaño, pero son indoloros.
Visceral: las lesiones localizadas típicas provocan hepatomegalia, esplenomegalia y adenomegalias abdominales, lo que en ocasiones provoca dolor abdominal.
Las infecciones pueden ser mixtas y mostrar los 3 patrones.
La paracoccidioidomicosis puede manifestarse como
Forma aguda/subaguda que generalmente afecta a pacientes < 30 años y se manifiesta como una enfermedad diseminada (que afecta los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo y la médula ósea)
Una forma adulta provocada por reactivación y que puede causar enfermedad pulmonar crónica con fibrosis pulmonar, enfisema y bullas
La infección por Paracoccidioides brasiliensis se evidencia en la clínica con úlceras mucocutáneas, especialmente alrededor de la nariz (arriba) y la boca, incluyendo la lengua, la faringe y las encías (imagen inferior).
Images courtesy of www.doctorfungus.org © 2005.
En la infección por Paracoccidioides brasiliensis, los ganglios linfáticos regionales pueden necrosarse.
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La persona en esta fotografía tiene compromiso facial y auricular izquierdo. Esta fotografía muestra dos placas verrugosas grises sobre una base eritematosa, nódulos eritematosos y parches violáceos.
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Diagnóstico de la paracoccidioidomicosis
Cultivo, histopatología o ambos
Los hallazgos sugieren el diagnóstico de paracoccidioidomicosis.
El cultivo permite confirmarlo, aunque la observación de levaduras grandes (con frecuencia > 15 micrómetros) con gemación múltiple característica (timón de barco) representa una evidencia presuntiva que sugiere firmemente la infección.
Debido a que el cultivo de P. brasiliensis puede suponer un riesgo biológico grave para el personal del laboratorio, este debe ser notificado del diagnóstico sospechado.
Tratamiento de la paracoccidioidomicosis
Itraconazol
(Véase también Medicamentos antimicóticos).
Los azoles son muy eficaces. El itraconazol por vía oral suele considerarse el fármaco de elección, sobre todo porque es más económico que los demás azoles disponibles en las áreas endémicas.
La anfotericina B por vía intravenosa también puede eliminar la infección y se emplea con frecuencia en los casos muy graves.
Las sulfamidas, que se indican ampliamente en algunos países debido a su bajo costo, pueden inhibir la proliferación de Paracoccidioides y revertir las lesiones, pero no curan la enfermedad y deben administrarse durante hasta 5 años.