Pericarditis crónica

PorBrian D. Hoit, MD, Case Western Reserve University School of Medicine
Revisado/Modificado jul. 2022 | Modificado sep. 2022
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La pericarditis crónica es una inflamación del pericardio (el saco flexible con dos capas que envuelve el corazón) que se inicia de forma gradual, es de larga duración y da lugar a una acumulación de líquido en la cavidad pericárdica o a un engrosamiento del pericardio.

  • Los síntomas pueden ser dificultad respiratoria, tos y fatiga.

  • El diagnóstico se confirma con una ecocardiografía y, en ocasiones, con otras pruebas.

  • Si se conoce la causa, se trata esta; en caso contrario, se recomiendan restricción de sodio en la dieta e ingesta de diuréticos para aliviar los síntomas.

  • En algunas ocasiones, es necesario extirpar el pericardio mediante intervención quirúrgica.

(Véase también Introducción a la enfermedad pericárdica y Pericarditis aguda.)

Una pericarditis se considera crónica si dura más de seis meses. Existen dos tipos principales de pericarditis crónica.

  • Pericarditis efusiva crónica

  • Pericarditis constrictiva crónica

En la pericarditis exudativa crónica, el líquido se acumula lentamente en la cavidad pericárdica, entre las dos capas del pericardio.

La pericarditis constrictiva crónica, que es poco frecuente, aparece cuando se forma tejido cicatricial (fibroso) por todo el pericardio. Con el paso de los años el tejido fibroso tiende a contraerse, de manera que oprime el corazón. Esta presión evita que el corazón se llene normalmente y causa una forma de insuficiencia cardíaca. Sin embargo, debido a esta compresión, el corazón no se dilata como sucede en casi todos los tipos de insuficiencia cardíaca. Dado que se requiere una mayor presión para llenar el corazón comprimido, aumenta también la presión en las venas que llevan la sangre al corazón. Como consecuencia del aumento de la presión venosa, se escapa líquido de las venas, que se acumula en otras partes del cuerpo, como por ejemplo debajo de la piel. Ocasionalmente, la pericarditis constrictiva se produce más rápidamente (por ejemplo, en pocas semanas después de una cirugía cardíaca) y se considera subaguda.

Causas de la pericarditis crónica

Por lo general, se desconoce la causa de la pericarditis exudativa crónica. Sin embargo, algunas posibles causas son el cáncer, la tuberculosis, o la baja actividad de la glándula tiroidea (hipotiroidismo); y en algunas ocasiones aparece en personas con enfermedad renal crónica.

Igualmente, tampoco suele conocerse la causa de la pericarditis constrictiva crónica. Las causas conocidas más frecuentes son las infecciones víricas, la radioterapia para el tratamiento del cáncer de mama o del linfoma pectoral y la cirugía cardíaca. La pericarditis constrictiva crónica también puede ser consecuencia de cualquier afección que produzca pericarditis aguda, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico (lupus), una lesión previa o una infección bacteriana.

Tiempo atrás, la tubertuberculosis culosis era la causa más frecuente de pericarditis crónica en los países desarrollados, pero en la actualidad es responsable de tan solo el 2% de los casos. En cambio, en otros lugares, como África e India, la tuberculosis es la causa más frecuente de todas las formas de pericarditis.

Síntomas de la pericarditis crónica

Los síntomas son

  • Dificultad respiratoria

  • Tos

  • Fatiga

La disnea y la tos aparecen porque la presión elevada en las venas pulmonares hace que el líquido pase al interior de los alvéolos.

La fatiga es consecuencia de que el pericardio afectado interfiera en la función de bombeo del corazón, de modo que este no puede bombear la cantidad de sangre suficiente para satisfacer las necesidades del organismo.

Otros síntomas frecuentes son la acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) y en las piernas (edema). A veces, el líquido se acumula en el espacio que se encuentra entre las dos capas de la pleura, las membranas que recubren los pulmones (esta afección se denomina derrame pleural). La pericarditis crónica no suele causar dolor.

A veces la inflamación ocurre sin síntomas.

La pericarditis exudativa crónica causa pocos síntomas si el líquido se acumula lentamente. Cuando el líquido se acumula lentamente, el pericardio puede estirarse gradualmente, de modo que es posible que los síntomas causados por una fuerte presión sobre el corazón (taponamiento cardíaco) no lleguen a desarrollarse. No obstante, si el líquido se acumula con rapidez, o si el pericardio no puede estirarse lo suficiente, el corazón puede comprimirse y puede darse un taponamiento cardíaco.

Diagnóstico de pericarditis crónica

  • Ecocardiografía

  • A veces, cateterismo cardíaco o pruebas de diagnóstico por la imagen mediante RMN o TC

Los síntomas son fundamentales para detectar la presencia de pericarditis crónica, sobre todo, cuando no existe otra razón que explique la ralentización del funcionamiento cardíaco (como hipertensión arterial, arteriopatía coronaria, miocardiopatía o valvulopatía).

A menudo se solicita una ecocardiografía. que permite detectar la cantidad de líquido presente en la cavidad pericárdica y la formación de tejido fibroso alrededor del corazón. También puede confirmar la presencia de taponamiento cardíaco y sugerir la presencia de pericarditis constrictiva.

La radiografía de tórax permite identificar depósitos de calcio en el pericardio. Estos depósitos se observan en casi la mitad de los casos de pericarditis constrictiva crónica.

El diagnóstico puede confirmarse de dos maneras

  • Cateterismo cardíaco

  • Pruebas de diagnóstico por la imagen

El cateterismo cardíaco se utiliza para medir la presión de la sangre en las cavidades del corazón y en los vasos sanguíneos principales. Estas medidas pueden diferenciar la pericarditis crónica de otros trastornos similares.

Se puede utilizar la resonancia magnética nuclear (RMN) o la tomografía computarizada (TC) para determinar el grosor del pericardio. En condiciones normales, el grosor del pericardio es inferior a 3 mm, pero en la pericarditis constrictiva crónica suele ser de unos 5 mm o más.

La biopsia ayuda a determinar la causa de la pericarditis crónica, por ejemplo, la tuberculosis. Esta consiste en una intervención quirúrgica exploratoria en la que se obtiene una pequeña muestra del pericardio para su examen al microscopio. Pero también se puede obtener una muestra insertando un pericardioscopio (un tubo de fibra óptica a través del cual se observa el pericardio y se extraen muestras de tejido) a través de una incisión en el tórax.

También se puede determinar la causa de la pericarditis analizando muestras de sangre y de líquido del pericardio.

¿Sabías que...?

  • Si fuese necesario, las personas podrían vivir sin pericardio, pero la intervención quirúrgica para extirparlo conlleva ciertos riesgos.

Tratamiento de la pericarditis crónica

  • Tratamiento del trastorno subyacente

  • A veces, la eliminación del líquido pericárdico o del pericardio

  • En la pericarditis constrictiva crónica, restricción de sodio en la dieta y diuréticos para aliviar los síntomas

En la medida de lo posible, se deben tratar las causas conocidas de la pericarditis exudativa crónica. Si la función cardíaca es normal, se adopta una actitud expectante, es decir, de observación.

Si el trastorno causa síntomas o si se sospecha una infección, se puede realizar una periocardiotomía con balón, un drenaje con aguja (pericardiocentesis) o un drenaje quirúrgico.

Pericarditis constrictiva crónica

En la pericarditis constrictiva crónica, los síntomas pueden aliviarse mediante la restricción de sal en la dieta y mediante la ingesta de diuréticos (fármacos que favorecen la eliminación de líquido).

El único tratamiento posible para curar la pericarditis constrictiva crónica es la extirpación quirúrgica del pericardio. La cirugía cura aproximadamente el 85% de los casos de pericarditis. No obstante, dado que el riesgo de muerte debida a esta intervención es del 5 al 15% (y es más elevada en personas con insuficiencia cardíaca grave), la mayoría de los pacientes no se someten a ella a menos que la enfermedad interfiera de forma considerable con su actividad diaria.

Los médicos suelen esperar para realizar la intervención quirúrgica hasta que los síntomas sean severos, pero antes de que éstos sean tan graves como para que ocurran mientras la persona está en reposo. La restricción de sal en la dieta y la administración de diuréticos puede controlar la enfermedad durante meses o incluso años, y puede ser el único tratamiento necesario si la pericarditis constrictiva es transitoria (por ejemplo, si aparece después de una cirugía cardíaca).

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