Rehabilitación de otros trastornos

PorZacharia Isaac, MD, Brigham and Women's Hospital
Revisado/Modificado dic 2023
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    Los servicios de rehabilitación están destinados a personas que han perdido la capacidad normal de funcionamiento. (Véase también Introducción a la rehabilitación.)

    Dolor crónico

    El dolor crónico debido a afecciones como el dolor lumbar es una de las causas más frecuentes de discapacidad crónica. El tratamiento del dolor crónico suele estar supervisado por un fisiatra o un especialista en el tratamiento del dolor. Dado que el dolor crónico es una afección compleja, el tratamiento requiere con frecuencia una combinación de lo siguiente:

    • Ejercicios supervisados (para fortalecer los músculos centrales y mejorar la postura)

    • Ejercicios generales (en clases individuales o grupales)

    • Terapia manual o bien manipulación quiropráctica

    • Terapia con masajes

    • Acupuntura

    • Educación en neurociencia del dolor (discusión de las causas biopsicosociales del dolor)

    • Terapias cognitivas (por ejemplo, terapia cognitivo-conductual, terapia de reprocesamiento del dolor)

    • Meditación

    • Medicamentos

    • Procedimientos de inyección

    • Remisión a cirugía (si corresponde)

    Artritis

    Las personas con artritis pueden beneficiarse de actividades y ejercicios para aumentar el grado de movilidad y la fuerza de las articulaciones, así como de estrategias para protegerlas. Por ejemplo, se puede aconsejar a las personas

    • Deslizar una olla de agua hirviendo que contiene pasta en lugar de transportarla desde el fogón al fregadero (para evitar dolor excesivo y tensión en las articulaciones)

    • Entrar y salir de la bañera de forma segura siguiendo pasos específicos

    • Hacerse con un asiento de inodoro elevado, un banco de bañera o ambos (para reducir el dolor y el estrés en las articulaciones de las extremidades inferiores)

    • Envolver los mangos de los objetos (por ejemplo, cuchillos, ollas y sartenes) con espuma, tela o cinta adhesiva para amortiguar el agarre

    • Usar férulas para proteger las articulaciones inflamadas, inestables o doloridas

    • Utilizar herramientas con mangos más grandes y de diseño ergonómico

    Pie caído

    La caída del pie es la incapacidad de flexionar el tobillo para levantar la parte delantera del pie a causa de la debilidad o la parálisis de los músculos afectados. El dedo del pie se arrastra cuando la persona da un paso. Para evitar atrapar el dedo del pie, las personas con un pie caído pueden levantar la pierna más de lo normal durante un paso. La caída del pie puede estar causada por un nervio lesionado o una lesión en los nervios (polineuropatía), que es común en personas con diabetes. También puede estar causado por un trastorno o una lesión que afecta el cerebro o la médula espinal, como la esclerosis múltiple, un tumor o un accidente cerebrovascular.

    El tratamiento del pie caído incluye el tratamiento de la causa subyacente. El uso de aparatos ortopédicos llamados ortesis de tobillo-pie ayuda a las personas con pie caído. La fisioterapia y la terapia ocupacional para fortalecer y estirar los músculos afectados, además de aprender a colocarse y usar la ortesis de tobillo-pie de forma adecuada, pueden ser beneficiosas. Las personas cuyo pie caído está causado por la esclerosis múltiple pueden beneficiarse de la terapia de estimulación nerviosa para estimular el nervio que levanta el pie. El asesoramiento profesional puede ayudar a que el sujeto mantenga sus competencias profesionales a pesar de la progresión de la enfermedad.

    Rehabilitación para el daño neurológico después de una enfermedad crítica

    La polineuropatía asociada a enfermedad crítica es un trastorno nervioso que causa debilidad generalizada. Es más frecuente en pacientes que han estado sometidos a ventilación mecánica en una UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). Causa debilidad del diafragma y las extremidades y de los músculos faciales y de la espalda. Las personas afectadas tardan entre 3 semanas y 6 meses en recuperarse. La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden ayudar a la persona afectada a volver a ganar fuerza. Inicialmente, la terapia ayuda a prevenir las úlceras por presión (úlceras de decúbito), las contracturas (que se producen cuando los músculos de los brazos y las piernas se tensan en posiciones permanentes y flexionadas) y el daño neurológico causado por la presión sobre un nervio.

    A medida que la rehabilitación avanza, la fisioterapia y la terapia ocupacional ayudan a las personas afectadas a retomar sus actividades normales e incluyen entrenamiento de la fuerza, la movilidad o la marcha para ayudar a caminar correctamente, además de lecciones sobre el uso de ortesis y dispositivos de asistencia adecuados, como un bastón.

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