Revisiones médicas preventivas en los niños

PorDeborah M. Consolini, MD, Thomas Jefferson University Hospital
Revisado/Modificado may. 2023 | Modificado ago. 2023
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    Las visitas médicas programadas (también llamadas visitas del niño sano) permiten a los progenitores obtener información sobre el crecimiento y desarrollo del niño. Tales visitas ofrecen a los padres la oportunidad de hacer consultas y pedir consejo, por ejemplo sobre cómo enseñar a utilizar el inodoro.

    La Academia Americana de Pediatría recomienda como medida preventiva que el niño, después del primer año de vida, continúe siendo visitado periódicamente por el médico, por lo menos a los 12, 15, 18, 24 y 30 meses de edad; y después una vez al año hasta la edad de 10 años. Las visitas pueden ser más o menos frecuentes de acuerdo con el criterio médico o en función de las necesidades de la familia.

    Exploración

    En cada visita se toman una serie de medidas, se aplican protocolos de cribado y se administran vacunas según el calendario.

    Se miden la altura y el peso, y también el perímetro cefálico hasta que el niño tiene unos 36 meses de edad. Un crecimiento correcto es uno de los indicadores de una buena salud del niño. El tamaño en sí no es tan relevante como el hecho de que en cada visita el niño se mantenga en los mismos valores de percentil (o similares) en las tablas de altura y peso. Si un niño está siempre en el percentil 10º, es buena señal, aunque sea más pequeño que los otros niños de su misma edad, mientras que un niño que baja del percentil 35º hasta el 10º tiene probablemente algún tipo de problema médico.

    A partir de los 3 años, se mide la presión arterial en cada visita.

    El médico también valora cómo ha progresado el niño desde la última visita en cuanto a su desarrollo (véase Desarrollo infantil) Por ejemplo, el pediatra querrá saber si un niño de 18 meses de edad ha empezado a hablar o si un niño de 6 años ha empezado a leer (véase la tabla Hitos del desarrollo de los 18 meses a los 6 años). Del mismo modo, el médico a menudo hace preguntas sobre el comportamiento del niño en relación con su edad. A los 18 meses de edad, ¿tiene rabietas? A los 2 años de edad, ¿duerme durante toda la noche? A los 6 años de edad, ¿moja la cama por la noche? Los progenitores y los médicos pueden discutir este tipo de problemas de comportamiento y desarrollo durante las visitas de atención médica preventiva y diseñar juntos enfoques para abordar cualquier problema.

    Finalmente, el médico realiza una exploración física completa. Además de examinar al niño de la cabeza a los pies, incluyendo el corazón, los pulmones, el abdomen, los genitales, la columna vertebral, los brazos, las piernas, la cabeza, el cuello, los ojos, las orejas, la nariz, la boca y los dientes, el médico puede pedir al niño que realice algunas tareas apropiadas para su edad. Para evaluar la motricidad gruesa (como caminar y correr), el médico puede pedir a un niño de 4 años que salte a la pata coja. Para comprobar las habilidades de motricidad fina (manipular pequeños objetos), se le pide que haga un dibujo o que copie alguna figura.

    Cribado

    Las visitas preventivas deben incluir una revisión de la vista y de la audición. El examen de la vista puede comenzar a los 3 años de edad, si los niños cooperan, pero se recomienda a los 4 y 5 años de edad. Los progenitores deben informar al médico antes de ese momento si tienen alguna preocupación sobre la visión de su hijo. A esta edad, las pruebas de visión incluyen el uso de gráficos y aparatos.

    Las pruebas de audición, después de la revisión del recién nacido, suelen comenzar a los 4 años de edad, pero los progenitores deben informar al médico antes de ese momento si tienen alguna preocupación sobre la audición de su hijo.

    Algunos niños necesitan un análisis de sangre con el propósito de descartar un cuadro de anemia o un incremento de la concentración de plomo en la sangre.

    Los niños que corren el riesgo de tener el colesterol elevado deben someterse a un análisis de sangre entre los 2 y los 10 años de edad. Los niños de riesgo son los que tienen antecedentes familiares de concentraciones elevadas de colesterol, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular o los que tienen factores de riesgo de enfermedad cardíaca (por ejemplo, diabetes, obesidad o hipertensión arterial). Todos los niños deben someterse a un análisis de los niveles de colesterol entre los 9 y los 11 años de edad y nuevamente entre los 17 y los 21 años de edad.

    Los niños son examinados para detectar factores de riesgo de tuberculosis (TB) mediante un cuestionario en todas las visitas del niño sano. Los factores de riesgo incluyen la exposición a la tuberculosis, el hecho de haber nacido o haber viajado a zonas del mundo donde la tuberculosis es frecuente (países distintos de Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda y países del oeste y el norte de Europa), tener un familiar con tuberculosis y tener padres o contactos cercanos que son inmigrantes recientes procedentes de una zona donde la tuberculosis es común o que han estado recientemente en la cárcel. A los niños que presentan factores de riesgo se les suelen realizar pruebas de detección de tuberculosis.

    La edad del niño y otros diversos factores determinan si deben realizarse otras pruebas.

    Seguridad

    La seguridad del niño también se aborda durante las visitas preventivas. Las preocupaciones específicas acerca de la seguridad dependerán de la edad del niño. Por ejemplo, la conversación puede centrarse en cuestiones de seguridad relacionadas con el uso de la bicicleta para un niño de 6 años de edad. Los siguientes ejemplos de prevención de lesiones se aplican a los niños entre 12 meses y 4 años de edad:

    • Uso de un asiento de automóvil apropiado para su edad y peso. (Los bebés y los niños pequeños deben viajar mirando en sentido contrario a la marcha hasta que superen los límites de peso o estatura para el asiento convertible delantero). Los asientos convertibles para automóviles tienen topes que permiten a la mayoría de los niños viajar mirando en sentido contrario a la marcha hasta los 2 años. Una vez cumplen los 2 años o, con independencia de la edad, han crecido lo suficiente como para no caber en el asiento de automóvil orientado en sentido contrario a la marcha, los niños pequeños deben sentarse en un asiento con un arnés de tirantes y orientado en el sentido de la marcha durante el mayor tiempo posible según los límites de peso y altura.

    • Colocar los asientos de seguridad en el asiento trasero del vehículo.

    • Revisar la seguridad del automóvil tanto para pasajeros como para peatones.

    • Recoger y atar los cordones de las persianas para evitar la estrangulación.

    • Usar tapas para los enchufes y pasadores de seguridad.

    • Prevenir las caídas.

    • Sacar las armas de mano de la casa.

    • Vigilar de cerca a los niños mientras se encuentran dentro o cerca de un lugar con agua (por ejemplo, bañeras, piscinas, spas, piscinas para niños, estanques, zanjas de riego o cualquier otra agua estancada). Los niños a partir de 1 año de edad deben recibir lecciones de natación y deben llevar chalecos salvavidas mientras nadan y en toda circunstancia mientras navegan.

    Algunas recomendaciones sobre el uso de asientos infantiles (sillines) para automóviles
    Orientación sobre los sillines de automóvil orientados en sentido contrario a la marcha
    Orientación sobre los sillines de automóvil orientados en sentido contrario a la marcha

    Image courtesy of the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), National Center for Injury Prevention and Control (Transportation Safety Resources). Esta guía de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) es para Estados Unidos y las regulaciones pueden diferir en otros países.

    Orientación sobre los sillines de automóvil orientados en el sentido de la marcha
    Orientación sobre los sillines de automóvil orientados en el sentido de la marcha

    Image courtesy of the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), National Center for Injury Prevention and Control (Transportation Safety Resources). Esta guía de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) es para Estados Unidos y las regulaciones pueden diferir en otros países.

    Orientación sobre los sillines elevados
    Orientación sobre los sillines elevados

    Image courtesy of the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), National Center for Injury Prevention and Control (Transportation Safety Resources). Esta guía de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) es para Estados Unidos y las regulaciones pueden diferir en otros países.

    Orientación sobre los cinturones de seguridad para niños
    Orientación sobre los cinturones de seguridad para niños

    Image courtesy of the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), National Center for Injury Prevention and Control (Transportation Safety Resources). Esta guía de los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) es para Estados Unidos y las regulaciones pueden diferir en otros países.

    Además de los de la lista anterior, los siguientes ejemplos de prevención de lesiones se aplican a los niños a partir de 5 años de edad:

    • Usar un asiento de seguridad mirando hacia el frente con un arnés durante el mayor tiempo posible (hasta que los niños superen los límites de peso o estatura para este tipo de asiento) y luego usar un asiento elevador sujeto con el cinturón de seguridad hasta que el cinturón de seguridad del vehículo se ajuste correctamente (por lo general cuando los niños alcanzan una estatura de unos 155 cm y tienen entre 8 y 12 años de edad).

    • Hacer que los niños menores de 13 años de edad se sienten siempre en el asiento trasero del vehículo con el cinturón de seguridad puesto.

    • Si el vehículo no dispone de asiento trasero, desactivar la bolsa de aire (airbag) del asiento delantero del pasajero.

    • Hacer que los niños usen un casco de bicicleta y material deportivo de protección.

    • Instruir a los niños acerca de cómo cruzar una calle con seguridad.

    • Supervisar de cerca la natación y en ocasiones hacer que usen chalecos salvavidas mientras nadan y siempre mientras naveguen.

    El médico también insiste en otros temas relacionados con la seguridad, como la importancia de instalar y mantener alarmas de humos y de mantener potenciales toxinas (como productos de limpieza o fármacos) y armas de fuego fuera del alcance de los niños. Los padres deben aprovechar la oportunidad de plantear sus dudas más relevantes sobre la situación particular de cada familia. A medida que los niños crecen, pueden intervenir activamente en la conversación con el médico.

    Nutrición y ejercicio

    Los progenitores pueden ayudar a prevenir la obesidad y la diabetes de tipo 2 estableciendo unos patrones de alimentación correctos y estimulando la actividad física regular. Los padres deben ofrecer a sus hijos una gran variedad de alimentos saludables, incluidas frutas y verduras, además de fuentes de proteínas. Las comidas regulares y los pequeños tentempiés nutritivos alientan a comer saludablemente incluso a un niño caprichoso de edad preescolar. Aunque los niños pueden evitar algunos alimentos saludables, como el brócoli las judías, durante algún tiempo, es importante continuar ofreciéndoselos. Además, los padres deben limitar el consumo de zumos de frutas de sus hijos, ya que, a pesar de su aparente origen saludable, contienen principalmente agua azucarada. Algunos niños pierden el apetito a la hora de comer si han bebido demasiados zumos de fruta. Los padres deben alejar a los niños de los refrigerios frecuentes y los alimentos con niveles altos de calorías, sal y azúcar.

    Hacer ejercicio y mantener una buena salud física y emocional es muy beneficioso para los niños. Jugar al aire libre con la familia o participar en un equipo deportivo es una buena manera de animar a los niños a hacer ejercicio y prevenir la obesidad.

    El tiempo que transcurre frente a la pantalla (por ejemplo, la televisión, los videojuegos, los teléfonos móviles y otros dispositivos portátiles, además del tiempo no educativo que se pasa en la computadora) puede provocar inactividad y obesidad. La limitación del tiempo que un niño pasa usando dispositivos con pantallas debe comenzar desde el nacimiento y mantenerse durante la adolescencia.

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