Cambios en la personalidad y el comportamiento

PorMichael B. First, MD, Columbia University
Revisado/Modificado abr. 2022 | Modificado sep. 2022
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Las personas sanas difieren significativamente en la personalidad global, en el estado de ánimo y en el comportamiento. Cada persona también varía día a día, dependiendo de las circunstancias. Sin embargo, un gran cambio repentino, en la personalidad y/o en la conducta, en particular si no está relacionado con ningún acontecimiento obvio (como iniciar un tratamiento farmacológico o la pérdida de un ser querido), a menudo indica un problema.

(Véase también Introducción a las enfermedades mentales.)

Los cambios repentinos en la personalidad y el comportamiento pueden clasificarse de manera general según uno de los siguientes tipos de síntomas:

  • Confusión mental o delirio

  • Delirios

  • Discurso o comportamiento desorganizados

  • Alucinaciones

  • Estado de ánimo extremo (como depresión o manía)

Estas categorías no son trastornos. Solo es una forma en la que los médicos organizan diferentes tipos de pensamiento, discurso y conducta anormales. Estos cambios en la personalidad y el comportamiento pueden estar causados por problemas físicos o mentales.

La persona afectada puede presentar más de un tipo de cambio. Por ejemplo, las personas con confusión debida a interacciones entre fármacos presentan a menudo alucinaciones y las personas con estados de ánimo extremos pueden tener delirios.

Confusión mental y delirio

Confusión y delirio se refiere a una alteración de la consciencia. Es decir, la persona es menos consciente de su entorno y, dependiendo de la causa, puede estar excesivamente agitada y beligerante o somnolienta y perezosa. En algunos casos se alterna entre encontrarse menos alerta y estar en una situación de alerta excesiva. Su pensamiento aparece nublado y lento o inadecuado. Tienen problemas para concentrarse en preguntas simples y son lentos para responder. Al hablar pueden arrastrar las palabras. A menudo, la persona afectada no sabe qué día es, y puede no ser capaz de decir dónde se encuentra. Algunos no pueden dar su nombre.

El delirio suele ser consecuencia de un problema físico grave de reciente aparición o de una reacción a un medicamento, especialmente en personas mayores. Las personas con delirio precisan atención médica inmediata. Si la causa del delirio se identifica y se corrige rápidamente, el delirio suele resolverse.

Delirios

Los delirios son creencias falsas fijas que las personas tienen a pesar de la evidencia de lo contrario. Algunos delirios se basan en una interpretación errónea de las percepciones y experiencia reales. Por ejemplo, la persona con delirios puede sentirse perseguida, pensando que alguien le sigue en la calle o que un accidente común es un sabotaje intencionado. En otros casos, los afectados piensan que las letras de las canciones o los artículos de prensa contienen mensajes que se refieren concretamente a ellos (denominado delirio de referencia).

Algunas creencias parecen más plausibles y pueden ser difíciles de identificar como delirios, ya que podrían producirse o se han producido en la vida real. Por ejemplo, en algún caso un sujeto puede ser seguido por un investigador o su trabajo ha sido saboteado por sus compañeros. En tales casos, una creencia puede ser identificada como un delirio por la fuerza con la que las personas afectadas la sostienen a pesar de la evidencia de lo contrario.

Otros delirios son más fáciles de identificar. Por ejemplo, en los delirios religiosos o grandiosos, la persona puede creer que es Jesucristo o el presidente del país. Algunas ideas delirantes son bastante extrañas. Por ejemplo, el sujeto puede pensar que sus órganos han sido sustituidos por piezas mecánicas o que su cabeza contiene una radio que recibe mensajes del gobierno.

Discurso desorganizado

El discurso desorganizado se refiere a que las palabras no contienen las conexiones lógicas esperadas entre los pensamientos o entre preguntas y respuestas. Por ejemplo, la persona afectada puede saltar de un tema a otro sin haber terminado un pensamiento. Los temas pueden estar ligeramente relacionados o ser totalmente inconexos. En otros casos, se responde a preguntas sencillas con respuestas largas y farragosas, llenas de detalles irrelevantes. Las respuestas pueden ser ilógicas o completamente incoherentes. Este tipo de discurso difiere de la dificultad para expresar o comprender el lenguaje (afasia) o la dificultad para formar palabras (disartria) causada por un trastorno cerebral como un accidente cerebrovascular.

No se considera un lenguaje desorganizado cuando las equivocaciones son ocasionales o cuando la persona es evasiva, grosera o sarcástica de forma intencionada.

Comportamiento desorganizado

El comportamiento desorganizado se refiere a hacer cosas bastante inusuales (como desnudarse o masturbarse en público o gritar y maldecir sin razón aparente). Las personas afectadas por un comportamiento desorganizado suelen tener problemas para realizar las actividades diarias normales (como mantener una buena higiene personal o conseguir alimentos).

Alucinaciones

Las alucinaciones se refieren a oír, ver, oler, saborear o sentir cosas que no están allí. Es decir, se perciben cosas, aparentemente a través de los sentidos, que no son causadas por un estímulo externo. Puede involucrar a cualquier órgano de los sentidos. Las alucinaciones más comunes incluyen escuchar cosas (alucinaciones auditivas), normalmente voces. Las voces a menudo hacen comentarios despectivos acerca de la persona que las escucha o le ordenan que haga algo.

No todas las alucinaciones están producidas por un trastorno mental. Los medicamentos psicodélicos, como el LSD, la mescalina y la psilocibina, se conocen como alucinógenos porque pueden causar alucinaciones visuales. Algunos tipos de alucinaciones es más probable que estén causadas por un trastorno neurológico. Por ejemplo, antes de que ocurra un ataque epiléptico, el paciente puede oler algo cuando no existe realmente ese olor (alucinación olfativa).

Estados de ánimo extremos

Los estados de ánimo extremos incluyen arrebatos de ira, periodos de euforia extrema (manía) o depresión profunda y, por el contrario, la ausencia o disminución constante de emociones (parecen no responder o apáticos).

Causas

Aunque la gente en ocasiones asume que los cambios en la personalidad, el pensamiento o la conducta se deben a un trastorno mental, hay muchas posibles causas. En definitiva, todas las causas implican al cerebro, pero es útil dividirlas en cuatro categorías:

  • Trastornos mentales

  • Efectos farmacológicos (incluyendo la intoxicación por fármacos, la abstinencia y los efectos secundarios de los medicamentos)

  • Enfermedades que afectan principalmente al cerebro

  • Trastornos sistémicos (que afectan a todo el cuerpo) que también afectan el cerebro

Trastornos mentales

Los trastornos mentales incluyen

Fármacos o sustancias

Las sustancias pueden afectar a la personalidad o al comportamiento cuando causan

En raras ocasiones, ciertos antibióticos y medicamentos utilizados para tratar la hipertensión arterial ocasionan cambios en la personalidad y en la conducta.

Enfermedades que afectan principalmente el cerebro

Estos trastornos pueden afectar la personalidad, el estado de ánimo y el comportamiento. Entre estos factores se incluyen los siguientes

Los trastornos sistémicos que también afectan al cerebro

Los trastornos sistémicos que también afectan al cerebro incluyen

Con menor frecuencia, la enfermedad de Lyme, la sarcoidosis, la sífilis o un déficit vitamínico provocan cambios en la personalidad y en el comportamiento.

Valoración

Durante la valoración inicial, el médico trata de determinar si los síntomas se deben a un trastorno mental o físico.

La siguiente información puede ser útil a la hora de decidir cuándo es necesaria la valoración por parte de un médico, así como para saber qué se puede esperar durante esta valoración.

Signos de alarma

En los casos de personas con cambios en la personalidad o el comportamiento, ciertos síntomas y características son motivo de preocupación. Estos signos de alarma son

  • Síntomas de aparición brusca

  • Intentos autolíticos y amenazas o intentos de lesionar a otras personas

  • Confusión mental o delirio

  • Fiebre

  • Cefalea intensa

  • Síntomas que sugieren una disfunción del cerebro, tales como dificultad para caminar, mantener el equilibrio o para hablar, o problemas de visión

  • Traumatismo craneoencefálico reciente (en las últimas semanas)

Cuándo acudir al médico

Las personas con signos de alarma deben ser atendidas por un profesional sanitario lo antes posible. Si la persona es violenta puede ser necesario avisar a la policía.

Actuación del médico

En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico. Los médicos realizan una exploración clínica, incluyendo una exploración neurológica con un examen del estado mental (que evalúa la capacidad de prestar atención, la memoria, el estado de ánimo y la capacidad de pensar de forma abstracta, seguir órdenes y usar el lenguaje, entre otras cosas). Los antecedentes clínicos y la exploración física a menudo sugieren la causa posible de los cambios y las pruebas que pueden ser necesarias (véase la tabla Algunas causas y características de los cambios de personalidad y comportamiento).

Las preguntas incluyen cuándo comenzaron los síntomas. Muchos trastornos mentales comienzan en la adolescencia o alrededor de los 20 años. Si un trastorno mental comienza durante la etapa media de la vida, o más tarde, sobre todo si no hay un desencadenante obvio (como la pérdida de un ser querido), es más probable que la causa sea un trastorno físico. Un trastorno físico también es más probable que sea la causa cuando los síntomas mentales cambian significativamente durante la etapa media de la vida o más tarde en personas con un trastorno mental crónico. Si los cambios empezaron recientemente y de repente en personas de cualquier edad, el médico pregunta acerca de los trastornos que pueden haber desencadenado esos cambios. Por ejemplo, pregunta a la persona afectada si acaba de comenzar a tomar o ha dejado de tomar un fármaco recetado o una droga recreativa.

También pregunta por otros síntomas que puedan sugerir una causa, como

  • Palpitaciones: posiblemente una glándula tiroidea hiperactiva o el uso o la retirada de un fármaco

  • Temblores: enfermedad de Parkinson o la abstinencia de un medicamento u otra sustancia

  • Dificultad para caminar o hablar: esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, accidente cerebrovascular o intoxicación por opiáceos o un sedante

  • Dolor de cabeza: infección cerebral, tumor cerebral o sangrado en el cerebro (hemorragia)

  • Entumecimiento u hormigueo: accidente cerebrovascular, esclerosis múltiple o déficit vitamínico

También se pregunta al paciente si ha sido previamente diagnosticado y tratado por un trastorno mental o convulsiones. Si la respuesta es afirmativa, el médico pregunta si ha dejado de tomar sus medicamentos o ha disminuido la dosis. Sin embargo, dado que las personas con trastornos mentales también pueden desarrollar enfermedades físicas, el médico no asume de forma directa que cualquier nuevo comportamiento anormal esté producido por el trastorno mental.

Los médicos preguntan sobre los trastornos físicos que padecen las personas afectadas (como la diabetes) y sobre su estilo de vida (como su estado civil, situación laboral, formación académica, consumo de alcohol, de tabaco y drogas recreativas y vivienda). Los médicos también preguntan si algún miembro de la familia ha sufrido algún trastorno orgánico que pueda causar síntomas mentales (como una esclerosis múltiple).

Durante la exploración clínica, los médicos buscan signos de trastornos físicos que puedan causar alteraciones en el estado mental, en particular los siguientes:

  • Fiebre y/o taquicardia (lo que sugiere una infección, abstinencia de alcohol o consumo de anfetaminas o cocaína en dosis elevadas)

  • Confusión o delirio (que sugiere intoxicación o abstinencia de fármacos)

  • Anomalías durante el examen neurológico, como dificultad para formar palabras o comprender el lenguaje (lo que puede sugerir un trastorno cerebral)

La confusión y el delirio es más probable que sean el resultado de un trastorno físico. Las personas con trastornos mentales en raras ocasiones presentan confusión o delirio. Sin embargo, muchos trastornos físicos que causan cambios en el comportamiento no causan confusión o delirio, pero a menudo causan otros síntomas que pueden parecer un trastorno mental.

El médico flexiona el cuello del paciente hacia adelante. Si es difícil o doloroso hacerlo, la causa podría ser una meningitis. También realiza una exploración en busca de edemas en las piernas y el abdomen, lo que podría ser debido a una insuficiencia renal o hepática. Si la piel o las escleróticas (la parte blanca de los ojos) adquieren una coloración amarilla, la causa podría ser una insuficiencia hepática.

Los médicos pueden examinar el interior de los ojos con un dispositivo portátil similar a una pequeña linterna (denominado oftalmoscopio). Si los médicos detectan hinchazón en parte del nervio óptico (papiledema), la presión intracraneal puede aumentar y los tumores o la hemorragia cerebral pueden ser la causa de los síntomas mentales.

Tabla

Pruebas complementarias

Habitualmente, las pruebas son las siguientes:

  • Medición de la concentración de oxígeno en sangre con un sensor sujetado en un dedo de la mano de la persona afectada (pulsioximetría)

  • Análisis de sangre para medir las concentraciones de azúcar (glucosa)

  • Análisis de sangre para medir las concentraciones de alcohol y las de cualquier anticonvulsivo que se esté tomando

  • Análisis de orina para verificar si hay drogas

  • Un hemograma completo

  • A veces, análisis de sangre para medir las concentraciones de electrólitos y evaluar la función renal

Para la mayoría de las personas con un trastorno mental diagnosticado no es necesario realizar más pruebas complementarias si los únicos síntomas consisten en un empeoramiento de sus síntomas típicos, si están despiertas y alerta y si los resultados de estas pruebas y de la exploración son normales.

Para la mayoría del resto de personas, se suelen realizar análisis de sangre para comprobar si hay una infección por VIH.

Se realizan otras pruebas en función de los síntomas y los resultados de la exploración (véase la tabla Algunas causas y características de los cambios de personalidad y comportamiento). Las pruebas incluyen

  • Tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN) del cerebro: si los síntomas del trastorno mental son recientes o si se tienen delirio, dolor de cabeza, un traumatismo craneoencefálico, o cualquier anomalía detectada durante el examen neurológico

  • Punción lumbar: si se tienen síntomas de meningitis o si los resultados de la TC son normales en personas con fiebre, dolor de cabeza o delirio

  • Análisis de sangre para evaluar la función del tiroides: si la persona está en tratamiento con litio, tiene síntomas de un trastorno del tiroides, o es mayor de 40 años y presenta cambios de la personalidad o de conducta que acaban de comenzar (en particular las personas con antecedentes familiares de trastornos del tiroides y las mujeres)

  • Radiografía de tórax: si la persona afectada presenta fiebre o tos productiva o tose sangre

  • Hemocultivos (para detectar bacterias en el torrente sanguíneo): si la persona afectada está muy enferma y tiene fiebre

  • Análisis de sangre para evaluar la funcionalidad hepática: si la persona presenta síntomas de un trastorno hepático, como ictericia (una coloración amarillenta de la piel y del blanco de los ojos), o antecedentes de trastorno por consumo de alcohol o drogas o si no se dispone de información específica sobre dichos antecedentes

Tratamiento

Cuando es posible, se tratan los trastornos subyacentes. Cualquiera que sea la causa, aquellas personas que constituyen un peligro para ellas mismas o para otras necesitan ser hospitalizadas y tratadas tanto si quieren como si no. En muchos Estados (de Estados Unidos) se requiere que estas decisiones sean tomadas por una persona designada específicamente para que decida sobre la atención sanitaria en personas con enfermedades mentales (representante para las decisiones médicas). Si dicha persona no ha nombrado a un tutor, el médico puede ponerse en contacto con los familiares, o el juzgado puede designar a un tutor de emergencia.

Las personas que no son peligrosas para ellas mismas u otras pueden negarse a la evaluación y al tratamiento, a pesar de las dificultades que su negativa podría crear para ellas mismas y su familia.

Conceptos clave

  • No todos los cambios de la personalidad y de la conducta se deben a trastornos mentales.

  • Otras causas son fármacos (incluyendo abstinencia y efectos secundarios), trastornos que afectan principalmente el encéfalo y trastornos sistémicos que afectan el encéfalo.

  • Los médicos están particularmente preocupados por las personas con síntomas que sugieren una disfunción cerebral, como confusión o delirio, fiebre, dolor de cabeza, las personas con un traumatismo craneal reciente y las personas que desean hacerse daño a sí mismas o a otras personas.

  • Por lo general, se realizan análisis de sangre para medir los niveles de oxígeno, azúcar (glucosa) y algunos fármacos (como los anticonvulsivos) que se puedan estar tomando. Además se pueden hacer otras pruebas en función de los síntomas y los resultados de la exploración clínica.

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