Atención hospitalaria en los ancianos

PorDebra Bakerjian, PhD, APRN, University of California Davis
Revisado/Modificado oct. 2022
Vista para pacientes

Los hospitales pueden proporcionar atención médica de emergencia, realizar pruebas de diagnóstico, tratamientos intensivos o cirugía, que pueden requerir internación o no requerirla. Los ancianos utilizan los hospitales con mayor frecuencia que los más jóvenes, quedan internados en un mayor porcentaje de consultas al departamento de urgencias, requieren más internaciones, que son más prolongadas, y usan más recursos mientras permanecen en el hospital.

Atención en el departamento de urgencias

En 2015, casi 57.000 adultos mayores de 65 años acudieron al departamento de emergencias, y el 33,6% de esos pacientes fueron ingresados en el hospital, una disminución del 20% respecto del 42% ingresado en 2006 (1). Los ancianos tienden a enfermarse más. Algunos hospitales ahora tienen salas de urgencias geriátricas especiales con enfermeras y médicos entrenados en geriatría, lo que puede estar contribuyendo a la reducción de los ingresos hospitalarios (2). Más del 50% debe tomar fármacos nuevos. Los ancianos pueden usar el departamento de urgencias como reemplazo del médico de atención primaria o pueden llegar a ese departamento porque no reciben una atención primaria adecuada. Las visitas al servicio de emergencias a menudo son causados por una avería en la estructura social de un anciano frágil paciente-p. ej., en caso de ausencia o enfermedad de su cuidador, el paciente puede llamar a una ambulancia en lugar de ir al consultorio de su médico. Sin embargo, en muchos casos, el motivo de consulta al departamento de urgencias es una verdadera emergencia.

La visita al departamento de emergencias puede generar más estrés para el adulto anciano porque, en general, no cuenta con adaptaciones especiales para ellos (p. ej., habitaciones tranquilas, camas más bajas, almohadas adicionales, iluminación indirecta). Sin embargo, algunos sistemas hospitalarios están creando salas de urgencias geriátricas especiales, que son espacios en la sala de urgencias regular dedicados a la atención de los adultos mayores. Estos servicios de urgencias geriátricas cuentan con médicos geriátricos y personal de enfermería, así como equipos especializados, como camillas con reductores de presión que reducen el riesgo de lesiones de decúbito y una mejor iluminación y acústica para facilitar la visión y la audición.

La evaluación del anciano suele tardar más y requiere más pruebas de diagnóstico porque muchos ancianos no presentan signos y síntomas evidentes de una enfermedad. Por ejemplo, el infarto de miocardio se manifiesta con dolor torácico en < 50% de los pacientes > 80 años. En cambio, los pacientes ancianos pueden informar debilidad o sólo una sensación extraña.

Ciertos factores no evidentes (p. ej., polimedicación, efectos adversos de fármacos) pueden afectar la presentación de una enfermedad en esta población. Por ejemplo, una caída puede ser secundaria a un abuso, un efecto adverso de un fármaco (p. ej., sedación excesiva), riesgos en el hogar, problemas físicos (p. ej., trastornos visuales), depresión o alcoholismo crónico. Los efectos adversos a fármacos son responsables de al menos el 5% de las internaciones de ancianos.

Entre el 30 y el 40% de los pacientes ancianos que consultan al departamento de emergencias presenta compromiso cognitivo pero sin diagnóstico de demencia; en el 10%, el compromiso cognitivo con delirio no se reconoce. Cuando corresponda (p. ej., si el paciente anciano presenta problemas de orientación personal, temporal o espacial), debe realizarse una prueba cognitiva estandarizada en el departamento de emergencias. No obstante, este tipo de evaluación resulta apropiada para cualquier anciano que concurra al departamento de emergencias. El compromiso cognitivo disminuye la fiabilidad de la anamnesis del paciente y del diagnóstico, aumenta el riesgo de delirio durante la internación, y debe tenerse en cuenta cuando se planea la derivación. Se debe investigar si el comienzo del compromiso cognitivo es reciente para determinar si es posible evaluarlo completamente en el departamento de emergencias. El compromiso cognitivo de comienzo reciente puede indicar sepsis, hemorragia subdural oculta o un efecto adverso de un fármaco.

En el departamento de emergencias también debe averiguarse el riesgo de suicidio, la incontinencia y el estado nutricional e inmunizaciones, de manera de planificar el seguimiento adecuado.

Hospitalización

Casi la mitad de los adultos que ocupan camas en un hospital tiene 65 años; es de esperar que esta proporción aumente con el envejecimiento de la población. Se estima que los hospitales y los centros de enfermería especializada, la internación domiciliaria y la atención en un centro de cuidados paliativos costarán a Medicare alrededor de $227,1 mil millones en 2023, lo que representa el 25% de estos gastos en atención hospitalaria en los Estados Unidos (1).

La internación puede profundizar los cambios fisiológicos relacionados con la edad y aumentar la morbilidad.

Sólo los pacientes ancianos con problemas graves que no pueden ser tratados correctamente en otro sitio deben hospitalizarse. La internación expone a los adultos mayores a riesgos generados por el aislamiento, la inmovilidad, las pruebas de diagnóstico, exposición a microorganismos infecciosos. Cuando los pacientes se trasladan a o de un hospital, es probable que se agreguen medicamentos o se modifique su tratamiento farmacológico, lo que puede aumentar el riesgo de efectos adversos y de falta de comunicación de los cambios en los fármacos recibidos. El tratamiento en hospitales puede ser deshumanizante e impersonal. La internación aguda debe durar sólo el tiempo necesario para permitir una transición exitosa a la atención domiciliaria, un centro con atención de enfermeros especializados o un programa de rehabilitación ambulatorio.

La evolución del paciente hospitalizado empeora a medida que avanza la edad, aunque la edad fisiológica es más importante que la edad cronológica a la hora de predecir los resultados. Los resultados son mejores en pacientes hospitalizados para realizar procedimientos electivos (p. ej., reemplazo de una articulación) que en los internados debido a enfermedades graves (p. ej., insuficiencia multiorgánica).

Alrededor del 75% de los pacientes 75 años funcionalmente independientes en el momento del ingreso en el hospital deja de ser independiente al egreso; el 15% de los pacientes 75 años se traslada a instituciones con atención de enfermería especializada. La tendencia actual que favorece las internaciones breves en hospitales de agudos, seguida por la atención durante la etapa subaguda y la rehabilitación en instituciones de enfermería especializada, puede explicar en parte estos porcentajes tan elevados. No obstante, incluso aunque un trastorno sea tratable o parezca no complicado, los pacientes pueden no recuperar el estado funcional con el que contaban al llegar al hospital. Los estudios han demostrado que los pacientes que realizaron ejercicio de intensidad moderada mientras estaban en el hospital, en particular ejercicios que se centran encaminata, entrenamiento de resistencia y equilibrio, no experimentaron ningún deterioro funcional durante su hospitalización (2). Esto destaca la importancia de asegurar que los adultos mayores comiencen la fisioterapia tan pronto como sea posible mientras están en el hospital.

Efectos adversos de los fármacos

Las tasas de hospitalización provocada por efectos adversos de los fármacos son 4 veces más altas en los ancianos (≈ 17%) que en los pacientes más jóvenes (4%). Las razones de estos efectos incluyen

  • Polimedicación

  • Cambios en la farmacocinética o la farmacodinámica relacionados con la edad

  • Cambios en los fármacos (intencionales y no intencionales) durante la hospitalización y en el momento del alta (véase Problemas relacionados con los fármacos en los ancianos),

  • Enfermedades comórbidas que requieren múltiples medicamentos diferentes

Prevención

Mantener un listado actualizado de los fármacos prescritos y recibidos puede ayudar a prevenir los efectos adversos de los fármacos y las interacciones entre medicamentos.

Dado que la distribución, el metabolismo y la eliminación de los fármacos varía ampliamente entre los distintos individuos, deben implementarse las siguientes acciones:

  • Las dosis de los fármacos deben titularse con cuidado.

  • Debe calcularse la depuración de creatinina para los fármacos que se excretan por vía renal con el fin de ajustar las dosis.

  • Deben medirse las concentraciones séricas de los fármacos.

  • Deben observarse las respuestas del paciente.

Algunos fármacos o categorías de fármacos deben evitarse en los ancianos ( ver Fármacos potencialmente inapropiados en el anciano (dasado en la actualización de los criterios de Beers de 2019 de la Sociedad Americana de Geriatría®)). El empleo de hipnóticos debe reducirse al mínimo porque puede producirse una taquifilaxia y aumentar el riesgo de caídas y delirio; se debe comenzar con medidas no farmacológicas para mejorar el sueño. Si es necesario el uso de fármacos, las benzodiazepinas de acción corta suelen ser la mejor elección. Los antihistamínicos tienen efectos anticolinérgicos y no deben utilizarse como sedantes. Los prescriptores deben revisar regularmente los medicamentos para determinar si las dosis pueden reducirse o si el fármaco puede suspenderse de manera segura para disminuir el número de medicamentos que toma un adulto mayor y reducir el riesgo de interacciones entre fármacos.

Efectos del reposo en cama

El reposo en cama prolongado, como puede ocurrir durante la hospitalización, causa desacondicionamiento y rara vez se justifica. La inactividad resultante produce los siguientes efectos:

  • En caso de inactividad completa, la fuerza muscular se reduce un 5% por día, lo que a su vez incrementa el riesgo de caídas.

  • Los músculos se acortan y las estructuras periarticulares y articulares cartilaginosas cambian (con mayor rapidez en las piernas), lo que limita el movimiento y contribuye al desarrollo de contracturas.

  • La capacidad aeróbica disminuye significativamente, lo que a su vez reduce mucho el consumo máximo de oxígeno.

  • La pérdida ósea (desmineralización) se acelera.

  • El riesgo de trombosis venosa profunda aumenta.

Incluso después de unos pocos días de reposo en cama, los pacientes ancianos con reducción de las reservas fisiológicas pero que aún pueden manejarse independientemente pueden perder esa capacidad. Aunque la pérdida sea reversible, la rehabilitación requiere una intervención compleja, costosa y relativamente prolongada.

En los ancianos, el reposo en cama puede causar una pérdida del contenido mineral óseo de las vértebras a una velocidad 50 veces mayor que en los pacientes más jóvenes. La pérdida asociada con 10 días de reposo en cama tarda 4 meses en revertirse. Las enfermeras deben asegurarse de que el hospital ofrezca una atención coincidente con la recomendación de la American Academy of Nursing que establece que caminar durante la hospitalización es fundamental para mantener la capacidad funcional en los adultos mayores (2014).

Prevención

Salvo que esté contraindicada debido a una razón especifica, debe alentarse la actividad (en particular, la caminata). Si el paciente necesita asistencia para caminar, los terapeutas deben proporcionársela en horarios programados. No obstante, los médicos, los enfermeros y los miembros de la familia también deben ayudarle al paciente a caminar durante el día. Las órdenes hospitalarias deben destacar las necesidades y promover la actividad.

Si se requiere inmovilización o ésta se produce como resultado de una enfermedad prolongada, se recomienda implementar procedimientos para evitar la trombosis venosa profunda, salvo que estén contraindicados.

Con frecuencia se necesita rehabilitación. Los objetivos realistas para la rehabilitación ambulatoria pueden basarse en el nivel de actividad prehospitalaria del paciente y las necesidades actuales; deben considerarse las órdenes de fisioterapia y/o terapia ocupacional en el hogar.

Caídas

Los cambios relacionados con la edad (p. ej., insensibilidad de los barorreceptores, disminución del contenido corporal de agua y del volumen plasmático) aumentan el riesgo de presentar hipotensión ortostática. Estos cambios, sumados a los efectos del reposo en cama y el uso de sedantes y algunos antihipertensivos, incrementan el riesgo de caídas (y de síncope).

En los pacientes ancianos hospitalizados, > 60% de las caídas se produce en el baño; con frecuencia el paciente se golpea con objetos duros. Algunos pacientes se caen al levantarse de las sillas y las camas de hospital. El individuo se encuentra en una cama y un entorno extraño y puede confundirse fácilmente. La colocación de barandas en la cama puede ayudar a recordar a los ancianos que soliciten asistencia antes de intentar levantarse, pero el paciente también puede intentar treparse sobre las barandas. lo que contribuye a las caídas. Las barandas para la cama generalmente no se recomiendan debido al mayor riesgo de caídas.

Prevención de las caídas

Por lo general, las camas deben colocarse en su nivel más bajo con acolchado a ambos lados para los pacientes con riesgo de caídas. Las barandas de la cama deben retirarse o mantenerse bajas a menos que el paciente esté en riesgo de caerse de la cama. La mejor alternativa al uso de barreras físicas o químicas es identificar, analizar en forma minuciosa y modificar o corregir los factores de riesgo de caídas (incluso la agitación y uso de sedantes) y controlar estrictamente a los pacientes con riesgo elevado. Como se mencionó, regresar las camas a su nivel más bajo si fueron levantadas para brindar atención, colocar almohadas en el piso al lado de la cama, asegurarse de limpiar todo derrame de líquido rápidamente y mantener espacios libres en las habitaciones y los pasillos para el traslado seguro de los pacientes también pueden ayudar a reducir el riesgo de caídas.

Incontinencia

La incontinencia urinaria o fecal aparece en > 40% de los pacientes hospitalizados 65 años, con frecuencia dentro del primer día de internación. Las razones incluyen las siguientes:

  • Entorno extraño

  • Dificultad para acceder al baño

  • Enfermedades que afectan la deambulación

  • Cama demasiado alta

  • Barandas en la cama

  • Equipo que molesta, como vías intravenosas, tubuladuras que se conectan con cánulas nasales para el aporte de oxígeno, monitores cardíacos y catéteres

  • Psicotrópicos que pueden reducir la percepción de la necesidad de orinar, inhibir la función de la vejiga o el intestino o comprometer la deambulación

  • Fármacos que pueden provocar incontinencia urinaria (p. ej., anticolinérgicos y opiáceos, que causan incontinencia urinaria de rebosamiento, diuréticos que producen incontinencia urinaria de urgencia)

El colchón puede ser incómodo, en especial en pacientes operados o con artritis crónica. Los individuos con demencia o enfermedad neurológica pueden ser incapaces de usar un timbre para solicitar ayuda para ir al baño.

El bolo fecal, las infecciones gastrostintestinales (p. ej., colitis inducida por Clostridioides difficile), los efectos adversos de los fármacos y los suplementos nutricionales líquidos pueden causar diarrea incontrolable.

Con el diagnóstico y un tratamiento apropiado, la continencia puede restablecerse en muchos casos.

Cambios del estado mental

Los pacientes ancianos pueden estar confundidos debido a demencia, delirio, depresión o una combinación de ellos. No obstante, los profesionales sanitarios siempre deben recordar que la confusión puede deberse a otras causas y su presencia requiere una evaluación minuciosa.

La confusión puede ser el resultado de una enfermedad específica ( ver Causas del delirio). No obstante, puede aparecer o exacerbarse porque el ámbito hospitalario incrementa los efectos de la enfermedad aguda y los cambios en el nivel cognitivo relacionados con la edad. Por ejemplo, pacientes ancianos sin sus gafas ni sus audífonos pueden desorientarse en una habitación de hospital silenciosa y poco iluminada. Los pacientes también pueden confundirse por los procedimientos, los esquemas de horarios (p. ej., despertares frecuentes en ámbitos y habitaciones extrañas), los efectos de los psicofármacos, la exposición a la anestesia, y el estrés producido por las operaciones o las enfermedades. En la unidad de cuidados intensivos, la luz y el ruido continuos pueden producir agitación, ideas paranoides y agotamiento mental y físico.

Prevención de los cambios en el estado mental

Puede solicitarse a los miembros de la familia del paciente que traigan las gafas y los audífonos de aquellos que los usan. La colocación de un reloj en la pared, un calendario y fotografías familiares en la habitación puede ayudar a mantener la orientación. La habitación debe permanecer iluminada lo suficiente para permitir que el paciente reconozca los elementos y a las personas presentes en la habitación y dónde están. El personal y los miembros de la familia deben recordarle al paciente acerca del sitio y el tiempo en el que se encuentran. También deben explicarse los procedimientos antes y en el momento en que se realizan. El personal debe identificarse a sí mismo y su papel al entrar en la habitación.

El uso de barreras físicas se desaconseja. En los pacientes agitados, las barreras siempre incrementan la agitación. La identificación y la modificación de los factores de riesgo para la agitación y el control estricto del paciente pueden ayudar a prevenirla o a reducirla al mínimo. Los dispositivos invasivos y no invasivos conectados a los pacientes (p. ej., oxímetros de pulso, catéteres urinarios, vías IV) también pueden causar agitación; se debe considerar la relación riesgo/beneficio de estas intervenciones.

Lesiones por presión

Las lesiones de decúbito (también llamadas úlceras de decúbito) a menudo se desarrollan en los pacientes mayores hospitalizados como resultado de los cambios en la piel relacionados con la edad. La compresión directa puede producir una necrosis cutánea en tan solo 2 h si la presión es mayor que la presión de perfusión capilar de 32 mmHg. Durante una consulta típica al departamento de emergencias, las lesiones por presión pueden comenzar a desarrollarse mientras el paciente anciano permanece acostado sobre una camilla dura en espera de ser examinado. Tras períodos breves de inmovilización, la presión sacra alcanza 70 mmHg y la presión que soporta un talón no protegido es en promedio de 45 mmHg. Las fuerzas de cizallamiento aparecen cuando un paciente sentado en una silla de ruedas o acostado en una cama se desliza hacia abajo. La incontinencia, la nutrición inadecuada y las enfermedades crónicas pueden contribuir al desarrollo de lesiones por presión.

Prevención de las lesiones por prdecúbito

Un protocolo para prevenir y tratar las lesiones por decúbito debe iniciarse inmediatamente en el momento del ingreso, con una evaluación de riesgos utilizando una herramienta validada como la Escala de Braden o la Escala de Norton (véase tabla Escala de Norton para la predicción de riesgo de úlceras por decúbito). Las medidas deben continuarse diariamente a cargo del personal que atiende al paciente y se deben revisar por el equipo interdisciplinario. Las lesiones por presión pueden ser la única razón por la cual los pacientes son trasladados a un hogar de ancianos.

Desnutrición

En el hospital, los pacientes ancianos pueden presentar rápidamente desnutrición o pueden estar desnutridos en el momento de la internación. La hospitalización prolongada exacerba los problemas preexistentes y a menudo provoca una pérdida nutricional significativa. La desnutrición es más grave en pacientes hospitalizados porque disminuye su capacidad de combatir la infección, mantener la integridad de la piel y participar en la rehabilitación; en estos pacientes, es más difícil la cicatrización de las heridas quirúrgicas.

La hospitalización contribuye al desarrollo de desnutrición a través de varias formas:

  • Las horarios rígidos para las comidas, el uso de medicamentos que puedan afectar el hambre y el sentido del gusto y los cambios en el ambiente pueden afectar el apetito y la ingesta nutricional.

  • El paciente siente que la comida del hospital y las dietas terapéuticas (p. ej., dieta hiposódica) no son las que consume habitualmente y muchas veces no le resultan sabrosas.

  • Comer en la cama del hospital sobre una bandeja es difícil, en particular cuando las barandas y otras barreras limitan el movimiento o cuando el paciente tiene disfagia.

  • Los ancianos pueden necesitar ayuda para alimentarse; la colaboración puede tardar en llegar y determinar que la comida se enfríe y que su sabor sea menos agradable.

  • Los ancianos pueden no beber suficiente cantidad de agua porque su percepción de la sed es menor o porque el agua es difícil de alcanzar; así puede producirse una deshidratación grave (que a veces provoca estupor y confusión).

  • Las prótesis dentales pueden quedar en la casa o estar mal colocadas, lo que complica la masticación; la colocación de etiquetas en las prótesis ayuda a prevenir su pérdida o su descarte en la bandeja de la comida.

Prevención de la desnutrición

Los pacientes con trastornos nutricionales previos deben ser identificados en el momento de la admisión y tratados en la forma apropiada. Los médicos y los miembros del personal deben prever las deficiencias nutricinales en los ancianos.

Las siguientes medidas pueden ser útiles:

  • Suspender la dieta restrictiva tan pronto como sea posible

  • Monitorizar la ingesta nutricional en forma cotidiana

  • Conversar con los pacientes y los miembros de la familia sobre las preferencias de alimentos e intentar desarrollar una dieta razonable específica para cada paciente

  • Estimular a los miembros de la familia a acompañar al paciente durante la comida, porque las personas comen más cuando están acompañadas

  • Asegurar que los pacientes se alimenten adecuadamente en todo momento (p. ej., si el paciente está fuera de la unidad por un estudio o tratamiento a la hora de la comida, esta debe guardarse para cuando regrese)

  • Considerar nutrición parenteral temporaria o permanente o alimentación por sonda enteral en pacientes demasiado enfermos que no pueden deglutir

  • Indicar explícitamente que se administren líquidos por vía oral (p. ej., proporcionar agua fresca y de fácil acceso a través de un suministro de agua u otros líquidos junto a la cama del paciente, a menos que exista alguna restricción para ello; aconsejar a los miembros de la familia, los amigos y los miembros del personal que le ofrezcan al paciente bebida en forma regular)

Transiciones de cuidado

La transición en la atención es cuando un paciente pasa de un entorno de atención a otro. En la última década, una importante investigación ha demostrado que la atención al paciente durante las transiciones está fragmentada, suele ser apresurada y carece de comunicación entre los profesionales, dando como consecuencia resultados deficientes en los pacientes. Las transiciones en la atención producen la mayor cantidad de errores, lo que crea un mayor riesgo de morbimortalidad, en particular para las personas mayores que no siempre pueden abogar por sí mismas. Los profesionales que brindan atención a los adultos mayores deben prestar especial atención a los muchos puntos de transición que ocurren cuando un adulto mayor ingresa al sistema de atención médica. Las mejores prácticas incluyen asegurar que

  • Todos los registros de salud relevantes son transferidos

  • Los medicamentos (en particular los cambios) deben quedar claramente documentados y comunicados

  • El paciente y su familia están completamente informados de lo que debería ocurrir en el nuevo centro de salud

  • El traspaso es amable: al menos una llamada telefónica entre las organizaciones que derivan y reciben e, idealmente, una llamada telefónica entre el profesional que deriva y el que recibe

Más información

Los siguientes recursos en inglés pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de estos recursos.

  1. National Transitions of Care Coalition (NTOCC): Herramientas para profesionales de la salud, líderes gubernamentales, pacientes y cuidadores para crear consciencia sobre las transiciones de la atención, aumentar la calidad de la atención, reducir los errores de medicación y mejorar los resultados clínicos

  2. American Academy of Nursing: Don’t let older adults lie in bed or only get up to a chair during their hospital stay (2014)

Planificación del alta y traslados

La planificación del alta en forma efectiva y temprana se asocia con muchos beneficios:

  • Acorta la duración de la internación

  • Reduce la probabilidad de una reinternación

  • Identifica alternativas terapéuticas menos costosas

  • Facilita la ubicación del equipo (p. ej., cama de hospital, oxigeno) en el domicilio del paciente

  • Ayuda a aumentar la satisfacción del paciente

  • Puede prevenir la necesidad de internación en un hogar de ancianos

Apenas se interna el paciente, todos los miembros del equipo interdisciplinario empiezan a planear el alta. Un asistente social o un coordinador encargado de las altas hospitalarias evalúan las necesidades del paciente dentro de las primeras 24 h de la internación. Los enfermeros ayudan a los médicos a establecer el momento en el que el alta es segura y el ámbito más apropiado para trasladarlo.

Alta al domicilio

Los pacientes que reciben el alta a su domicilio necesitan instrucciones minuciosas para el seguimiento, y los miembros de la familia u otros cuidadores pueden necesitar entrenamiento para proporcionar los cuidados que requiere el paciente. Si no se enseña la forma de tomar los fármacos, implementar los tratamientos y controlar la recuperación, aumenta la probabilidad de evoluciones adversas y reinternaciones. La anotación de las citas de seguimiento y los horarios de los fármacos puede ser útil para los pacientes y los miembros de su familia. En el momento del alta, el paciente o un miembro de su familia debe recibir un breve resumen del plan para prever el surgimiento de preguntas sobre la atención antes de que el médico de atención primaria reciba la reseña con el plan oficial.

Alta a otro centro de salud

Cuando un paciente se traslada a un hogar de ancianos o a otra institución, debe enviarse un resumen por escrito junto con el paciente y debe transmitirse una copia completa por vía electrónica a la institución que recibe al individuo, y también se puede hacer una llamada telefónica a la institución receptora. Idealmente, el profesional que deriva debe llamar al médico, a la enfermera o al asistente médico que atenderá al paciente en el nuevo centro. El resumen debe incluir información precisa y completa sobre los siguientes elementos:

  • Estado mental y funcional del paciente

  • Horarios en los que el paciente recibió los últimos fármacos

  • Listado de los medicamentos que se toman actualmente y la dosis, vía y horarios en los que deben tomarse

  • Alergias a fármacos documentadas o reacciones adversas

  • Instrucciones por adelantado, incluso acerca de la reanimación

  • Contactos familiares y grupos de apoyo del paciente

  • Citas y pruebas para el seguimiento

  • Resumen de la atención brindada en el hospital, incluidas copias de las pruebas y procedimientos relevantes

  • Nombres y números telefónicos de un enfermero y un médico que puedan proporcionar información adicional

El paciente debe llevar consigo una copia de la historia clínica (tanto médica como social) durante el traslado, que también puede enviarse por vía electrónica a la institución receptora con el fin de asegurar la transmisión de toda la información.

La comunicación eficaz entre los miembros del personal ayuda a asegurar continuidad en la atención. Por ejemplo, el enfermero puede llamar a la institución receptora que va a atender al paciente después del alta para revisar brevemente la información antes de trasladar al paciente, y hablar con el enfermero que lo atenderá.

Alternativas a la hospitalización

En los últimos años, se han desarrollado varios modelos nuevos de atención de la salud en los que el paciente se trata en su domicilio (véase también Atención domiciliaria). El objetivo general de estos modelos es proporcionar una atención y un tratamiento de mayor calidad que mantenga a los adultos mayores fuera de los hospitales y las instituciones de enfermería especializadas y promueva el envejecimiento en el domicilio. En general, se los conoce como servicios domiciliarios y comunitarios que incluyen los servicios tradicionales de salud en el hogar, pero se han ampliado para incluir otros modelos, algunos de los cuales se han iniciado como proyectos de demostración.

Independence at Home (IAH) es un proyecto de demostración patrocinado por los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS). Este modelo comenzó en 2012 y ha sido reformado varias veces. En este modelo, los adultos mayores frágiles confinados a su domicilio reciben servicios de un médico o un proveedor de práctica avanzada (p. ej., enfermeros, paramédicos) en su hogar. El objetivo de este modelo es mantener al paciente en su hogar y fuera del hospital. Para ser incluidos en este modelo de atención, los pacientes deben estar confinados a su domicilio y tener 2 o más enfermedades crónicas. Los pacientes se han beneficiado con el modelo IAH con menos hospitalizaciones y mayor satisfacción.

El modelo Hospital at Home (HAH) permite a las organizaciones proporcionar atención a nivel hospitalario en el domicilio del paciente. La mayoría de los pacientes participantes son adultos mayores con enfermedades agudas. El objetivo de este modelo es disminuir el número de días que un paciente pasa en el hospital, reducir los costos hospitalarios, mejorar la satisfacción del paciente y los resultados. En la mayoría de los casos, estos pacientes suelen estar estables, pero requieren atención especializada a nivel hospitalario, como visitas diarias de un médico o un proveedor de práctica avanzada y control diario de su estado de salud. Los beneficios de este modelo incluyen menor morbilidad, menor delirio causado por fármacos sedantes, menor uso de restricciones y alta satisfacción del cuidador.

El modelo desarrollado por CMS Emergency Triage, Treat, and Transport (ET3) permite a los equipos de atención en ambulancia tener una mayor flexibilidad para decidir dónde un paciente debe recibir atención. En lugar de trasladar a un paciente a un departamento de urgencias de un hospital, el equipo de atención en ambulancia, a menudo en consulta con un proveedor de práctica avanzada, puede llevar al paciente a un centro de atención de urgencia o a un consultorio médico o puede facilitar la atención en el domicilio del paciente con el ayuda de una aplicación que puede estar en la ambulancia o accesible a través de telesalud.

Más información

Los siguientes recursos en inglés pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de estos recursos.

  1. Center for Medicare and Medicaid Services (CMS): Independence at Home Demonstration: A resource providing information about this care-in-the-home test model

  2. CMS: Emergency Triage, Treat, and Transport (ET3): A resource providing details about this care model

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