Los clostridios son bacilos grampositivos formadores de esporas que se presentan en forma diseminada en el polvo, la tierra y la vegetación y constituyen la flora normal en el tubo digestivo de los mamíferos. Las especies patógenas producen exotoxinas destructoras de los tejidos y el sistema nervioso, que contribuyen a las manifestaciones de la enfermedad.
(Véase también Generalidades sobre las bacterias anaerobias.)
Se identificaron casi 100 especies de Clostridium, pero sólo entre 25 y 30 causan enfermedad en el ser humano o los animales.
Fisiopatología de las infecciones por clostridios
Las especies patógenas producen exotoxinas destructoras de los tejidos y el sistema nervioso, que son responsables de las manifestaciones de la enfermedad. Los clostridios pueden adquirir patogenicidad cuando la tensión tisular de oxígeno y el pH son bajos. Estos medios anaerobios pueden desarrollarse en un tejido isquémico o desvitalizado, como sucede en la insuficiencia arterial primaria o después de una lesión penetrante o aplastante grave. Cuanto más profunda y más grave es la herida, más susceptible es el paciente a desarrollar una infección por clostridios, en especial si se produce una contaminación aunque sea mínima por material extraño.
La enfermedad clostridial también puede aparecer después de la inyección de drogas ilegales.
Se identificaron enfermedades no infecciosas graves después de la ingestión de conservas caseras en las cuales las bacterias produjeron toxinas.
Enfermedades causadas por clostridios
Las enfermedades causadas por clostridios (véase tabla Trastornos específicos asociados con infecciones por clostridios) incluyen
Botulismo (secundario a C. botulinum)
Diarrea inducida por Clostridioides (antes denominado Clostridium) difficile
Tétanos (generado por C. tetani)
Enteritis necrosante por clostridios (generada por C. perfringens tipo C)
Enterocolitis neutropénica (tiflitis) (debido a C. septicum)
La infección más frecuente por clostridios es una gastroenteritis menor autolimitada, causada típicamente por C. perfringens tipo A. Las enfermedades graves por clostridios son relativamente inusuales, pero pueden ser fatales.
Los trastornos abdominales, como la colecistitis, la peritonitis, la rotura del apéndice y la perforación intestinal, pueden ser secundarias a C. perfringens, C. ramosum, y muchos otros.
La necrosis muscular y la infección del tejido blando, que se caracteriza por celulitis con crepitantes, miositis y mionecrosis clostridial, pueden deberse a C. perfringens.
La necrosis cutánea y tisular puede ser secundaria a C. septicum hematógeno procedente del colon.
Los clostridios también aparecen como componentes de la flora mixta que ocasiona infecciones leves comunes de las heridas, aunque su papel en estas infecciones es incierto.
La infección intrahospitalaria por clostridios es cada vez más frecuente, en especial en pacientes operados e inmunodeficientes. La perforación y la obstrucción intestinal pueden complicarse con sepsis grave por clostridios.