La hepatitis isquémica es una lesión hepática generalizada secundaria a una irrigación inadecuada o a un aporte de oxígeno insuficiente.
(Véase también Generalidades sobre los trastornos vasculares del hígado).
Etiología de la hepatitis isquémica
Las causas más frecuentes son sistémicas:
Compromiso de la perfusión hepática (p. ej., secundario a insuficiencia hepática o hipotensión aguda)
Hipoxemia (p. ej., secundaria a insuficiencia respiratoria o a intoxicación por monóxido de carbono)
Aumento de la demanda metabólica (p. ej., secundaria a sepsis)
Las lesiones localizadas de los vasos hepáticos son causas menos frecuentes. La hepatitis isquémica puede desarrollarse en presencia de una trombosis de la arteria hepática durante un trasplante de hígado o cuando se desarrolla una trombosis de la vena porta y la arteria hepática en un paciente con una crisis drepanocítica (que a su vez compromete la irrigación sanguínea doble del hígado). La necrosis centrozonal no produce inflamación hepática (es decir, no es verdadera hepatitis).
Síntomas y signos de la hepatitis isquémica
Los síntomas podrían abarcar náuseas, vómitos y hepatomegalia dolorosa.
Diagnóstico de la hepatitis isquémica
Evaluación clínica y hepatograma
Ecografía Doppler, resonancia magnética (RM) o arteriografía
La hepatitis isquémica se sospecha en pacientes con factores de riesgo y alteraciones en las pruebas de laboratorio:
La concentración sérica de aminotransferasa aumenta en forma significativa (p. ej., entre 1000 y 3000 UI/L).
La lactato deshidrogenasa (LDH) se eleva dentro de las horas siguientes a la isquemia (a diferencia de lo que sucede en la hepatitis vírica aguda).
La bilirrubinemia aumenta en forma moderada, sólo ≤ 4 veces su valor normal.
La relación tiempo de protrombina/índice internacional normalizado (TP/IIN) está elevada.
Las pruebas de diagnóstico por la imagen ayudan a definir la causa: ecografía Doppler, RM o arteriografía, que pueden contribuir a la identificación de una obstrucción en la arteria hepática o una trombosis de la vena porta.
Tratamiento de la hepatitis isquémica
Reperfusión hepática
El tratamiento está destinado a la causa e intenta restablecer la perfusión hepática, en particular a través del aumento del gasto cardíaco y la resolución de la inestabilidad hemodinámica.
Si se restablece la perfusión, la concentración de aminotransferasa desciende en 1 a 2 semanas. En la mayoría de los casos, la función hepática se restituye por completo. En los pacientes con cirrosis preexistente, puede desarrollarse insuficiencia hepática fulminante, aunque este es un evento infrecuente.