Neumonía eosinofílica aguda

PorJoyce Lee, MD, MAS, University of Colorado School of Medicine
Reviewed ByRichard K. Albert, MD, Department of Medicine, University of Colorado Denver - Anschutz Medical
Revisado/Modificado Modificado jun 2025
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Vista para pacientes

La neumonía eosinofílica aguda (NEA) es un trastorno de etiología variada caracterizada por la rápida infiltración eosinófila del intersticio pulmonar. La dificultad respiratoria y la progresión rápida a insuficiencia respiratoria son frecuentes. El diagnóstico se basa en las imágenes (radiografía y tomografía computarizada de alta resolución) y el lavado broncoalveolar que muestra eosinófilos. El tratamiento casi siempre consiste en glucocorticoides sistémicos y, a veces, ventilación mecánica. El pronóstico en general es bueno.

A diferencia de la neumonía eosinofílica aguda, la forma aguda no suele repetirse. Hay datos limitados sobre la frecuencia de la enfermedad, pero se piensa que es rara. Un estudio de personal militar estadounidense desplegado informó una tasa de incidencia de aproximadamente 9 cada 100.000 personas-año (1). La neumonía eosinofílica aguda puede producirse a cualquier edad, pero afecta con mayor frecuencia a los pacientes entre 20 y 40 años, con una proporción de varones y mujeres de 2:1.

La causa no está clara, pero la neumonía eosinofílica aguda puede ser una reacción de hipersensibilidad aguda a ciertos desencadenantes, como humos tóxicos inhalados, medicamentos o infecciones (2). La exposición al humo del cigarrillo u otro humo, particularmente entre fumadores nuevos, así como la arena fina del desierto o el polvo parecen ser desencadenantes (1). Sin embargo, en muchos casos, no se puede identificar ninguna causa y es idiopática. Pueden hallarse antecedentes de asma y enfermedad alérgica. Debido a su rareza, a menudo es un diagnóstico de exclusión.

Referencias generales

  1. 1. Shorr AF, Scoville SL, Cersovsky SB, et al. Acute eosinophilic pneumonia among US Military personnel deployed in or near Iraq. JAMA 2004;292(24):2997-3005. doi:10.1001/jama.292.24.2997

  2. 2. Allen J, Wert M. Eosinophilic Pneumonias. J Allergy Clin Immunol Pract. 2018;6(5):1455-1461. doi:10.1016/j.jaip.2018.03.011

Signos y síntomas de la neumonía eosinofílica aguda

La neumonía eosinofílica aguda provoca una enfermedad febril aguda de corta duración (en general, < 7 días). Los síntomas son tos no productiva, disnea, malestar general, mialgias, sudores nocturnos y dolor torácico pleural.

Los signos incluyen taquipnea, fiebre (a menudo > 38,5° C), hipoxia y crepitantes inspiratorios en ambas bases pulmonares y, en ocasiones, roncus en la espiración forzada.

La neumonía eosinofílica aguda puede progresar rápidamente a insuficiencia respiratoria aguda, que requiere ventilación mecánica. En raras ocasiones, puede haber shock distributivo (hiperdinámico).

Diagnóstico de la neumonía eosinofílica aguda

  • TC de alta resolución (TCAR)

  • Por lo general, hemograma completo con recuento diferencial y análisis del líquido pleural (en presencia de derrame)

  • Exclusión de otras causas autoinmunitarias o infecciosas de neumonía aguda

  • Broncoscopia para obtener muestras de lavado y, rara vez, biopsia

La neumonía eosinofílica aguda es un diagnóstico de exclusión y requiere la ausencia de causas conocidas de neumonía eosinofílica (p. ej., inducida por fármacos y toxinas, relacionada con la infección helmíntica y micótica, granulomatosis eosinofílica con poliangeítis, síndrome hipereosinofílico, tumores).

El diagnóstico se sospecha en pacientes con síntomas de neumonía eosinofílica aguda que progresa a insuficiencia respiratoria y no responde a los antibióticos. El diagnóstico se basa en los resultados de las pruebas de rutina y se confirma por broncoscopia.

El hemograma completo con frecuencia fracasa en demostrar elevaciones marcadas de los recuentos de eosinófilos, a diferencia de lo que ocurre en la neumonía eosinofílica crónica. La velocidad de eritrosedimentación y las concentraciones de IgE pueden estar elevadas, pero son inespecíficas.

La radiografía de tórax inicialmente puede mostrar sólo opacidades reticulares o en vidrio esmerilado sutiles (o atenuación), a menudo con líneas B de Kerley. También pueden observarse opacidades aisladas alveolares (alrededor del 25% de los casos) o reticulares (cerca del 25% de los casos). A diferencia de la neumonía eosinofílica crónica, en la forma aguda las opacidades no se localizan característicamente en la periferia del pulmón. En dos tercios de los pacientes se producen pequeños derrames pleurales, con frecuencia bilaterales.

La TC de alta resolución siempre es anormal con opacidades reticulares o de vidrio esmerilado en parches, aleatorias y bilaterales.

El examen de líquido pleural muestra eosinofilia marcada y pH elevado.

Las pruebas de la función pulmonar no son diagnósticas pero a menudo muestran un proceso restrictivo con capacidad de difusión pulmonar del monóxido de carbono (DLCO) reducida.

Debe indicarse broncoscopia para lavado si los pacientes están clínicamente estables para tolerar el procedimiento. El líquido de lavado broncoalveolar a menudo muestra un número y porcentaje elevados (> 25%) de eosinófilos. La biopsia rara vez es necesaria y típicamente se reserva para pacientes que no responden en forma adecuada a los glucocorticoides sistémicos o en quienes no se puede excluir una etiología infecciosa por lavado broncoalveolar. Las características histopatológicas más comunes en la biopsia consisten en infiltración de eosinófilos con daño alveolar agudo y organización difusa.

Tratamiento de la neumonía eosinofílica aguda

  • Glucocorticoides sistémicos

  • A veces ventilación mecánica

Algunos pacientes con neumonía eosinófila aguda mejoran espontáneamente. Sin embargo, la mayoría requiere tratamiento con altas dosis de prednisona por vía oral. En pacientes con insuficiencia respiratoria, se prefiere metilprednisolona intravenosa. Se inicia ventilación mecánica si se detecta insuficiencia respiratoria hipoxémica; la elección de la modalidad ventilatoria (como intubación) depende de la extensión del compromiso.

El pronóstico de la neumonía eosinofílica aguda suele ser bueno si el tratamiento se inicia de inmediato; la respuesta a los glucocorticoides se produce con frecuencia en 1 a 2 días y la recuperación completa en 4 a 8 semanas. La mejoría radiológica se observa después de la respuesta clínica. Los derrames pleurales resuelven más lentamente que las opacidades parenquimatosas.

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