Síndrome del dolor miofascial temporomandibular

PorGary D. Klasser, DMD, Louisiana State University School of Dentistry
Reviewed ByDavid F. Murchison, DDS, MMS, The University of Texas at Dallas
Revisado/Modificado Modificado ago 2025
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Vista para pacientes

El síndrome del dolor miofascial temporomandibular (antes conocido como síndrome de dolor y disfunción miofascial [SDDM o SDDMF]) puede aparecer en pacientes con una articulación temporomandibular normal. Es causada por tensión muscular, fatiga o (rara vez) espasmo de los músculos masticatorios. Los síntomas incluyen dolor espontáneo y a la palpación en y alrededor de las estructuras masticadoras o referido a otras localizaciones en la cabeza y el cuello, y a menudo, anomalías en la movilidad mandibular. El diagnóstico se basa principalmente en la anamnesis y el examen físico. El tratamiento conservador, que incluye analgésicos, relajación muscular, modificación del comportamiento parafuncional (p. ej., apretar y rechinar los dientes) y el uso de dispositivos bucales suelen ser eficaces.

(Véase también Generalidades sobre los trastornos temporomandibulares).

Este trastorno es el trastorno temporomandibular más frecuente (1). Es más común en mujeres que en hombres y más en personas jóvenes (2).

En el músculo afectado, tanto el dolor como los puntos gatillo (que causan dolor referido) pueden ser el resultado de un comportamiento parafuncional como bruxismo (apretar o rechinar los dientes y/o contraer o empujar la mandíbula). El bruxismo se considera como 2 entidades distintas: bruxismo del sueño o de la vigilia, que tienen diferentes etiologías. El bruxismo puede definirse como durante el sueño o la vigilia. El bruxismo del sueño es la actividad muscular masticatoria rítmica o no rítmica durante el sueño y el bruxismo de vigilia se caracteriza por contacto dental sostenido o repetitivo. (3).

El síndrome del dolor miofascial temporomandibular no está limitado a los músculos masticadores. Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, y compromete más comúnmente los músculos del cuello, hombros y la espalda.

Referencias

  1. 1. Manfredini D, Arveda N, Guarda-Nardini L, et al. Distribution of diagnoses in a population of patients with temporomandibular disorders. Oral Surg Oral Med Oral Pathol Oral Radiol. 2012;114(5):e35-e41. doi:10.1016/j.oooo.2012.03.023

  2. 2. Janal MN, Raphael KG, Nayak S, Klausner J. Prevalence of myofascial temporomandibular disorder in US community women. J Oral Rehabil. 2008;35(11):801-809. doi:10.1111/j.1365-2842.2008.01854.x

  3. 3. Lobbezoo F, Ahlberg J, Raphael KG, et al. International consensus on the assessment of bruxism: Report of a work in progress. J Oral Rehabil. 2018;45(11):837-844. doi:10.1111/joor.12663

Signos y síntomas del síndrome del dolor miofascial temporomandibular

Los síntomas incluyen dolor espontáneo y a la palpación de los músculos masticadores y a menudo dolor y limitación de la excursión mandibular. Tanto el bruxismo durante el sueño como los trastornos respiratorios que afectan el sueño (como la apnea obstructiva del sueño y el síndrome de resistencia en las vías aéreas superiores) se asocian con cefalea que es más intensa al despertar y desaparece gradualmente durante el día. Este tipo de dolor debe distinguirse del dolor causado por arteritis de células gigantes, que puede provocar pérdida visual si no se diagnostica y se trata rápidamente. Los síntomas durante la vigilia, como fatiga de los músculos de la mandíbula, dolor mandibular y cefaleas, suelen empeorar si el comportamiento parafuncional continúa durante todo el día.

La mandíbula se desvía hacia el lado afectado cuando la boca se abre pero, en general, no tan repentinamente o siempre en el mismo punto de apertura como en la alteración interna de la articulación temporomandibular. A veces, el examinador puede ejercer una presión suave sobre los dientes anteriores inferiores que puede estirar los músculos comprometidos y así ayudar al paciente a abrir la boca otros 1 a 3 mm más allá de la apertura máxima sin ayuda.

Diagnóstico del síndrome del dolor miofascial temporomandibular

  • Principalmente anamnesis y examen físico

El diagnóstico se basa habitualmente en la anamnesis y la exploración clínica del paciente. Un simple estudio puede ayudar al diagnóstico: se colocan 2 o 3 bajalenguas entre los molares posteriores de cada lado y se le pide al paciente que cierre la boca suavemente (1, 2, 3). Este procedimiento de cierre de la articulación activará los músculos masticatorios. Si los músculos masticatorios son la fuente del dolor, entonces el paciente indicará que este procedimiento intensifica su dolor mientras señala el área del dolor. Las radiografías generalmente no ayudan en el diagnóstico, pero pueden excluir artritis u otras patologías. Si se sospecha arteritis de células gigantes, debe medirse la proteína C reactiva y la velocidad de sedimentación globular (VSG).

Aunque el síndrome de dolor miofascial temporomandibular puede causar alteraciones del sueño, debe realizarse polisomnografía si se sospecha un trastorno respiratorio del sueño.

Referencias del diagnóstico

  1. 1. Schiffman E, Ohrbach R, Truelove E, et al. Diagnostic criteria for temporomandibular disorders (DC/TMD) for clinical and research applications: Recommendations of the International RDC/TMD Consortium Network and Orofacial Pain Special Interest Group. J Oral Facial Pain Headache 28(1):6-27, 2014.  doi: 10.11607/jop.1151

  2. 2. Peck C, Goulet J-P, Lobbezoo F, et al. Expanding the taxonomy of the diagnostic criteria for temporomandibular disorders. J Oral Rehabil 41(1):2-23, 2014. doi: 10.1111/joor.12132

  3. 3. International Classification of Orofacial Pain, 1st edition (ICOP).Cephalalgia 40(2):129-221, 2020. doi: 10.1177/0333102419893823

Tratamiento del síndrome de dolor miofascial temporomandibular

  • Terapias de automanejo

  • Analgésicos

  • Dispositivos bucales

  • Posible uso temporal de una benzodiazepina o ciclobenzaprina al acostarse

  • Inyecciones en los puntos gatillo y otras modalidades de terapia física y conductual

El paciente debe aprender a evitar conductas parafuncionales (p. ej., apretar la mandíbula, rechinar los dientes, estabilizar o protruir la mandíbula) cuando está despierto. Deben evitarse las comidas duras y la goma de mascar. La fisioterapia, la retroalimentación para mejorar la relajación y el asesoramiento ayudan a algunos pacientes (1, 2).

Los analgésicos, como los AINEs o el paracetamol, en forma individual o combinados, suelen ser efectivos. Como la condición es crónica, no deben usarse opiáceos, excepto por breves períodos en las exacerbaciones agudas. En algunos casos de dolor crónico, la medicación antidepresiva es útil (3).

Un aparato bucal proporcionado por un dentista puede evitar que los dientes entren en contacto y así reducir el daño causado por el bruxismo. Los protectores bucales de venta libre moldeables con calor (se deben hervir y morder para moldearlos) están disponibles en muchas tiendas de artículos deportivos o farmacias; sin embargo, estos tipos de dispositivos deben usarse brevemente y solo como herramientas de diagnóstico a corto plazo y solo para alivio a corto plazo. Debido a que estos protectores bucales pueden causar un movimiento no deseado de los dientes o estimular un aumento paradójico de la actividad muscular, los aparatos bucales deben ser fabricados, adaptados y ajustados por un dentista.

Las dosis bajas de una benzodiazepina al acostarse suelen ser eficaces para las exacerbaciones agudas y el alivio temporal de los síntomas (4, 5). La ciclobenzaprina puede facilitar la relajación muscular. Sin embargo, en pacientes con trastornos del sueño asociados, como la apnea del sueño, las benzodiazepinas y relajantes musculares se deben utilizar con precaución, ya que pueden agravar estas condiciones.

Las modalidades físicas incluyen inyecciones en el punto gatillo, estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), y el procedimiento de "rociar y estirar", en el que la mandíbula se abre en forma amplia después de enfriar la piel sobre el área dolorosa con hielo o rociala con un refrigerante para la piel, como cloruro de etilo. La toxina botulínica puede utilizarse con éxito para aliviar el espasmo muscular.

Incluso sin tratamiento, la mayoría de los pacientes suelen experimentar una disminución o el cese de los síntomas significativos dentro de 6 a 12 meses.

Referencias del tratamiento

  1. 1. Story WP, Durham J, Al-Baghdadi M, Steele J, et al. Self-management in temporomandibular disorders: a systematic review of behavioural components. J Oral Rehabil. 2016;43(10):759-770. doi:10.1111/joor.12422

  2. 2. Durham J, Al-Baghdadi M, Baad-Hansen L, et al. Self-management programmes in temporomandibular disorders: results from an international Delphi process. J Oral Rehabil. 2016;43(12):929-936. doi:10.1111/joor.12448

  3. 3. Dei T, Galloway K, Fagundes NCF, et al. Beyond Depression: The Role of Antidepressants in Managing Chronic Temporomandibular Disorders. A Systematic Review. J Oral Rehabil. 2025;52(6):923-936. doi:10.1111/joor.13971

  4. 4. Klasser GD, Romero Reyes M, eds. Orofacial Pain: Guidelines for Assessment, Diagnosis, and Management. 7th Ed. Quintessence; 2023.

  5. 5. List T, Axelsson S. Management of TMD: evidence from systematic reviews and meta-analyses. J Oral Rehabil. 2010;37(6):430-451. doi:10.1111/j.1365-2842.2010.02089.x

Conceptos clave

  • El síndrome de dolor miofascial temporomandibular es causa más frecuente de dolor temporomandibular que la alteración de la articulación temporomandibular.

  • La tensión, la fatiga y (rara vez) los espasmos de los músculos masticatorios pueden ser el resultado de un comportamiento parafuncional (p. ej., bruxismo).

  • Los pacientes presentan dolor espontáneo y a la palpación de los músculos masticadores, limitación dolorosa de la excursión mandibular, y a veces cefalea.

  • El uso de aparatos bucales, benzodiazepinas o relajantes musculares durante el sueño puede ayudar, junto con analgésicos no opioides; a veces son apropiadas las modalidades conductuales y la fisioterapia.

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