(Véase también Generalidades sobre los trastornos trombóticos).
El síndrome de anticuerpos antifosfolípidos (SAF) es un trastorno autoinmunitario que se manifiesta por trombosis y (durante el embarazo) muerte fetal causada por diversos anticuerpos dirigidos contra una o más proteínas de unión a fosfolípidos (p. ej., beta2-glucoproteína I, protrombina, anexina A5).
La anexina 5 se puede unir a los componentes fosfolipídicos de la membrana para evitar que la membrana celular active la coagulación. Si los autoanticuerpos desplazan la annexina 5, las superficies de las células endoteliales procoagulantes pueden quedar expuestas y desencadenar trombosis arteriales o venosas.
El mecanismo preciso de la trombosis en pacientes con autoanticuerpos contra la beta2-glucoproteína 1 unida a fosfolípidos es desconocido.
Paradójicamente, lo resultados de las pruebas de coagulación in vitro pueden estar prolongadas, porque los autoanticuerpos contra las proteínas de unión a los fosfolípidos interfieren con el ensamblaje de los factores de coagulación y la activación de los componentes fosfolipídicos agregados al plasma para iniciar las pruebas. El anticoagulante lúpico es un autoanticuerpo que se une a los complejos de fosfolípidos unidos a proteínas. Al principio, se lo reconoció en pacientes con lupus eritematoso sistémico, pero estos pacientes representan, en la actualidad, solo una minoría de aquellos con el autoanticuerpo.
También pueden desarrollarse otros síntomas de la trombosis venosa o arterial. Los pacientes con autoanticuerpos contra la protrombina unida a fosfolípidos pueden tener niveles de protrombina circulante que sean lo suficientemente bajos como para aumentar el riesgo de sangrado. Algunos pacientes presentan trombocitopenia.
Síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos catastrófico
En una pequeña proporción de pacientes con síndrome antifosfolípido, se producen trombosis generalizadas en pequeños vasos que suministran múltiples órganos, lo que a menudo provoca defectos neurológicos. Este síndrome se llama síndrome antifosfolípido catastrófico y puede confundirse con la coagulación intravascular diseminada (CID), la trombocitopenia inducida por heparina (TIH) y la microangiopatía trombótica (MAT). Su tratamiento incluye dosis altas de corticosteroides, anticoagulación, plasmaféresis y algunas veces rituximab, un anticuerpo monoclonal anti-CD20, o eculizumab, un anticuerpo monoclonal contra el componente 5 del complemento (C5).
Diagnóstico
Las pruebas de TTP se realizan en pacientes que se espera se sometan a un procedimiento invasivo o en aquellos con sangrado o coagulación inexplicable. Se sospecha anticoagulante lúpico si el TTP está prolongado y no se corrige de inmediato al realizar una mezcla 1:1 con plasma normal, pero sí se normaliza al agregar una cantidad excesiva de fosfolípidos.
Los anticuerpos antifosfolípidos en plasma del paciente se determinan directamente mediante inmunoanálisis de anticuerpos IgG e IgM que se unen a los complejos fosfolípido-beta2-glucoproteína 1 en placas de microtitulación.
Tratamiento
Se han usado heparina, warfarina (excepto en las mujeres embarazadas) y aspirina para la profilaxis y el tratamiento.
Es posible pero todavía no se confirmó si los anticoagulantes orales de acción directa (ACOAD) que inhiben la trombina (dabigatrán) o el factor Xa (p. ej., rivaroxabán, apixabán) se pueden utilizar en lugar de la heparina o la warfarina para este trastorno.