Introducción a los trastornos producidos por el calor

(enfermedades relacionadas con el calor)

PorDavid Tanen, MD, David Geffen School of Medicine at UCLA
Revisado/Modificado mar. 2023
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A pesar de las grandes fluctuaciones que se dan en la temperatura exterior, los seres humanos somos animales de sangre caliente, que mantenemos nuestra temperatura corporal (con un margen de 1 o 2 grados centígrados) de alrededor de los 37° C medida en la boca, y de 38° C en el recto. Esta temperatura interna debe mantenerse para que el organismo funcione con normalidad. Una temperatura corporal demasiado elevada o demasiado baja puede tener como consecuencia una lesión grave de los órganos o incluso la muerte.

Regulación de la temperatura

El cuerpo regula su temperatura al compensar la producción y la pérdida de calor.

Una forma que el organismo tiene de producir calor es a través de las reacciones químicas (metabolismo) que se producen debido, sobre todo, a la conversión de los alimentos en energía. También se produce calor al ejercitar los músculos durante la actividad física.

El cuerpo se enfría por sí mismo al perder calor, principalmente a través de los procesos de

  • Radiación

  • Evaporación del agua (principalmente a través del sudor)

La radiación, en la que el calor fluye desde zonas más calientes a otras más frías, es la principal fuente de pérdida de calor cuando el cuerpo está más caliente que el ambiente. La radiación no requiere contacto con ningún objeto, por ejemplo, como cuando una bombilla irradia calor en una habitación.

La evaporación de agua extrae una gran cantidad de calor procedente de una superficie húmeda. El sudor, la humedad producida por las glándulas sudoríparas, enfría la piel a medida que se evapora. La sudoración es la principal fuente de pérdida de calor cuando la temperatura ambiental se aproxima a la corporal y durante el ejercicio. Sin embargo, la humedad en el aire ralentiza la evaporación de agua, y eso hace que disminuya la efectividad de la sudoración. Por lo tanto, la pérdida de calor puede ser difícil en climas cálidos y húmedos.

El cuerpo también se enfría a través de los procesos de

  • Convección: el calor se transfiere al agua fresca o al aire que pasa sobre la piel

  • Conducción: el calor se transfiere a las superficies más frías que están en contacto con el cuerpo, como por ejemplo cuando se está acostado sobre el suelo frío

Trastornos causados por el calor

Hay varios tipos de trastornos por calor:

Estos tipos varían según sus síntomas, dependiendo de si (y de cuánto) se eleva la temperatura corporal, y por la gravedad de la pérdida de líquidos y sales corporales. La disminución de líquido corporal y sales es debida a una sudoración excesiva y puede producir hipotensión arterial y contracciones musculares dolorosas. Los órganos internos pueden resultar lesionados si la temperatura corporal es muy alta durante mucho tiempo.

Otros trastornos de la regulación de la temperatura

La hipertermia maligna, el síndrome neuroléptico maligno y el síndrome de la serotonina son otros trastornos en los que la hipertermia (temperatura corporal elevada) puede ser potencialmente mortal.

Causas de los trastornos producidos por el calor

Los trastornos por calor son causados por la exposición a calor excesivo, por fallo de los mecanismos de pérdida de calor, o por ambos motivos.

La producción de calor excesivo puede ser causada por lo siguiente:

Una pérdida ineficaz de calor se produce más frecuentemente en condiciones de calor y humedad. Los siguientes factores interfieren también en gran medida en la pérdida de calor:

  • El uso de ropa de abrigo, ajustada, que no transpira (es decir, que no permite que el aire y la humedad pasen con facilidad). Llevar este tipo de ropa impide la evaporación del sudor desde la superficie de la piel y que se enfríe el cuerpo.

  • Ciertos fármacos, sobre todo antipsicóticos y fármacos con efectos anticolinérgicos pueden reducir la sudoración.

  • Ciertos trastornos que afectan a la piel interfieren en el proceso de sudoración. Estos trastornos son la fibrosis quística, la esclerosis sistémica (esclerodermia), la psoriasis, el eccema y las quemaduras solares graves.

  • La obesidad interfiere en la pérdida de calor porque la capa gruesa de grasa es un buen aislante.

  • Algunos estados mentales impiden que se tomen respuestas lógicas contra el calor. Por ejemplo, las personas mayores con demencia y las personas en estado de embriaguez que están en un ambiente caluroso quizá no puedan trasladarse a uno más fresco ni quitarse la ropa de abrigo o poner en marcha el aire acondicionado.

Factores de riesgo para los trastornos producidos por el calor

La probabilidad de presentar trastornos debidos al calor aumenta cuando la exposición al mismo se produce de forma inesperada, por ejemplo, cuando un niño ha permanecido en un automóvil cerrado durante un día caluroso de verano. En un clima caluroso, la temperatura del interior de un coche cerrado puede subir de 27 a 49° C en apenas 15 minutos. Cuando una persona se expone de forma gradual a periodos más prolongados de calor y de humedad, el cuerpo se adapta y tiene más capacidad para mantener la temperatura corporal normal. Este proceso se denomina aclimatación. La aclimatación se produce con mayor rapidez en personas jóvenes o físicamente activas que en personas mayores o físicamente inactivas.

Los factores que nos hacen más vulnerables a los efectos de la mayoría de los trastornos por calor son los siguientes:

  • Ser muy mayor o muy joven

  • Sufrir ciertas patologias tales como las que producen una disfunción cardíaco, pulmonar, renal o hepática

  • Tomar diuréticos

  • Padecer desequilibros en la química sanguínea (electrólitos)

  • Estar deshidratado

Edad y salud: problemas relacionados con el calor

Hay varias razones que explican por qué las personas mayores sufren especialmente cuando la temperatura es elevada:

  • Son menos capaces que las personas jóvenes a aclimatarse a largos periodos de temperatura y humedad elevadas.

  • Tienden a presentar dificultades para aumentar el flujo de sangre a todas las superficies de la piel debido a la reducción de la circulación y, por lo tanto, su cuerpo no se enfría por sí mismo con la misma facilidad.

  • Tienden a perder glándulas sudoríparas con la edad.

  • Presentan una percepción retardada del calor y, en consecuencia, son lentos a la hora de responder a los cambios de temperatura.

  • Pueden tener problemas de movilidad que hacen que les resulte difícil salir de ambientes calurosos.

Ciertos trastornos que son más frecuentes entre las personas mayores, como la insuficiencia cardíaca y renal, pueden afectar la capacidad de enfriamiento del cuerpo. Las personas con presión arterial alta suelen tomar una dieta baja en sal, lo que puede impedir que consuman la sal suficiente para reemplazar la sal que pierden con el sudor.

El envejecimiento afecta también a la sed. Las personas mayores no sienten sed con tanta facilidad como las jóvenes. Por lo tanto, los mayores suelen deshidratarse, lo que a su vez significa que son menos capaces de sudar en ambientes cálidos.

Prevención de los trastornos producidos por el calor

A continuación se pueden consultar algunas formas de prevenir los trastornos por calor:

  • Los niños (y las mascotas) nunca deben dejarse en lugares cerrados o espacios mal ventilados, como por ejemplo un coche donde hace mucho calor, ni siquiera unos minutos.

  • Cuando hace un calor excesivo, las personas de edad avanzada y los niños no deben permanecer en viviendas sin ventilación que no tengan aire acondicionado.

  • En un clima caluroso y húmedo es mejor usar ropa ligera, ancha, confeccionada con un tejido que permita la transpiración, como el algodón.

Los líquidos y las sales que se pierden con el sudor pueden reponerse normalmente bebiendo agua, tomando alimentos ligeramente salados y bebidas como las isotónicas, zumo de tomate con sal o caldo frío. Las bebidas alcohólicas y las bebidas con cafeína no son buenas para reponer líquidos y pueden empeorar la deshidratación.

Ejercicio y calor

El ejercicio intenso en un ambiente caluroso se debe evitar. Si se tiene que realizar, es posible mantener la temperatura corporal en índices casi normales si se beben muchos líquidos y se refresca la piel con frecuencia, humedeciéndola o mojándola con agua fría. Para reponer la cantidad adecuada de líquidos, hay que seguir bebiendo aunque se haya saciado la sed.

La pérdida de peso después del ejercicio o de un trabajo puede utilizarse para controlar la deshidratación. Hay que recordar a las personas que pierden un 2 o un 3% de su peso que deben beber más líquidos y que antes de la exposición al día siguiente, deben estar como máximo a 1 kg del peso inicial. Las personas que pierden, como mínimo, un 4% de su peso, deben limitar su actividad durante un día.

Las personas que practiquen actividades al aire libre y que beban gran cantidad de agua sin sal pueden provocar que se diluya el sodio en sangre (un trastorno llamado hiponatremia), lo que puede causar convulsiones e incluso la muerte. Esta alteración se puede evitar consumiendo sal, por ejemplo, ingiriendo comida «rápida» salada junto con agua. Otras formas habituales de mantener los niveles normales de sal son las tabletas de sal (que deben disolverse en cantidades adecuadas de agua, por ejemplo, una sola tableta de sal de un gramo en un litro o un cuarto de galón de agua) y las bebidas deportivas comercializadas que contienen sal adicional.

Aumentar poco a poco la intensidad y la cantidad del trabajo realizado en un sitio caluroso da lugar a la aclimatación, que permite a las personas trabajar de forma segura a temperaturas que en primer lugar eran peligrosas. Lo adecuado sería pasar de una actividad moderada de 15 minutos al día (suficiente para estimular la sudoración) en el momento caluroso del día a 90 minutos de actividad intensa en un periodo de 10 a 14 días. Durante un esfuerzo prolongado, las personas que no están aclimatadas son más propensas a sufrir calambres por calor o bien otras enfermedades provocadas por el calor y pueden necesitar aumentar su ingesta de sodio y agua.

¿Sabías que...?

  • Beber grandes cantidades de agua del grifo durante el esfuerzo físico puede diluir peligrosamente el sodio de la sangre.

  • Los comprimidos de sal deben disolverse en cantidades adecuadas de agua.

Formas de ayudar a prevenir los trastornos producidos por el calor

  • Asegurar una ventilación adecuada o aire acondicionado durante las olas de calor, sobre todo en personas mayores y niños.

  • Evitar dejar a los niños dentro de automóviles en épocas de calor, especialmente con las ventanas cerradas.

  • Evitar el esfuerzo extenuante en ambientes calurosos y espacios poco ventilados.

  • Evitar ropa inapropiadamente pesada y aislante.

  • Si es inevitable realizar un esfuerzo en condiciones de calor hay que usar ropa holgada confeccionada con tejidos transpirables, hacer descansos frecuentes, utilizar un ventilador y beber agua cada pocas horas aunque no se tenga sed.

  • Si se pierde un 2% o más del peso corporal durante el ejercicio o el trabajo, beber más líquidos.

  • Si se pierde el 4% o más del peso corporal durante el ejercicio o el trabajo, limitar la actividad durante 1 día.

  • Si se ingieren grandes cantidades de agua, hay que consumir sales en líquidos o en la comida.

  • Si el esfuerzo prolongado en el calor es inevitable, comenzar a realizar una actividad durante unos 15 minutos al día en los 10 o 14 días antes de que se requiera un esfuerzo físico máximo, aumentando lentamente la intensidad de la actividad y el tiempo empleado en hacerlo.

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