Conducta suicida

PorChristine Moutier, MD, American Foundation For Suicide Prevention
Revisado porMark Zimmerman, MD, South County Psychiatry
Revisado/Modificado Modificado jul 2025
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Datos clave

El suicidio es la muerte causada por un acto de autolesión destinado a ser letal. El comportamiento suicida incluye suicidio consumado, intento de suicidio e ideación suicida (pensamientos e ideas).

  • El suicidio suele ser consecuencia de la interacción de muchos factores, siendo la depresión el factor de riesgo de suicidio más frecuente y significativo, aunque no el único.

  • Algunos métodos suicidas, como el empleo de armas de fuego, tienen mayor probabilidad de resultar mortales; no obstante, la elección de un método menos infalible no significa de manera necesaria que la intención de suicidio sea menos seria.

  • Se ha de prestar atención a los pensamientos suicidas y a las tentativas de suicidio, proporcionando la ayuda y el apoyo adecuados.

  • En Estados Unidos, las personas en crisis o que están considerando suicidarse pueden llamar o enviar un mensaje de texto al 988, que les conecta con la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis (Suicide & Crisis Lifeline). Existe soporte adicional disponible en los sitios web siguientes: 988 Suicide and Crisis Lifeline y American Foundation for Suicide Prevention. (Línea 988 para Suicidio y Crisis y Fundación Estadounidense para la Prevención del Suicidio).

(Véase también Prevención del suicidio y Comportamiento suicida en niños y adolescentes.)

La terminología utilizada para describir el suicidio ha evolucionado con el tiempo para reflejar los avances en el estudio científico del comportamiento suicida, la defensa cada vez mayor de las víctimas y los supervivientes del suicidio y la reducción del estigma asociado al suicidio.

La conducta suicida incluye:

  • Ideación suicida: el proceso de pensar, considerar o planificar el suicidio

  • Intención suicida: la intención de terminar con la propia vida mediante el suicidio

  • Intento de suicidio: acto autolesivo con intención de provocar la muerte, pero que finalmente no resulta mortal. Un intento de suicidio puede dar lugar a lesiones, pero no necesariamente.

  • Suicidalidad: el espectro de posibles experiencias suicidas; incluyendo ideación, intención e intento(s)

  • Suicide attempt survivors: personas con su propia experiencia personal con pensamientos suicidas o intento(s)

  • Suicide loss survivors (supervivientes a una pérdida por suicidio) o en duelo por suicidio: familiares, amigos o colegas de una persona que murió por suicidio

  • Murió por suicidio: Lenguaje recomendado preferible frente a la frase "se suicidó;" otras frases aceptables en lenguaje coloquial son "se mató," "terminó con su vida," "se quitó la vida"

La lesión autolítica no suicida es un acto autolesivo sin intención de provocar la muerte. Entre estos actos se incluyen: infligirse rasguños o cortes, quemarse a uno mismo con un cigarrillo e ingerir una sobredosis de vitaminas. La lesión autolítica no suicida puede ser una forma de reducir la tensión porque el dolor físico puede aliviar el dolor psicológico. También puede ser una petición de ayuda de las personas que aún desean vivir. Estos actos no deben descartarse a la ligera porque las personas con antecedentes de autolesión no suicida presentan un mayor riesgo de suicidio a largo plazo.

La conducta suicida es un problema de salud mental muy frecuente. Se presenta en personas de todas las edades, géneros, razas, etnias, religiones, ingresos, niveles educativos y orientaciones sexuales. No existe un perfil típico de suicidio, aunque algunos ejemplos de grupos de personas con mayores tasas de suicidio son varones de mediana edad y mayores, personas con otras enfermedades psiquiátricas (incluyendo depresión, trastorno de personalidad límite y trastorno bipolar), personas con antecedentes de infancia o traumas recientes, y personas cuyos familiares han muerto por suicidio.

Tasas de conducta suicida

A nivel mundial, más de 720.000 personas mueren anualmente por suicidio, que representa la principal causa de muerte en personas de 15 a 29 años de edad. (Véase también World Health Organization: Hoja informativa sobre el suicidio.)

El suicidio es un problema de salud importante y común. En Estados Unidos se estima que en 2023 12,8 millones de personas pensaron seriamente en el suicidio, 3,7 millones idearon un plan de suicidio, 1,5 millones intentaron suicidarse y poco menos de 50.000 murieron por suicidio. Los grupos de edad con las tasas más altas de suicidio fueron los adultos mayores de 75-84 años y de 85 años o más. El suicidio fue la undécima causa de muerte en el total de las personas y la segunda causa de muerte en personas de 10 a 34 años. El grupo racial/étnico con la mayor tasa de suicidios fueron los nativos americanos no hispanos y los nativos de Alaska. Los hombres de ascendencia caucásica, que constituyen aproximadamente un tercio de la población estadounidense, representan 7 de cada 10 suicidios en Estados Unidos. (Véase también Centers for Disease Control and Prevention: Datos y estadísticas sobre el suicidio.)

En todos los grupos de edad, entre las personas que mueren como consecuencia de suicidio, el número de hombres supera al de mujeres en una proporción de más de 2 a 1. Las razones no están claras, pero los siguientes factores pueden estar implicados:

  • Los hombres tienden a ser más agresivos y utilizan medios más letales cuando intentan el suicidio.

  • A los hombres se les ha enseñado a ser estoicos cuando se enfrentan a problemas y, por lo general, es menos probable que busquen ayuda de amigos y/o profesionales de la salud.

  • El abuso de alcohol y los trastornos por consumo de sustancias, que contribuyen al comportamiento suicida, son más frecuentes entre los hombres.

  • El número de suicidios en hombres incluye suicidios en el ejército y en veteranos. En ambos grupos la proporción de hombres es superior a la de mujeres.

¿Sabías que...?

  • Los hombres son 2 veces más propensos a quitarse la vida que las mujeres.

  • Por cada persona que muere por suicidio, hay muchas más que lo intentan o piensan en intentarlo.

Métodos para el suicidio

La elección del método para el suicidio a menudo está influenciada por factores culturales y por la disponibilidad de los medios letales (por ejemplo, un arma de fuego). Además, puede reflejar o no la seriedad de la intención. Algunos métodos (como tirarse desde lo alto de un edificio) hacen que la supervivencia sea menos probable, mientras que otros (como la sobredosis de fármacos), aumentan la posibilidad del rescate. Sin embargo, la elección de un método que no es mortal de necesidad no implica necesariamente que el intento sea menos serio que el que lleva a emplear métodos más mortales.

Los intentos de suicidio, en los que la persona intenta suicidarse pero sobrevive, con mayor frecuencia involucran sobredosis de drogas y autointoxicación. Los métodos violentos, como el disparo con arma de fuego o el ahorcamiento, son poco frecuentes en las tentativas de suicidio, ya que suelen tener como resultado la muerte de la persona.

En 2023, alrededor del 50% de los suicidios consumados en Estados Unidos involucraron armas de fuego. Los hombres usan este método más que las mujeres. Los siguientes métodos más comunes fueron la asfixia y el envenenamiento.

Existen otras categorías de suicidio que son extremadamente poco frecuentes:

  • Suicidios en grupo

  • Asesinato/suicidios

  • "Suicidio policial" (consecuencia de la provocación deliberada por parte de la víctima a los agentes del orden para el uso de la fuerza letal)

Causas del comportamiento suicida

Los estudios han demostrado que muchas personas que consumaron el suicidio estaban experimentando múltiples factores de riesgo en el momento de la muerte. Casi el 90% de las personas que mueren por suicidio tienen una enfermedad mental en el momento de su muerte.

La enfermedad mental más frecuente que contribuye al comportamiento suicida es la depresión.

La depresión, incluyendo la depresión que forma parte del trastorno bipolar, está involucrada en más del 50% de los intentos de suicidio y en un porcentaje aún mayor de suicidios consumados. La depresión puede ocurrir sin una razón identificable, estar desencadenada por una pérdida reciente u otro evento perturbador o ser consecuencia de una combinación de factores. En las personas con depresión, los problemas matrimoniales o los problemas con otras relaciones románticas, el arresto reciente o los problemas legales, las disputas con los padres o el acoso escolar (entre los adolescentes) o la pérdida reciente de un ser querido (especialmente entre los adultos mayores) pueden desencadenar un intento de suicidio. El riesgo de suicidio es mayor si las personas con depresión también sufren un grado significativo de ansiedad, comportamiento impulsivo, trastornos por consumo de sustancias y trastornos del sueño.

Otros factores que aumentan el riesgo de intento de suicidio son experiencias traumáticas durante la infancia, incluyendo particularmente maltrato físico y sexual y aislamiento social.

El consumo de alcohol puede agravar un cuadro depresivo, lo que, a su vez, aumenta el riesgo de que aparezca conducta suicida. El alcohol también reduce el autocontrol y aumenta la impulsividad. Entre el 30 y el 40% de las personas que mueren por suicidio consumen alcohol antes del intento, y cerca de la mitad de ellas están intoxicadas en ese momento. Sin embargo, las personas con un trastorno por consumo de alcohol corren un mayor riesgo de suicidio incluso cuando están sobrias.

Casi todos los demás problemas de salud mental también ponen a las personas en mayor riesgo de suicidio.

Las personas con esquizofrenia u otros trastornos psicóticos pueden sufrir delirios (creencias falsas fijas) con las que les resulte difícil convivir, o bien pueden oír voces (alucinaciones auditivas) que les ordenan matarse. Además, las personas con esquizofrenia son propensas a la depresión. Como resultado, mueren por suicidio con una tasa mucho mayor que la de la población general.

Las personas con trastorno límite de la personalidad o con trastorno de personalidad antisocial, en especial las que presentan un historial de impulsividad, agresividad o comportamiento violento, presentan también un mayor riesgo de suicidio. Las personas con estos trastornos de personalidad tienden a presentar una baja tolerancia a la frustración y tienden a reaccionar al estrés de manera impulsiva, lo que a veces conlleva autolesiones o comportamientos agresivos.

Las personas que han recibido recientemente un diagnóstico de una condición médica grave pueden correr un riesgo mayor de suicidio, como sucede con un diagnóstico de diabetes, esclerosis múltiple, cáncer o infección. Esto puede deberse a los efectos psicológicos de la discapacidad, el dolor u otros factores estresantes que acompañan a un problema médico grave. Además, algunas enfermedades pueden afectar directamente el funcionamiento cerebral de las personas y, por lo tanto, aumentar el riesgo de suicidio. Los trastornos médicos generales, especialmente los que son dolorosos y crónicos, contribuyen a cerca del 20% de los suicidios de las personas de edad avanzada.

Aproximadamente 1 de cada 6 personas que se suicidan dejan una nota de suicidio, que a veces proporciona pistas sobre por qué lo hicieron. Las razones dadas incluyen enfermedad mental, sentimientos de desesperanza, sentirse como una carga para los demás e incapacidad para hacer frente a diversas tensiones de la vida.

Factores de riesgo del comportamiento suicida

  • Intentos previos de suicidio, o hacer planes de suicidio

  • Antecedentes familiares de suicidio

  • Experiencias traumáticas en la infancia, incluyendo abuso físico o sexual

  • Exposición al suicidio de otra persona

  • Discriminación basada en la raza, la orientación sexual o la identidad de género

  • Ser víctima de acoso escolar (por ejemplo, acoso cibernético, rechazo social, discriminación, humillación, vergüenza)

  • Interrupción en el trabajo (por ejemplo, desempleo) y períodos de transición (por ejemplo, pasar del servicio activo al estatus de veterano, jubilarse)

  • Estrés financiero por recesiones económicas, deudas o subempleo

  • Duelo o pérdida (ej. muerte de familiares o amigos)

  • Conflicto de relación (p. ej., divorcio)

  • Problemas legales

  • Aislamiento social

  • Depresión (especialmente cuando se acompaña de ansiedad, como parte de una depresión mayor o trastorno bipolar, o asociado a hospitalización reciente), trastornos de la personalidad, anorexia o bulimia (en mujeres), esquizofrenia, trastornos de ansiedad

  • Enfermedad médica, en particular una que es dolorosa o incapacitante o que afecta el cerebro

  • Comportamiento agresivo, impulsivo u hostil

  • Sentimientos de tristeza, culpa o desesperanza (cuando persisten)

  • Trastornos por consumo de sustancias o trastornos por consumo de alcohol incluyendo alcohol, opioides y otros medicamentos y fármacos con y sin receta

Antidepresivos y riesgo de suicidio

El riesgo de intentos de suicidio es mayor durante el mes anterior al inicio del tratamiento antidepresivo y este tratamiento generalmente disminuye el riesgo de suicidio. Sin embargo, a veces, los antidepresivos aumentan ligeramente la frecuencia de pensamientos e intentos suicidas (pero no de consumación del suicidio) en niños, adolescentes y adultos jóvenes menores de 25 años.

Los profesionales de la salud mental, los pacientes y las familias deben tener en cuenta que la ideación suicida (pensamientos e ideas sobre la muerte y la preocupación por la muerte, sobre todo por el suicidio) es una característica esencial de la depresión. Los tratamientos que alivian la depresión reducen el riesgo de suicidio.

Debido a las advertencias efectuadas por los organismos de salud pública acerca de la posible asociación entre el consumo de antidepresivos y el incremento del riesgo de suicidio, los médicos empezaron a diagnosticar menos la depresión y a prescribir antidepresivos con menor frecuencia a niños y adultos jóvenes. Sin embargo, como se prescribieron menos antidepresivos, las tasas de suicidio entre los jóvenes aumentaron temporalmente. Por lo tanto, es posible que al desalentar el uso de medicamentos para el tratamiento de la depresión, estas advertencias causen más muertes por suicidio y no menos.

Cuando se prescriben antidepresivos a las personas con depresión, los médicos toman ciertas precauciones para reducir el riesgo de comportamiento suicida haciendo lo siguiente:

  • Prescribir a las personas antidepresivos en cantidades que no causarían la muerte.

  • Programar visitas más frecuentes cuando se inicia el primer tratamiento.

  • Adviéndoles claramente a las personas y a sus familiares y otras personas importantes que estén alerta ante el empeoramiento de los síntomas: aumento de la ansiedad, agitación, insomnio, inquietud, irritabilidad, ira o ideación suicida, especialmente durante las primeras 2 semanas después de comenzar a tomar el medicamento

  • Dar instrucciones a las personas afectadas y a sus familiares y personas cercanas para que llamen inmediatamente al médico que prescribió el antidepresivo o busquen atención médica si los síntomas empeoran o se producen pensamientos suicidas.

¿Sabías que...?

  • Tomar antidepresivos se ha relacionado con un mayor riesgo de pensamientos suicidas e intentos de suicidio en personas menores de 24 años, pero no tratar la depresión adecuadamente (lo que puede incluir medicamentos y/o psicoterapia) puede aumentar todavía más el riesgo de suicidio.

  • Hacer que el ambiente familiar sea seguro es una manera importante de reducir eficazmente el riesgo de suicidio. Eliminar los medios letales poniendo en un lugar seguro las armas de fuego, los fármacos, las drogas y las sustancias tóxicas puede salvar la vida.

Causas del suicidio en adolescentes

En la década de 1990, las tasas de suicidio en adolescentes disminuyeron después de haber aumentado de manera constante durante más de una década, solo para comenzar a ascender de nuevo a principios de la década de 2000. Esta tendencia al alza incluía un aumento de las muertes por armas de fuego. A este aumento contribuyen muchas influencias, como las siguientes:

El complejo papel que representan las redes sociales en el riesgo de suicidio no se entiende completamente, variando desde efectos negativos potenciales en el estado de ánimo, el sueño y los pensamientos suicidas hasta la conexión interpersonal positiva para algunas personas, lo que puede desempeñar un papel protector contra el suicidio.

Contagio del suicidio

El contagio del suicidio se refiere a un fenómeno en el que un suicidio parece conducir a otros en una comunidad, una escuela o un lugar de trabajo. Los suicidios muy publicitados pueden tener un efecto muy amplio. Los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes son especialmente vulnerables al contagio del suicidio. Pueden estar expuestos directamente porque conocen a alguien que intenta suicidarse o consuma el suicidio. También pueden estar expuestos indirectamente por la cobertura sensacionalista y continua que otorgan los medios gráficos a la muerte por suicidio de un famoso. Por el contrario, la cobertura de los medios de comunicación en la que se emiten mensajes positivos sobre una muerte por suicidio puede reducir el riesgo de contagio por suicidio en los jóvenes vulnerables. Los mensajes positivos suelen comunicar claramente la trágica pérdida de un miembro de la comunidad y continúan expresando su apoyo a la comunidad en duelo. Los mensajes deben describir los problemas de salud mental como parte de la vida y señalar que no existe un estigma relacionado con la búsqueda de ayuda y tratamiento. Esta descripción de los temas de salud mental y del suicidio puede tener un impacto positivo en la salud pública, en lugar de poner en peligro a los espectadores vulnerables.

Se estima que el contagio del suicidio puede ser un factor a tener en cuenta aproximadamente en el 1 al 5% de todos los suicidios de adolescentes. La dirección de las escuelas, los profesionales de la salud mental y otros dirigentes de la comunidad pueden aprender a usar los medios de comunicación y las plataformas sociales para detener la propagación del contagio del suicidio. La sensibilidad a la hora de elaborar un reportaje y el refuerzo de las directrices de prevención "a posteriori" (una intervención realizada después de un suicidio) en las escuelas y los lugares de trabajo son dos de las estrategias para prevenir suicidios adicionales. 

Tratamiento del comportamiento suicida

  • Evaluación del riesgo de suicidio

  • Planificación de seguridad

  • Seguimiento cercano y monitoreo

  • Psicoterapia

  • Medicamentos

Los profesionales de la salud se toman en serio cualquier acto suicida. El plan de seguridad y tratamiento se adapta a la situación de la persona y por lo general implica intervenciones breves.

Si la persona afectada se ha provocado daños importantes, los médicos evalúan y tratan la lesión y, por regla general, ingresan a la persona en el hospital. Si han tomado una sobredosis de un fármaco potencialmente letal, los médicos toman inmediatamente las medidas necesarias para evitar la absorción de la droga y acelerar su eliminación del cuerpo. También se les administran los antídotos adecuados, en caso de haber alguno, y se les proporciona tratamiento de apoyo, por ejemplo mediante la colocación de una tubo de respiración asistida.

Después de la evaluación inicial, las personas que han intentado suicidarse se derivan a un psiquiatra, que trata de identificar los problemas que contribuyeron a la tentativa e instaura un plan de tratamiento adecuado.

Para identificar los problemas, los psiquiatras hacen lo siguiente:

  • Escuchar el relato personal y el historial del suicida que conducen al intento o a la crisis

  • Tratar de comprender cuáles son algunos de los factores de riesgo subyacentes para el suicidio, qué eventos específicos condujeron al intento y dónde y cómo ocurrió

  • Preguntan acerca de síntomas de problemas de salud mental que pueden aumentar el riesgo de conducta suicida

  • Preguntar si la persona está recibiendo tratamiento para una enfermedad mental, incluyendo si está tomando algún medicamento para tratarla, si ha estado en terapia o ha sido sometida a cualquier otra modalidad de tratamiento

  • Evalúan el estado mental de la persona afectada en busca de signos de depresión, ansiedad, agitación, crisis de angustia, psicosis, insomnio grave, otras enfermedades mentales y consumo de alcohol o de drogas

  • Registrar un historial médico y familiar exhaustivos

  • Preguntan sobre las relaciones personales y familiares, así como las redes sociales, porque a menudo son relevantes para el intento de suicidio y el tratamiento de seguimiento

  • Hablan con familiares cercanos y amigos y les preguntan sobre el consumo de alcohol, marihuana, analgésicos o drogas

  • Ayudar a la persona afectada a identificar situaciones, eventos, lugares, pensamientos o estados emocionales que desencadenan pensamientos suicidas y ayudarle a planificar formas de gestionar los factores desencadenantes

Debido a que la depresión aumenta el riesgo de comportamiento suicida, los médicos controlan cuidadosamente a las personas con depresión para detectar la aparición de conductas o pensamientos suicidas. En el caso de personas con depresión, el riesgo de suicidio puede aumentar durante los períodos en que la depresión es más grave, así como cuando coexisten otros factores de riesgo. Los médicos pueden tratar la depresión de manera eficaz con medicamentos y/o psicoterapia y con ello reducir el riesgo de suicidio en general.

El riesgo de suicidio se modifica con el tiempo y el riesgo agudo más grave dura de horas a días. En la mayoría de los casos de suicidio, las personas habían sido atendidas en diversos entornos de atención médica antes del suicidio, pero su riesgo de suicidio no fue detectado. Estos hallazgos resaltan la importancia de adoptar estrategias de salud pública para reducir el riesgo de suicidio en estas personas. Por ejemplo, los médicos deben hacer lo siguiente:

  • Realizar pruebas rutinarias de cribado a los pacientes para detectar pensamientos suicidas, depresión y otros síntomas de angustia

  • Proporcionar una respuesta empática, comprensiva y sin prejuicios

  • Proporcionar intervenciones para garantizar la seguridad de la persona, como el uso de un Plan de Seguridad y asesoramiento sobre medios letales

  • Comunicarse con la familia de la persona afectada

Otras intervenciones que pueden reducir el riesgo de suicidio en personas de alto riesgo son la terapia cognitivo-conductual, la terapia conductual dialéctica y algunas formas de terapia familiar, como la terapia familiar basada en el apego. Las personas que corren riesgo de suicidio deben ser alentadas a seguir uno de estos tipos de terapia y considerar la posibilidad de tomar medicamentos individualizados según sus necesidades. Al igual que sucede con cualquier enfermedad, el hecho de ajustar el tratamiento cuando sea necesario y proporcionar atención de seguimiento son formas importantes de optimizar el tratamiento.

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