Ingreso en el hospital

PorMichael Joseph Pistoria, MEng, DO, Lehigh Valley Hospital - Coordinated Health
Revisado/Modificado oct 2023
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Los hospitales proporcionan amplios recursos y conocimientos que permiten a los médicos diagnosticar rápidamente y tratar una amplia gama de enfermedades.

No obstante, el hospital puede ser un lugar que provoque miedo y confusión. A menudo, la atención médica se produce de forma rápida y sin explicación alguna. Saber qué va a suceder puede ayudar al paciente a afrontar y participar activamente en su cuidado durante su estancia. Una mayor comprensión de lo que se hace en los hospitales y por qué se hace ayuda a que el paciente se sienta menos intimidado por su experiencia en el hospital, y a tener una mayor sensación de seguridad con respecto a su salud cuando es dado de alta.

Una persona necesita ser ingresada en el hospital cuando tiene un problema de salud grave o potencialmente mortal (como un infarto de miocardio). También es necesario el ingreso en caso de trastornos menos graves que no pueden ser tratados de forma adecuada en otro lugar (como en el domicilio o en un centro de atención ambulatoria). El médico (de atención primaria, un especialista o un médico de urgencias) determinará si el individuo tiene un problema médico lo suficientemente grave como para justificar su ingreso en el hospital.

El principal objetivo de la hospitalización es

  • Para restaurar o mejorar la salud de modo que el paciente pueda ser dado de alta de forma segura

Por lo tanto, se intenta que las estancias hospitalarias sean relativamente cortas y que el paciente pueda ser dado de alta de manera segura a su domicilio o a otro centro sanitario donde se pueda completar el tratamiento.

En muchos casos, el ingreso hospitalario se produce después de acudir al servicio de urgencias. Es importante saber cuándo y cómo acudir a un servicio de urgencias. Cuando se acude a urgencias debe aportarse toda la información médica de la que se disponga.

Los niños pueden necesitar que alguno de los padres u otro cuidador se quede con ellos en el hospital la mayor parte del tiempo.

Registro de ingreso hospitalario

El primer paso para el ingreso es el registro. A veces el registro se puede hacer antes de llegar al hospital. Consiste en completar una serie de formularios que recogen:

  • Información básica (como el nombre y la dirección)

  • Información del seguro médico de la persona que va a ser hospitalizada

  • Los números de teléfono de familiares o amigos con quienes contactar en caso de urgencia

  • El consentimiento para ser tratado

  • El consentimiento para proporcionar información a las compañías de seguros

  • El compromiso de pago de los cargos

Se coloca al paciente una pulsera de identificación para llevar en la muñeca. Es conveniente que se comprueben los datos de la pulsera de identificación para verificar que la información que contiene es correcta, siendo necesario que este la lleve en todo momento. De esa manera, cuando se realicen pruebas o procedimientos, el personal sanitario puede estar seguro de que atiende a la persona correcta. En muchos hospitales, el brazalete de identificación contiene un código de barras único y personal que los proveedores de atención médica escanean antes de administrar medicamentos u otros tratamientos o realizar pruebas a fin de garantizar que se proporcione la atención adecuada a la persona adecuada y en el momento adecuado.

En Estados Unidos, a la mayoría de las instituciones y de los profesionales de la salud se les aplica una ley federal llamada Health Insurance Portability and Accountability Act (HIPAA) (Ley de portabilidad y rendición de cuentas de los seguros médicos). La ley establece normas detalladas sobre la privacidad, el acceso a la información y la divulgación de información médica identificable individualmente, denominada información médica protegida.

Qué se debe llevar al hospital

Tanto si se ingresa en el hospital a través de urgencias como si el ingreso lo dictamina el médico que trata normalmente a la persona, debe aportarse toda la información médica de la que se disponga.

Las cosas más importantes que el paciente debe llevar al hospital son

  • Una lista con todos los fármacos que se están tomando y sus dosis, incluyendo los medicamentos sin receta, los medicamentos con receta y los suplementos dietéticos (como vitaminas, minerales y hierbas medicinales).

  • Una lista de las alergias a medicamentos

  • Cualquier instrucción por escrito de su médico

Si el paciente no dispone de esta información o está demasiado enfermo como para comunicarse, los miembros de la familia o amigos deben aportarla, si es posible, y aportar también todos los envases de fármacos que puedan encontrar en casa del paciente, de manera que el personal del hospital pueda redactar una lista de dichos fármacos para el historial médico.

También se debe aportar una copia con un resumen de su historia clínica y los informes de alta hospitalaria más recientes. Sin embargo, muchas personas no disponen de dichos registros. Cuando esto es así, el personal del hospital suele obtener la información del médico de atención primaria y/o del departamento de documentación del hospital.

Los hospitales recomiendan que los pacientes aporten también un documento de voluntades anticipadas y cualquier forma legal que indique quién puede tomar decisiones médicas en su lugar en caso de que no puedan tomar decisiones por sí mismos (poder legal permanente para asuntos médicos).

Toda esta información se debe dar a la enfermera responsable de la habitación en la que se ingresa.

Objetos personales

También se deben llevar al hospital:

  • Artículos de tocador, incluida una máquina de afeitar si se usa en casa

  • Una bata

  • Ropa de dormir

  • Zapatillas

  • Gafas, audífonos y prótesis dentales (si se utilizan en el domicilio)

  • Un dispositivo CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias) para ayudar a la respiración (si lo usan)

  • Algún objeto personal, como fotografías de sus seres queridos, para sentirse más cómodos y, si lo desean, algo para leer

  • El teléfono móvil y su cargador

Si el que está hospitalizado es un niño, los padres deben traer algún objeto reconfortante, como la manta favorita o un juguete de peluche.

Debido a que los objetos se pierden con frecuencia en el hospital (especialmente cuando se cambian las habitaciones), todos los objetos personales deben estar marcados o etiquetados. Los objetos de valor (como un anillo de matrimonio u otras joyas, tarjetas de crédito y grandes sumas de dinero) no se deben llevar al hospital.

Fármacos con receta médica que se estén tomando en el momento de ingresar

Muchos pacientes llevan sus propios medicamentos al hospital para poder utilizarlos. Sin embargo, para asegurarse de que los pacientes están recibiendo el tipo y la dosis correctos de medicamentos, se administran los mismos medicamentos o medicamentos similares a los suministrados por el hospital. Si el paciente lleva medicamentos al hospital para que el médico o el personal los revisen, los familiares o amigos los devuelven a casa después de anotarlos en la historia clínica.

Por lo tanto, en general, los medicamentos con receta deben dejarse en casa. Excepto en el caso de fármacos caros, inusuales o difíciles de obtener. Estos medicamentos deben ser llevados al hospital porque este puede no ser capaz de proporcionar medicamentos equivalentes de forma inmediata. Estos fármacos incluyen los quimioterápicos raros y los fármacos experimentales. En estos casos, se proporcionan estos fármacos al servicio de farmacia del hospital, que los inspecciona y verifica antes de su administración. Durante la estancia en el hospital, el medicamento se mantiene en un área de almacenamiento y el personal de enfermería administra cada dosis del medicamento al paciente.

Después del ingreso

Tras el ingreso en el hospital puede realizarse un análisis de sangre o una radiografía, o bien se traslada al paciente directamente a la habitación. Antes de realizar cualquier prueba invasiva o de proporcionar tratamiento médico, los médicos deben obtener el permiso del paciente o de un representante autorizado para la toma de decisiones, explicando los posibles daños y beneficios de las pruebas y/o tratamientos. Este procedimiento se denomina consentimiento informado.

Las habitaciones de los hospitales pueden ser individuales (una sola cama) o compartidas (más de una cama). Incluso en una habitación privada, la privacidad se encuentra limitada porque el personal entra y sale de la habitación con frecuencia, y aunque por lo general llama a la puerta, suele entrar sin dar tiempo a responder.

Se pueden hacer diversas pruebas, como análisis de sangre y orina, para comprobar la existencia de trastornos. El personal puede hacer preguntas para determinar si es probable que el paciente desarrolle problemas en el hospital o si es probable que necesite ayuda adicional tras ser dado de alta. Se le puede preguntar acerca de los hábitos alimentarios, el estado de ánimo, las vacunas y los medicamentos que toma. Se pueden hacer también una serie de preguntas para evaluar la función mental (véase tabla Pruebas del estado mental).

Vías intravenosas

A casi todos los pacientes que ingresan en un hospital se les coloca una vía intravenosa. Una vía intravenosa consiste en un tubo flexible (catéter) insertado en una vena, por lo general una vena situada en el pliegue del brazo. La vía intravenosa se pueden utilizar para administrar líquidos, fármacos y, si es necesario, nutrientes.

Si el paciente va a permanecer ingresado durante más de unos pocos días, puede ser necesario utilizar otra zona del brazo para colocar la vía intravenosa para evitar la irritación de la vena.

Preferencias para la reanimación

A todas las personas ingresadas en el hospital se les pregunta si disponen de un testamento vital que documenta si desean reanimación y cuáles son sus preferencias en caso afirmativo, incluso cuando están en el hospital por problemas menores y por lo demás están sanos. Por lo tanto, no se debe asumir que esta pregunta significa que el paciente tiene una enfermedad grave.

Las medidas de reanimación incluyen las siguientes:

  • Reanimación cardiopulmonar

  • Descargas eléctricas en el corazón

  • Uso de ciertos medicamentos

  • La colocación de un tubo de respiración en la garganta (intubación) y el uso de una máquina para ayudar con la respiración (ventilación mecánica)

  • La colocación de un tubo de alimentación en el estómago para la nutrición

La decisión sobre las medidas de reanimación es muy personal y depende de muchos factores, incluyendo la salud del paciente, la esperanza de vida, metas, valores y creencias religiosas y filosóficas, y la opinión de los familiares. Lo ideal sería que el paciente decidiese por su cuenta después de hablar con su familia, médicos y otras personas cercanas. No debe permitir que otras personas tomen esta decisión por él.

Una persona puede no estar a favor de la reanimación si es mayor y siente que ha vivido una vida plena, o si padece un trastorno grave con una esperanza de vida corta o un trastorno que hace que su calidad de vida sea pobre. Los médicos pueden desaconsejar las medidas de reanimación si el paciente padece un trastorno terminal o un trastorno que hace que sea poco probable recuperar una calidad de vida aceptable después de la reanimación. Si el paciente decide que no se le reanime, el médico anota en la historia clínica una orden de no reanimar.

La decisión en contra de las medidas de reanimación no significa la ausencia de tratamiento. Por ejemplo, las personas que tienen una orden DNR o DNAR todavía reciben tratamiento para todos los trastornos que tienen hasta que su corazón se detiene o hasta que dejan de respirar. Los cuidados paliativos y el tratamiento para el dolor se proporcionan en toda circunstancia, pero se convierten en un objetivo principal para los proveedores de salud cuando se trata de personas que se encuentran al final de sus vidas.

Si el paciente no sabe cómo responder, los médicos suponen que quiere todas las medidas de reanimación.

Los pacientes pueden cambiar de opinión acerca de las medidas de reanimación en cualquier momento, diciéndoselo a su médico. No tienen que explicar por qué han cambiado de opinión.

Idealmente, las medidas de reanimación deberían restaurar las funciones normales del cuerpo, dejando de ser necesaria la ayuda con la respiración u otro tipo de apoyo. Sin embargo, a diferencia de lo que suele verse en los medios de comunicación, estos esfuerzos tienen diferentes grados de éxito, en función de la edad y estado general del paciente. Estos esfuerzos tienden a tener más éxito en las personas más jóvenes, más saludables y son mucho menos eficaces en las personas mayores cuando existe un trastorno grave. Sin embargo, no hay manera segura de predecir qué paciente va a tener un resultado exitoso después de la reanimación y cuál no.

Además, la reanimación puede causar problemas. Por ejemplo, la compresión del tórax puede producir fracturas costales, y si el cerebro no recibe suficiente oxígeno durante cierto tiempo antes de la reanimación, se puede producir un daño cerebral.

Si el paciente indica que no quieren ser reanimado (orden de no reanimación), se coloca una pulsera de plástico en su muñeca que se mantiene durante su ingreso en el hospital para indicar sus preferencias. Además, el médico rellena un formulario denominado POLST (Physician Orders for Life-Sustaining Treatment [Órdenes para el personal sanitario de soporte vital básico]) en el que se recoge que el paciente no desea ser reanimado. El paciente recibe una copia de este formulario. Así, tras el alta hospitalaria, aquellos pacientes que sufran una enfermedad grave pueden dejar el formulario en un sitio visible de su domicilio (por ejemplo, en la nevera) por si son encontrados en su casa inconscientes por un equipo de urgencias. El POLST formal y otros programas similares no existen en todos los países o comunidades, pero su desarrollo se está extendiendo rápidamente.

¿Sabías que...?

  • Una decisión en contra de las medidas de reanimación no significa la ausencia de tratamiento.

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