Trastornos de estrés agudo y postraumático en niños y adolescentes

PorJosephine Elia, MD, Sidney Kimmel Medical College of Thomas Jefferson University
Revisado/Modificado may 2023
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Los trastornos de estrés agudo y postraumático son reacciones a hechos traumáticos abrumadores que incluyen recuerdos repetitivos e intrusivos sobre el hecho, así como embotamiento emocional y aumento de la tensión o el estado de alerta. Los niños tienden a evitar aquellas situaciones que les recuerden el evento.

  • El trastorno se desarrolla después de que el niño haya presenciado o experimentado un acto de violencia, como el ataque de un perro, un tiroteo en la escuela, un accidente o un desastre natural.

  • El niño no solo revive el suceso, sino que también puede sentirse paralizado a nivel emocional, extremadamente tenso y nervioso.

  • El diagnóstico se basa en los síntomas que aparecen después de un acontecimiento traumático.

  • El tratamiento consiste en psicoterapia, terapia conductual y fármacos.

(Véase también Trastorno por estrés agudo y el Trastorno por estrés postraumático en adultos.)

El trastorno por estrés agudo suele empezar inmediatamente después del acontecimiento traumático y dura entre 3 días y 1 mes.

El trastorno de estrés postraumático puede ser una continuación del trastorno por estrés agudo o no desarrollarse hasta 6 meses después del evento.

Los trastornos de estrés pueden aparecer después de que el niño presencie o experimente un suceso que ha amenazado su vida o su salud, o las de otras personas. Durante el suceso, habitualmente siente miedo intenso, desamparo u horror. Estos sucesos incluyen actos de violencia como el maltrato infantil, tiroteos en las escuelas, accidentes de tráfico, ataques de perros, lesiones (en especial quemaduras), incendios, guerras, desastres naturales (como huracanes, tornados o terremotos) y muertes. En los niños pequeños, la violencia doméstica es la causa más frecuente. No todos los niños que experimentan un suceso traumático desarrollan el trastorno.

Los niños no tienen que experimentar directamente el evento traumático. Pueden desarrollar un trastorno de estrés si son testigos de un evento traumático que ocurre a otros (incluso si lo observan a través de la exposición a los medios) o se enteran de que le sucedió a un familiar cercano.

Existen ciertos factores que pueden determinar que el niño desarrolle o no un trastorno de estrés postraumático y, si éste se desarrolla, pueden determinar su pronóstico. Estos factores de riesgo incluyen:

  • La gravedad del acontecimiento traumático

  • Si se produjeron lesiones físicas durante el acontecimiento

  • El carácter del niño

  • El estatus social y económico de la familia

  • Si el niño ha experimentado anteriormente la adversidad (como el abuso sexual)

  • El buen funcionamiento de la familia

  • Si el niño tiene familiares con trastornos de salud mental

  • Si el niño tiene apoyo familiar y social

¿Sabías que...?

  • Entre los niños pequeños, la violencia doméstica es la causa más frecuente de trastorno por estrés postraumático.

Síntomas

Los síntomas del trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático son similares e incluyen varios tipos diferentes de síntomas.

Reexperimentación del acontecimiento traumático (síntomas de intrusión)

El niño puede revivir el acontecimiento traumático mientras está despierto (escena retrospectiva o flash-back) o en sueños (pesadillas). Las escenas retrospectivas (flash-back) suelen desencadenarse por algo asociado con el suceso original. Por ejemplo, ver un perro puede desencadenar una escena retrospectiva en un niño que fue atacado por un perro. Durante la escena retrospectiva, el niño se muestra aterrorizado y desconectado del entorno. Puede perder temporalmente el contacto con la realidad e intenta frenéticamente esconderse o huir, actuando como si estuviera en peligro.

De forma menos radical, el niño revive a veces el suceso en forma de pensamientos, imágenes mentales o recuerdos que son, sin embargo, muy angustiosos. Frecuentemente, los niños pequeños pueden recrear el acontecimiento durante el juego.

Evitar recordatorios (síntomas de evitación)

Los niños pueden evitar constantemente todo aquello que les recuerde el trauma, ya sean actividades, situaciones o personas. Incluso pueden intentar evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático. Normalmente fracasa en sus intentos de dejar de recordar el suceso.

Efectos negativos sobre el pensamiento y el estado de ánimo

Es frecuente sentirse paralizado emocionalmente o separado del propio cuerpo. El niño afectado pierde el interés en sus actividades normales, se aísla de otras personas y se preocupa por la muerte a una edad temprana.

El niño se siente culpable, por ejemplo, porque sobrevivió cuando otros no lo hicieron o por no haber podido hacer nada para impedir o detener el suceso. No pueden recordar detalles importantes del evento o los pueden recordar de manera incorrecta. Puede, por ejemplo, pensar que fue su culpa.

Cambios en las reacciones y el estado de alerta

Los niños afectados pueden mostrarse excesivamente pendientes de cualquier señal de peligro. Se siente extremadamente tenso (hiperactivación), es incapaz de relajarse y se sobresalta fácilmente.

Les cuesta controlar sus reacciones, lo que da lugar a una conducta imprudente o a arranques de ira. Pueden tener dificultad para relajarse, para dormir o para concentrarse.

Síntomas disociativos

Los niños se sienten separados de su cuerpo como en un sueño. También sienten que el mundo es irreal.

Diagnóstico

  • Historia de un evento traumático

  • Una visita al médico o a un especialista en salud del comportamiento

  • A veces, cuestionarios sobre los síntomas

El diagnóstico de un trastorno de estrés está basado en el relato de un suceso traumático aterrador seguido por los síntomas característicos.

Para diagnosticar trastornos de estrés agudo y trastornos por estrés postraumático, los síntomas deben causar angustia sustancial o evitar que el niño realice sus actividades con normalidad.

El diagnóstico por estrés agudo se establece si los síntomas duran entre 3 días y 1 mes. El trastorno por estrés postraumático se diagnostica cuando los síntomas duran más de 1 mes.

Tratamiento

  • Psicoterapia

  • Terapia conductual

  • A veces medicaciones

La psicoterapia de apoyo es beneficiosa. La terapia centrada en el trauma es un enfoque terapéutico específico que reconoce y enfatiza la comprensión de cómo una experiencia traumática afecta el bienestar mental, conductual, emocional, físico y espiritual del niño. Los terapeutas tranquilizan al niño sobre la legitimidad de su respuesta y le animan a enfrentarse a sus recuerdos (como una forma de terapia de exposición). La terapia de exposición, un tipo de terapia conductual, se usa para desensibilizar sistemáticamente a los niños de situaciones que les hacen revivir el suceso.

Los niños con trastorno por estrés agudo suelen evolucionar mejor que los que sufren trastorno por estrés postraumático, pero en ambos casos mejoran si se instaura un tratamiento temprano.

Un tipo de antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden ser eficaces para aliviar algunos síntomas.

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