Vómitos en lactantes y niños

PorDeborah M. Consolini, MD, Thomas Jefferson University Hospital
Revisado/Modificado nov 2022
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El vómito es el ascenso desagradable, involuntario y forzoso del alimento ingerido. En los bebés, se deben distinguir los vómitos de la regurgitación. Los bebés a menudo regurgitan pequeñas cantidades mientras comen o poco después, por lo general, mientras eructan. La regurgitación puede ocurrir porque el niño se alimenta rápidamente, traga aire, o es sobrealimentado, pero puede ocurrir sin razón aparente. El vómito habitualmente está causado por un trastorno. Los padres experimentados normalmente pueden detectar la diferencia entre regurgitaciones y vómitos, pero los padres primerizos pueden tener que consultar con un médico o enfermera.

El vómito puede causar una pérdida significativa de líquido corporal (deshidratación). A veces el niño no puede beber lo suficiente para compensar la pérdida de líquido, ya sea porque sigue vomitando o porque no quiere beber. Los niños que vomitan por lo general no quieren comer, pero esta falta de apetito raramente supone un problema.

(Véase también Náuseas y vómitos en los adultos.)

Causas de las náuseas y vómitos en lactantes y niños

El vómito puede ser beneficioso ya que con él se eliminan las sustancias tóxicas que se hayan podido ingerir. Sin embargo, el vómito casi siempre está causado por algún trastorno. Por lo general, el trastorno es relativamente inofensivo, pero en ocasiones el vómito es un signo de un problema grave, como una obstrucción en el estómago o el intestino o el aumento de la presión dentro del cráneo (hipertensión intracraneal).

Causas frecuentes

Las causas más probables del vómito dependen de la edad del niño.

En los recién nacidos y lactantes, las causas más frecuentes de vómito son

En los niños mayores, la causa más común es

  • Gastroenteritis debida a un virus

Causas menos frecuentes

En los recién nacidos y los lactantes, algunas de las causas, aunque menos frecuentes, son importantes, ya que pueden ser potencialmente mortales:

  • El estrechamiento o la obstrucción de la salida del estómago (estenosis pilórica) en los niños de 3 a 6 semanas

  • Una obstrucción del intestino causada por malformaciones congénitas, como la torsión (vólvulo) o estrechamiento (estenosis) del intestino

  • El deslizamiento de un segmento del intestino dentro de otro (invaginación intestinal) en lactantes de 3 a 36 meses

La intolerancia alimentaria, la alergia a las proteínas de la leche de vaca y ciertos trastornos metabólicos hereditarios poco comunes también pueden causar vómitos en los recién nacidos y lactantes.

En los niños mayores y adolescentes, las causas poco comunes incluyen infecciones graves (como una infección renal o meningitis), apendicitis aguda, o un trastorno que aumente la presión dentro del cráneo (como un tumor cerebral o un traumatismo craneal grave). En los adolescentes, las causas también incluyen la enfermedad por reflujo gastroesofágico o la úlcera gastroduodenal, las alergias alimentarias, los vómitos cíclicos, un vaciado lento del estómago (gastroparesia), el embarazo, los trastornos alimentarios, la ingestión de una sustancia tóxica (como una gran cantidad de acetaminofeno [paracetamol], hierro o alcohol) y el consumo frecuente de cannabis (marihuana).

Evaluación de las náuseas y vómitos en lactantes y niños

El primer objetivo es determinar si el niño está deshidratado y si el vómito está causado por un trastorno potencialmente mortal.

Signos de alarma

Los siguientes síntomas y características son motivo de preocupación:

  • Letargo o apatía

  • En los bebés, desconsuelo o irritabilidad y abultamiento de los puntos blandos entre los huesos del cráneo (fontanelas)

  • En los niños mayores, fuerte dolor de cabeza, rigidez de nuca que hace difícil bajar la barbilla hasta el pecho, sensibilidad a la luz y fiebre

  • Dolor y/o hinchazón abdominal

  • Vómitos persistentes en niños que no crecen o se desarrollan de la forma esperada

  • Deposiciones sanguinolentas

  • Vómito verde brillante o sanguinolento

Cuándo acudir al médico

Los niños con signos de alarma deben ser evaluados de inmediato por un médico, al igual que todos los recién nacidos; los niños con vómitos con sangre, vómitos similares a los posos del café, o de color verde brillante, y los niños con un traumatismo craneoencefálico reciente (una semana como máximo). Si el niño parece incómodo, incluso cuando no esté vomitando y sus molestias duren más de unas pocas horas, probablemente deba ser evaluado por un médico.

Para otros niños, los signos de deshidratación, sobre todo la disminución del volumen de orina, y la cantidad que están bebiendo, ayudan a determinar la rapidez con que se deben evaluar. La urgencia varía un poco según la edad ya que los bebés y los niños pequeños pueden deshidratarse con mayor rapidez que los niños mayores. Generalmente, los bebés y los niños pequeños que no han orinado en más de 8 horas o que no han querido beber durante más de 8 horas deben ser examinados por un médico.

Se debe llamar al médico si el niño tiene más de 6 a 8 episodios de vómito, si los vómitos persisten más de 24 a 48 horas, o si están presentes otros síntomas (como tos, fiebre o erupción).

Los niños que han tenido solo unos pocos episodios de vómitos (con o sin diarrea), que beben por lo menos un poco de líquido, y que no parecen muy enfermos rara vez requieren una visita al médico.

Actuación del médico

En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del niño y su historial médico. A continuación, realiza una exploración física. Por lo general, una descripción de los síntomas del niño y una exploración detallada permiten al médico identificar la causa de los vómitos (véase la tabla Algunas causas y características de los vómitos en lactantes, niños y adolescentes).

El médico pregunta

  • Cuándo comenzaron los vómitos

  • Con qué frecuencia se producen

  • El aspecto del vómito (incluyendo su color)

  • Si es con mucha fuerza (proyectivo)

  • Cuánto ha vomitado

La determinación de un posible patrón de presentación, en determinados momentos del día o después de comer ciertos alimentos, puede ayudar a identificar las posibles causas. La información sobre otros síntomas (como fiebre y dolor abdominal), las deposiciones (frecuencia y consistencia) y la orina también pueden ayudar al médico a identificar una causa.

El médico también pregunta acerca de viajes recientes, traumatismos, y, en chicas adolescentes sexualmente activas, sobre el uso de anticonceptivos.

Se debe realizar una exploración física para detectar posibles causas. El médico observa si el niño crece y se desarrolla como se esperaba.

Tabla
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Pruebas complementarias

El médico decide realizar pruebas en función de las posibles causas sugeridas por los resultados de la exploración. La mayoría de los niños no requieren pruebas. Sin embargo, si hay sospecha de malformaciones en el abdomen, generalmente se obtienen pruebas de diagnóstico por la imagen. Si se sospecha una enfermedad metabólica hereditaria, se realizan análisis de sangre específicas para ese trastorno.

Si se sospecha deshidratación, a veces se realizan análisis de sangre para medir los electrólitos (minerales necesarios para mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo).

Tratamiento de la náuseas y vómitos en lactantes y niños

Si la causa es otro trastorno, se le da tratamiento. Los vómitos causados por la gastroenteritis generalmente cesan por sí solos.

Líquidos

Es importante asegurarse de que el niño está bien hidratado. Los líquidos se administran habitualmente por vía oral (véase Deshidratación en niños). Se utilizan soluciones de rehidratación oral que contienen el equilibrio adecuado de electrólitos. En Estados Unidos, estas soluciones están ampliamente disponibles sin receta en la mayoría de las farmacias y los supermercados. Las bebidas para deportistas, bebidas gaseosas, zumos y bebidas similares tienen muy poco sodio y exceso de hidratos de carbono y no se deben usar.

Un niño que vomita con frecuencia puede tolerar mejor cantidades pequeñas de solución tomadas frecuentemente. Por lo general, 1 cucharadita (5 mL) cada 5 minutos. Si el niño tolera esta cantidad, esta se incrementa gradualmente. Con paciencia y ánimo, la mayoría de los niños pueden ingerir suficiente líquido por vía oral para evitar la necesidad de administrar líquidos por vena (líquidos intravenosos). Sin embargo, los niños con deshidratación grave y aquellos que no toman suficiente líquido por vía oral pueden necesitar líquidos intravenosos.

Medicamentos para reducir los vómitos

Los fármacos utilizados con frecuencia en adultos para reducir las náuseas y los vómitos se usan con menos frecuencia en los niños debido a que su utilidad no ha sido probada. Además, estos medicamentos pueden tener efectos adversos que incluyen somnolencia, mareos, dolor de cabeza y estreñimiento. Sin embargo, si las náuseas o los vómitos son graves o no desaparecen, el médico puede administrar prometazina, proclorperazina, metoclopramida u ondansetrón a niños mayores de 2 años de edad.

Dieta

Tan pronto como el niño ha recibido suficiente líquido y cesan los vómitos, se le debe dar una dieta apropiada para su edad. Los bebés pueden recibir leche materna o de fórmula.

Conceptos clave

  • Por lo general, el vómito está producido por la gastroenteritis debida a un virus y no causa problemas de larga duración o graves.

  • A veces, el vómito es un signo de un trastorno grave.

  • Si la diarrea acompaña a los vómitos, la causa probablemente sea una gastroenteritis.

  • Los niños deben ser evaluados por un médico de inmediato si el vómito persiste o tienen cualquier signo de alarma (por ejemplo, letargo, irritabilidad, dolor de cabeza intenso, dolor o hinchazón abdominal, vómito con sangre o de color verde brillante o sangre en las heces).

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