Los cambios fibroquísticos mamarios (anteriormente denominados enfermedad fibroquística de la mama) se caracterizan por la presencia de dolor mamario, quistes y tumoraciones benignas.
(Véase también Introducción a los trastornos de la mama y Bultos en la mama.)
La mayoría de las mujeres presentan una cierta tendencia a la formación de bultos en las mamas, en general en la parte superior externa, cerca de la axila. Muchas de ellas tienen este tipo de tendencia a la formación de bultos, dolor mamario, quistes mamarios o alguna combinación de estos síntomas, una afección conocida como cambios fibroquísticos.
En condiciones normales, las concentraciones de hormonas femeninas, estrógenos y progesterona, fluctúan durante el ciclo menstrual. Cuando aumentan sus concentraciones, las glándulas que producen leche y sus conductos aumentan de volumen, y las mamas retienen líquido aunque luego, cuando sus niveles disminuyen, regresan a la normalidad. (Estas fluctuaciones explican en parte la turgencia y sensibilidad que se produce en las mamas durante un momento concreto de cada ciclo menstrual). Los cambios fibroquísticos pueden ser el resultado de la estimulación repetida por estas hormonas.
Los factores siguientes incrementan el riesgo de cambios fibroquísticos, posiblemente porque implican una exposición más prolongada a estrógeno:
Comienzo de la menstruación a una edad precoz
Tener el primer hijo con 30 años o más
No haber tenido hijos
Otros trastornos mamarios, como las infecciones mamarias, pueden producir cambios fibroquísticos.
Las zonas abultadas pueden aumentar de tamaño, provocando una sensación de pesadez, malestar, mayor sensibilidad al tacto o quemazón. Los síntomas suelen desaparecer después de la menopausia.
Los cambios fibroquísticos no aumentan el riesgo de cáncer de mama.
Diagnóstico de los cambios fibroquísticos de la mama
Pruebas de diagnóstico por la imagen
En ocasiones, biopsia
La mamografía se recomienda para el cribado en mujeres mayores de 40 años.
Los cambios fibroquísticos en las mamas incluyen bultos y quistes en las mamas. Si se detecta un bulto en la mama u otro cambio sospechoso en el tejido mamario en la exploración mamaria o en las imágenes obtenidas en la detección sistemática del cáncer de mama, se necesitan más pruebas para descartar el cáncer.
Si la mamografía aún no se ha realizado, en primer lugar se suele hacer una ecografía para tratar de diferenciar los nódulos sólidos de los quistes, que en raras ocasiones son malignos. Si el bulto parece ser sólido, normalmente se realiza una mamografía, seguida de una biopsia. En una biopsia, se extrae una muestra de tejido de una zona con apariencia anómala o diferente de otras zonas y se la examina al microscopio para descartar la presencia de cáncer. En algunas ocasiones la muestra de la biopsia puede extraerse utilizando una aguja, pero en otras ocasiones hay que extraerla de forma quirúrgica.
Los cambios fibroquísticos pueden provocar que los senos se vean muy densos en las mamografías y así dificultar la detección del cáncer de mama.
Tratamiento de los cambios fibroquísticos de la mama
A veces, extirpación de un bulto
A veces fármacos para aliviar los síntomas
Si sólo hay un bulto o si uno de los bulto parece ser diferente de los demás, se puede extirpar.
No existe ni se requiere un tratamiento específico para corregir los cambios fibroquísticos, pero algunas medidas ayudan a aliviar los síntomas:
Uso de un sujetador suave con una sujeción firme, como por ejemplo un sujetador de deporte
Tomar analgésicos, como el paracetamol (acetaminofeno)
A veces se drenan los quistes, pero pueden reaparecer.
Si los síntomas son intensos, el médico puede prescribir medicamentos, como danazol (una hormona masculina sintética) o tamoxifeno (que bloquea los efectos de los estrógenos). Dado que su uso prolongado puede provocar efectos adversos, estos fármacos se administran generalmente durante un corto periodo de tiempo. Tamoxifeno tiene menos efectos adversos que danazol.