Cáncer colorrectal

(Cáncer de colon; cáncer de recto)

PorAnthony Villano, MD, Fox Chase Cancer Center
Revisado/Modificado oct. 2023 | Modificado nov. 2023
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Datos clave
  • Los antecedentes familiares y algunos factores de la dieta (poca fibra, muchas grasas) aumentan el riesgo de padecer cáncer colorrectal.

  • Los síntomas característicos incluyen hemorragia durante la deposición, fatiga y debilidad.

  • Es importante realizar pruebas de cribado en las personas mayores de 45 años.

  • Con frecuencia se utiliza la colonoscopia para hacer el diagnóstico.

  • Generalmente se realiza cirugía para la extirpación del cáncer.

  • El cáncer detectado en fases tempranas suele ser curable en la mayoría de los casos.

  • El cribado, los cambios en el estilo de vida y, posiblemente, dosis bajas de aspirina (ácido acetilsalicílico) pueden disminuir el riesgo de cáncer colorrectal.

Casi todos los tumores malignos del intestino grueso y del recto (colorrectales) son adenocarcinomas, que se desarrollan a partir del revestimiento del intestino grueso (colon) y el recto.

El cáncer colorrectal suele empezar como un crecimiento en forma de botón en la superficie intestinal o rectal denominado pólipo. A medida que el cáncer crece, empieza a invadir la pared del intestino o del recto. También puede invadir los ganglios linfáticos cercanos. Dado que la sangre de la pared intestinal y en gran parte del recto circula hacia el hígado, el cáncer colorrectal puede diseminarse (metastatizar) hacia el hígado después de haber alcanzado los ganglios linfáticos.

En los países occidentales, el cáncer de intestino grueso y de recto es uno de los tipos más frecuentes y la segunda causa de muerte por cáncer. La incidencia de cáncer colorrectal comienza a aumentar de forma significativa entre los 40 y los 50 años de edad aproximadamente. En 2023 se estimó un diagnóstico de 106 970 nuevos casos de cáncer de colon y 46 050 nuevos casos de cáncer de recto. El número de muertes por cáncer colorrectal ha disminuido constantemente en las últimas décadas. Se cree que esta disminución es el resultado de un mejor cribado y, por lo tanto, del diagnóstico en las primeras etapas de la enfermedad.

El cáncer colorrectal es ligeramente más común en hombres que en mujeres. Alrededor del 5% de las personas con cáncer de colon o de recto tienen cáncer en dos o más lugares del colon y del recto sin que parezca que se trate de la extensión del cáncer de un sitio a otro.

Factores de riesgo del cáncer colorrectal

Las personas con antecedentes familiares de cáncer colorrectal presentan mayor riesgo de desarrollar este tipo de tumores. Varios trastornos hereditarios son factores de riesgo para el cáncer colorrectal:

De igual modo, las personas con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn del colon tienen mayor riesgo. Este riesgo está relacionado con el tiempo que hace que la persona sufre la enfermedad y la extensión de colon afectada.

Las personas con riesgo más alto tienden a consumir una dieta rica en grasas, proteínas animales, así como carbohidratos refinados y bajos en fibra.

El síndrome de Lynch (carcinoma colorrectal hereditario no polipósico [CCHNP])

El síndrome de Lynch proviene de una mutación genética heredada. Las personas con síndrome de Lynch corren un riesgo del 70 al 80% de desarrollar cáncer colorrectal a lo largo de la vida, a menudo antes de los 50 años de edad. Presentan también un mayor riesgo de sufrir otros tipos de cáncer, sobre todo de endometrio y ovario, pero también de estómago, intestino delgado, cerebro, páncreas, vesícula biliar, vías biliares y vías urinarias.

Síndrome de poliposis MUTYH

El síndrome de poliposis MUTYH es un trastorno genético muy poco frecuente que supone una causa poco habitual de cáncer colorrectal. Se debe a mutaciones genéticas en el gen MUTYH. Más de la mitad de las personas que tienen este síndrome desarrollan un cáncer colorrectal a partir de los 60 años. También tienen un mayor riesgo de desarrollar otros tipos de cáncer, como por ejemplo otros cánceres del tubo digestivo y de los huesos, o bien cáncer de ovarios, vejiga, tiroides y piel.

Síntomas del cáncer colorrectal

El cáncer colorrectal crece lentamente y no causa síntomas durante mucho tiempo. Estos síntomas dependen del tipo de tumor, así como de su localización, extensión y complicaciones.

Los únicos síntomas del enfermo pueden ser cansancio y debilidad resultantes de una hemorragia oculta (hemorragia no visible a simple vista).

Un tumor en el colon izquierdo (descendente) puede causar obstrucción en una fase más temprana, ya que el colon izquierdo tiene un diámetro menor y la deposición es semisólida. La persona puede acudir al médico por sufrir retortijones o intensos dolores abdominales y estreñimiento.

Un tumor en el colon derecho (ascendente) no causa una obstrucción hasta una etapa avanzada del cáncer, ya que el colon ascendente tiene un gran diámetro y el contenido que fluye por él es líquido. Por lo tanto, en el momento en que el tumor es descubierto, puede ser mayor que un tumor en el lado izquierdo.

La mayoría de tumores malignos de colon sangran, por lo general, lentamente. Las heces pueden estar manchadas o mezcladas con sangre, pero a menudo, la sangre no se ve.

El síntoma más frecuente de cáncer rectal es la hemorragia durante la deposición. Cuando hay una hemorragia a través del recto, incluso si se sabe que la persona tiene hemorroides o una enfermedad diverticular, el médico debe considerar el cáncer como un posible diagnóstico. Las evacuaciones dolorosas y la sensación de vaciamiento incompleto del recto después de evacuar, son otros síntomas del cáncer rectal. Puede ser doloroso sentarse, pero por lo demás la persona no suele sentir dolor por el cáncer en sí mismo a menos que se extienda a tejidos vecinos al recto.

Diagnóstico de cáncer colorrectal

  • Colonoscopia

  • Tomografía computarizada (TC) si se detecta cáncer

  • Pruebas genéticas para el síndrome de Lynch

Las personas que tienen síntomas que sugieren cáncer de colon, o con una prueba de cribado positiva, deben realizarse una prueba de diagnóstico para confirmar o descartar la presencia de cáncer.

Las personas con sangre en las heces requieren una colonoscopia, al igual que aquellas a quienes se detecta alguna anomalía durante una sigmoidoscopia o en alguna prueba de diagnóstico por la imagen. Cualquier excrecencia o anomalía que se visualice debe extirparse completamente durante la colonoscopia.

Se puede realizar una radiografía con enema de bario para detectar tumores en la región inferior del intestino grueso. Sin embargo, la colonoscopia es la prueba diagnóstica preferida, porque durante la colonoscopia el médico puede tomar muestras de tejido para ver si una protuberancia es o no cancerosa.

Una vez diagnosticado el cáncer, los médicos suelen realizar una TC del tórax, del abdomen y de la pelvis, una radiografía de tórax y las analíticas habituales a fin de valorar si el cáncer se ha extendido, si el número de glóbulos rojos es bajo (anemia) y para valorar el estado general de la persona.

Los análisis de sangre no se utilizan para diagnosticar el cáncer colorrectal, pero pueden ayudar al médico a controlar la efectividad del tratamiento después de la extirpación de un tumor. Por ejemplo, si los valores del marcador tumoral denominado antígeno carcinoembrionario (CEA, por sus siglas en inglés) son altos antes de la cirugía de extirpación del cáncer pero bajan después de la misma, el control de la aparición de nuevos incrementos del valor del CEA ayuda a detectar una recidiva temprana del cáncer.

Los cánceres de colon que se extirpan durante la cirugía ahora se evalúan de forma rutinaria para detectar las mutaciones genéticas que causan el síndrome de Lynch. Las personas con parientes que desarrollaron cáncer de colon, ovario o endometrio a una edad temprana, y las que tienen varios familiares con esos tipos de cáncer deben someterse a pruebas del síndrome de Lynch.

El diagnóstico del síndrome de poliposis MUTYH se establece mediante pruebas genéticas.

Tratamiento del cáncer colorrectal

  • Cirugía

  • A veces, quimioterapia, radioterapia o ambas

En la mayoría de los casos de cáncer de colon se extirpa quirúrgicamente el segmento canceroso del intestino, junto con los ganglios linfáticos cercanos y se unen los dos extremos del intestino que quedan libres. Se el cáncer ha penetrado la pared del intestino grueso y que se ha extendido a un número muy limitado de ganglios linfáticos cercanos, la quimioterapia, después de la extirpación quirúrgica de todo el cáncer visible, puede alargar el tiempo de supervivencia, aunque los efectos de estos tratamientos son frecuentemente modestos.

En el caso del cáncer de recto, el tipo de cirugía depende de la distancia entre el cáncer y el ano y la profundidad que el tumor alcanza en la pared rectal. La extirpación completa del recto y del ano implica que la persona necesita una colostomía permanente. Una colostomía permanente es una abertura entre el intestino grueso y la pared abdominal creada mediante un procedimiento quirúrgico. El contenido del intestino grueso se evacúa a través de la pared abdominal en una bolsa de colostomía. Si los médicos pueden dejar parte del recto y el ano intactos, la colostomía puede ser temporal. Una vez que los tejidos han tenido tiempo para recuperarse (en varios meses), puede practicarse otra cirugía para unir el muñón rectal al final del intestino grueso, de manera que la colostomía puede cerrarse.

Qué es la colostomía

En una colostomía, se corta el intestino grueso (colon). El extremo sano del intestino grueso, que está antes de la obstrucción, se lleva a la superficie de la piel a través de una abertura creada quirúrgicamente en la pared abdominal. Luego se sutura a la piel de la abertura. Las heces salen a través del orificio hasta una bolsa desechable. La colostomía permite que la parte restante del intestino grueso descanse mientras la persona se recupera. Una vez la persona se recupera de la cirugía y el colon se cura, los dos extremos se pueden volver a unir para que las heces se puedan expulsar normalmente.

Cuando el cáncer rectal ha penetrado en la pared rectal y se ha extendido a un número muy limitado de ganglios linfáticos cercanos, la administración de quimioterapia más radioterapia (véase Quimioterapia combinada [poliquimioterapia]) antes o después de la extirpación quirúrgica de todo el cáncer visible puede aumentar el tiempo de supervivencia.

Cuando el cáncer se ha diseminado a ganglios linfáticos alejados del colon o del recto, al revestimiento de la cavidad abdominal o hacia otros órganos, el cáncer no puede curarse solo con cirugía. Sin embargo, a veces se lleva a cabo la intervención quirúrgica para aliviar cualquier obstrucción intestinal y los síntomas. La quimioterapia con un solo fármaco o combinación de fármacos puede reducir el cáncer y prolongar la vida durante varios meses. El médico suele comentar lo referente a cuidados terminales con el enfermo, sus familiares y otros profesionales de la salud (véase Opciones de tratamiento al final de la vida).

Estadiaje del cáncer de colon

  1. Estadio 0: el cáncer está limitado a la capa interna (revestimiento) del intestino grueso (colon) que cubre el pólipo.

  2. Estadio 1: el cáncer se extiende al espacio entre la capa interna y la capa muscular del intestino grueso. (Este espacio contiene vasos sanguíneos, nervios y vasos linfáticos.)

  3. Estadio 2: el cáncer invade la capa muscular y la capa externa del colon.

  4. Estadio 3: el cáncer se extiende por la capa externa del colon hasta los ganglios linfáticos cercanos.

  5. Estadio 4 (no mostrado): el cáncer se disemina hasta otros órganos, como el hígado, los pulmones o los ovarios, o al revestimiento de la cavidad abdominal (peritoneo).

Cuando el cáncer se ha diseminado (ha hecho metástasis) solo al hígado, a veces los médicos extirpan los tumores quirúrgicamente. Como alternativa, pueden inyectar medicamentos de quimioterapia o microesferas radiactivas directamente en la arteria que irriga el hígado. Una pequeña bomba colocada quirúrgicamente debajo de la piel o una bomba externa sujetada con un cinturón permiten que la persona pueda desplazarse libremente durante el tratamiento. Este tratamiento proporciona más beneficios que la quimioterapia habitual, aunque debe realizarse más investigación sobre él. La ablación por radiofrecuencia, en la que se utiliza corriente eléctrica alterna de alta frecuencia para calentar y destruir tejidos, es una terapia alternativa para personas seleccionadas que tienen un tumor hepático. Además, la radioterapia dirigida a los tumores puede utilizarse como método paliativo (para ayudar a aliviar los síntomas sin tener necesariamente como objetivo la curación).

Si el cáncer está obstruyendo el colon en una persona que no puede tolerar la cirugía debido a la mala salud, los médicos pueden tratar de aliviar los síntomas de otras maneras. Un tratamiento consiste en la reducción del tumor con una sonda que aplica una corriente eléctrica (electrocauterización) o a veces con un láser. O bien, los médicos pueden utilizar un tubo de malla de alambre expansible (stent) para mantener abierta el área obstruida. Todos estos tratamientos pueden realizarse a través de un colonoscopio. Aunque la persona suele encontrarse mejor durante un tiempo, estos tratamientos no alargan su supervivencia.

Después de la intervención quirúrgica

Después de la cirugía, debe realizarse una colonoscopia al cabo de un periodo máximo de 1 año. Si no se encuentran pólipos ni tumores, se debe realizar una segunda colonoscopia al cabo de 3 años. Posteriormente, debe realizarse una colonoscopia cada 5 años.

Los médicos también hacen una exploración física y análisis de sangre, como un hemograma completo, perfiles hepáticos y concentración de antígeno carcinoembrionario de forma periódica después de la cirugía.

Se realizan pruebas de diagnóstico por la imagen (TC o RMN) cada 6 a 12 meses durante 5 años.

Pronóstico del cáncer colorrectal

El cáncer de colon tiene más probabilidad de cura si se extirpa precozmente, antes de que se extienda. El cáncer que crece en profundidad o a través de la pared del colon con frecuencia se ha diseminado y en ocasiones no puede detectarse.

La tasa de supervivencia a los 5 años es aproximadamente del 90% cuando el cáncer se encuentra solo en el revestimiento de la pared intestinal, alrededor del 70 al 80% cuando el cáncer se extiende a través de la pared intestinal, alrededor del 30 al 50% cuando el cáncer se ha propagado a la los ganglios linfáticos en el abdomen y menos del 20% cuando el cáncer ha hecho metástasis en otros órganos.

Prevención del cáncer colorrectal

  • Cribado

  • Modificación de los hábitos de vida

  • A veces, dosis bajas de aspirina (ácido acetilsalicílico)

Las personas pueden reducir su riesgo de desarrollar cáncer colorrectal sometiéndose a un cribado.

Los hábitos relacionados con la dieta, el peso y el ejercicio están a su vez relacionados con el riesgo de cáncer colorrectal. Las personas pueden reducir su riesgo haciendo lo siguiente:

  • El incremento de la actividad física

  • Mantener un peso saludable.

  • Limitar el consumo de alcohol

  • Evitar el tabaco

  • Comer menos carne roja (como carne de res, cerdo y cordero) y carnes procesadas (como perritos calientes y algunos fiambres)

  • Comer más fibra (como verduras, frutas y cereales integrales)

Además del cribado y los cambios en el estilo de vida, los médicos pueden recomendar a ciertos adultos de 50 a 59 años de edad que corren un mayor riesgo de enfermedad cardíaca que tomen una dosis baja diaria de aspirina (ácido acetilsalicílico). En estos adultos, la aspirina (ácido acetilsalicílico) puede prevenir enfermedades del corazón y cáncer colorrectal.

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