Paragonimiasis

(Infección pulmonar oriental por duelas, hemoptisis endémica)

PorChelsea Marie, PhD, University of Virginia;
William A. Petri, Jr, MD, PhD, University of Virginia School of Medicine
Revisado/Modificado ago. 2023
Vista para pacientes

La paragonimiasis es la infección producida por la duela pulmonar Paragonimus westermani y otras especies relacionadas. Los seres humanos se contagian al ingerir crustáceos de agua dulce crudos, en escabeche o poco cocinados. La mayoría de las infecciones son asintomáticas, pero pueden aparecer síntomas pulmonares, como tos crónica, dolor torácico, disnea y hemoptisis. También pueden aparecer reacciones alérgicas en la piel y trastornos del sistema nervioso central generados por las duelas al invadir regiones ectópicas poco comunes, como convulsiones, afasia, paresia y trastornos visuales. El diagnóstico se basa en la identificación de huevos en el esputo, las heces o el líquido pleural o peritoneal. También se han diseñado pruebas serológicas. El tratamiento de elección es el pracicuantel.

Las duelas son gusanos planos parasitarios que infectan varias partes del organismo (p. ej., los vasos sanguíneos, el tubo digestivo, los pulmones, el hígado) dependiendo de la especie.

Aunque existen > 30 especies de Paragonimus y se informaron 10 especies que infectan a los seres humanos, P. westermani es la causa más frecuente de enfermedad.

Las áreas endémicas más importantes se encuentran en Asia, sobre todo en Corea, Japón, Taiwan y tierras altas de China, y en Filipinas.

Existen focos endémicos de otras especies de Paragonimus en África Occidental y en partes de Sudamérica y Centroamérica. P. kellicotti ha causado infección en seres humanos en América del Norte.

Véase también World Health Organization (WHO) y Centers for Disease Control and Prevention (CDC) información sobre paragonimiasis.

Fisiopatología de la paragonimiasis

Los huevos que se eliminan con el esputo o las heces se desarrollan durante 2 o 3 semanas en agua dulce hasta que se convierten en miracidios (primer estadio larvario). Estos miracidios invaden a los caracoles, donde crecen, se multiplican y, por último, emergen como cercarias (larvas que nadan libremente). Las cercarias penetran en cangrejos de agua dulce o de mar y forman metacercarias. Los seres humanos se contagian al consumir crustáceos crudos, en escabeche o poco cocinados. Las metacercarias salen de sus quistes en el tubo digestivo humano, penetran en la pared intestinal, y se desplazan a la cavidad peritoneal, luego a través del diafragma hacia la cavidad pleural, para entonces ingresar en el tejido pulmonar, encapsularse y convertirse en los helmintos adultos hermafroditas, que producen huevos. Los parásitos adultos crecen hasta alcanzar entre 7,5 y 12 mm por 4 a 6 mm. De los pulmones, los huevos salen del cuerpo en un esputo que se elimina con la tos y la escupida o se ingiere y se expulsa con las heces.

Los parásitos también pueden comprometer y desarrollarse en el encéfalo, el hígado, los ganglios linfáticos, la piel y la médula espinal. No obstante, en estos órganos no puede completarse el ciclo vital porque los huevos no pueden salir del cuerpo. Las duelas adultas pueden seguir vivas durante 20 a 25 años.

Otros huéspedes son los cerdos, los perros y una amplia variedad de especies de felinos.

Síntomas y signos de la paragonimiasis

La mayoría de las personas con paragonimiasis son asintomáticas; sin embargo, durante la invasión y la migración de los trematodos, pueden desarrollarse diarrea, dolor abdominal, fiebre, tos, urticaria, hepatoesplenomegalia, anormalidades pulmonares y eosinofilia.

Durante la fase crónica, se dañan los pulmones principalmente, aunque otros órganos pueden estar comprometidos. Las manifestaciones de las infecciones pulmonares aparecen lentamente e incluyen tos crónica, dolor torácico, hemoptisis y disnea; el cuadro clínico es parecido y a veces se confunde con el de la tuberculosis.

Las infecciones cerebrales se manifiestan como lesiones ocupantes de espacio, que a menudo aparecen un año después del establecimiento de la enfermedad pulmonar. El paciente suele presentar convulsiones, paresias y trastornos visuales.

Las lesiones cutáneas alérgicas migratorias similares a las de la larva migratoria cutánea son frecuentes en las infecciones por P. skrjabini, pero también pueden asociarse con otras especies.

Diagnóstico de la paragonimiasis

  • Examen microscópico del esputo y las heces

  • Pruebas serológicas para detectar anticuerpos

El diagnóstico de la paragonimiasis se basa en la identificación de los huevos grandes operculados característicos en las heces o el esputo. En ocasiones, pueden detectarse huevos en el líquido pleural o peritoneal. Los huevos pueden ser difíciles de hallar porque su liberación es intermitente y en pequeñas cantidades. Las técnicas de concentración aumentan la sensibilidad.

Las pruebas serológicas para la detección de anticuerpos son útiles en las infecciones leves y en el diagnóstico de la paragonimiasis extrapulmonar.

La radiografía proporciona información auxiliar, pero no es útil para el diagnóstico; la radiografía de tórax y la TC pueden revelar un infiltrado difuso, nódulos, lesiones semejantes a sombras anulares, cavidades, opacidades lineales, abscesos pulmonares, derrame pleural y/o neumotórax.

Tratamiento de la paragonimiasis

  • Praziquantel

El pracicuantel en dosis de 25 mg/kg por vía oral 3 veces al día durante 2 días es el fármaco de elección para la paragonimiasis.

El triclabendazol es un tratamiento aceptable en áreas donde está disponible; la dosis es de 10 mg/kg por vía oral una vez posprandial o, para las infecciones graves, 2 dosis de 10 mg/kg posprandiales cada 12 h.

El pracicuantel se utiliza para tratar las infecciones extrapulmonares, pero pueden ser necesarios varios cursos.

Para las infecciones cerebrales, un curso corto de corticosteroides puede administrarse con praziquantel para reducir la respuesta inflamatoria inducida por la muerte aleta caudal.

En ciertos pacientes está indicada la cirugía para extirpar lesiones cutáneas o, rara vez, quistes encefálicos.

La mejor prevención consiste en evitar la ingestión de cangrejos de agua dulce y de mar procedentes de áreas endémicas, crudos o poco cocinados.

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