Los aneurismas de la arteria hepática son infrecuentes. Tienden a ser saculares y múltiples. Las causas abarcan infección, arteriosclerosis, traumatismos y vasculitis. (Véase también Generalidades sobre los trastornos vasculares del hígado).
Los aneurismas no tratados pueden causar la muerte a través de la ruptura del conducto colédoco (con generación de hemobilia), el peritoneo (con producción de peritonitis) o de las vísceras huecas adyacentes. La hemobilia puede provocar ictericia, hemorragia digestiva alta y dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen.
El diagnóstico se sospecha si aparecen síntomas típicos o si los estudios de diagnóstico por imágenes detectan un aneurisma. La ecografía Doppler y, a continuación, la TC con contraste permiten confirmar el diagnóstico.
El tratamiento consiste en embolia o ligadura quirúrgica.