Estructura y funcionamiento de la piel

PorJulia Benedetti, MD, Harvard Medical School
Revisado/Modificado ene. 2024
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La piel es el órgano más grande del cuerpo. Sirve muchas funciones importantes, incluyendo

  • Protección del cuerpo frente a los traumatismos

  • Regulación de la temperatura corporal

  • Mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico

  • Sensación de estímulos dolorosos y agradables

  • Interviene en la síntesis de vitamina D

La piel conserva las sustancias químicas y los nutrientes del cuerpo a la vez que evita la penetración de sustancias peligrosas en el organismo y actúa como escudo que lo protege de los rayos ultravioletas emitidos por el sol. Además, el color de la piel, la textura y los pliegues (véase Descripciones de marcas cutáneas, crecimientos y cambios de color) ayudan a diferenciar a las personas como individuos. Cualquier alteración en el funcionamiento o en el aspecto de la piel (véase Efectos del envejecimiento en la piel) pueden tener consecuencias importantes para la salud física y mental.

Muchos de los problemas que se presentan en la piel se limitan a la misma. Sin embargo, en algunos casos, la piel revela un trastorno que afecta todo el cuerpo. En consecuencia, a menudo se considera la posibilidad de diversas enfermedades al examinar problemas cutáneos. Con frecuencia se realizan análisis de sangre u otras pruebas de laboratorio para detectar una enfermedad interna en casos de problemas cutáneos (véase Diagnóstico de trastornos cutáneos).

Capas de la piel

La piel consta de tres capas:

  • Epidermis

  • Dermis

  • Capa de grasa (también denominada capa subcutánea)

Cada capa cumple una tarea específica.

Las capas de la piel

La piel consta de tres capas. Debajo de la superficie de la piel hay nervios, terminaciones nerviosas, glándulas, folículos pilosos y vasos sanguíneos. El sudor está producido por glándulas de la dermis y llega a la superficie de la piel a través de unos conductos diminutos.

Epidermis

La epidermis es la capa, relativamente fina y resistente, que constituye la parte externa de la piel. La mayor parte de las células que forman la epidermis son queratinocitos. Estos se originan en las células de la capa más profunda de la epidermis, llamada capa basal. Lentamente, migran hacia la superficie de la epidermis. Después de llegar a la superficie de la piel, los queratinocitos se desprenden de forma gradual y son reemplazados por las células jóvenes que son empujadas desde abajo.

La parte externa de la epidermis, conocida como la capa córnea (estrato córneo), es relativamente impermeable y, si no está dañada, evita que las bacterias, los virus y otras sustancias extrañas penetren en el organismo. La epidermis (junto con otras capas de la piel) también protege los órganos internos, los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos ante cualquier posible traumatismo. En ciertas áreas del cuerpo que requieren mayor protección, como las palmas de las manos y las plantas de los pies, la capa córnea es mucho más gruesa.

Los melanocitos son células que se encuentran repartidas por toda la capa basal de la epidermis y producen un pigmento llamado melanina, uno de los principales causantes del color de la piel. Sin embargo, la función principal de la melanina es la de filtrar la radiación ultravioleta del Sol (véase Introducción a la radiación solar y las lesiones de la piel), que daña el ADN y puede tener numerosos efectos nocivos, incluso el cáncer de piel.

Melanocitos
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Las células especializadas llamadas melanocitos producen el pigmento melanina. Los melanocitos se originan en las células de la capa más profunda de la epidermis, llamada capa basal.

La epidermis también contiene las células de Langerhans, que forman parte del sistema inmunitario de la piel. Aunque estas células ayudan a detectar sustancias extrañas y defienden al cuerpo frente a las infecciones, también desempeñan un papel importante en la aparición de alergias en la piel.

Dermis

La siguiente capa de la piel, la dermis, es delgada y de un tejido fibroso y elástico (compuesto en su mayor parte por colágeno, con un componente pequeño aunque importante de elastina) que da a la piel su flexibilidad y consistencia. La dermis contiene terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas y glándulas sebáceas, folículos pilosos y vasos sanguíneos.

Las terminaciones nerviosas detectan el dolor, el tacto, la presión y la temperatura. Algunas áreas de la piel contienen más terminaciones nerviosas que otras. Por ejemplo, los dedos de los pies y de las manos contienen muchos nervios, por lo que son extremadamente sensibles al tacto.

Las glándulas sudoríparas producen sudor en respuesta al calor y al estrés. El sudor está compuesto por agua, sal y otras sustancias químicas. A medida que se evapora de la piel, el cuerpo se refresca. Las glándulas sudoríparas especializadas de las axilas y de la región genital (glándulas apocrinas sudoríparas) segregan una sustancia espesa y aceitosa que produce un olor corporal característico cuando las bacterias de la piel digieren el sudor en esas zonas.

Las glándulas sebáceas producen sebo en los folículos pilosos. El sebo es un aceite que mantiene la piel húmeda y suave y actúa como una barrera contra las sustancias extrañas.

Los folículos pilosos producen los diferentes tipos de vello corporal. El vello no solo contribuye al aspecto de una persona, sino que tiene una serie de importantes funciones físicas, como regular la temperatura corporal, proteger de posibles daños y acentuar las sensaciones. Además, parte del folículo contiene células madre capaces de renovar la epidermis dañada.

Los vasos sanguíneos de la dermis nutren la piel y ayudan a regular la temperatura corporal. El calor provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que permite que grandes cantidades de sangre circulen cerca de la superficie de la piel y liberen el calor. El frío causa que los vasos sanguíneos se estrechen (contraigan) y conserven el calor del cuerpo.

El número de terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas, glándulas sebáceas, folículos pilosos y vasos sanguíneos varía en las distintas partes del cuerpo. La zona superior de la cabeza, por ejemplo, tiene gran cantidad de folículos pilosos, mientras que las palmas de las manos y las plantas de los pies carecen de ellos.

Capa de grasa

Debajo de la dermis se encuentra una capa de grasa que ayuda a aislar el cuerpo del calor y del frío, proporciona un relleno protector y sirve para almacenar energía. La grasa se almacena en células vivas, denominadas células grasas, unidas entre sí por un tejido fibroso. El grosor de la capa de grasa puede variar desde una fracción de centímetro en los párpados hasta varios centímetros en el abdomen y en las nalgas.

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