Edad y salud: artrosis

Persisten muchos mitos sobre la artrosis. Por ejemplo, se suele pensar que es un componente inevitable del envejecimiento, como lo son las canas y los cambios en la piel, que provoca poca discapacidad y que el tratamiento no es efectivo.

La artrosis sí que se hace más frecuente con el envejecimiento. Por ejemplo, a medida que las personas envejecen, aparecen los siguientes cambios:

  • El cartílago que recubre las articulaciones tiende a volverse más delgado.

  • Las superficies de una articulación pueden no deslizarse una sobre otra tan bien como lo hacían antes.

  • La articulación puede ser un poco más susceptible a los traumatismos.

Sin embargo, la artrosis no es un componente inevitable del envejecimiento. No está causada simplemente por el desgaste que se produce con los años de uso articular. Otros factores que influyen en su aparición pueden ser un traumatismo único o repetitivo, una movilidad anormal, enfermedades metabólicas, una infección de la articulación u otro trastorno articular.

Se dispone de tratamiento eficaz, consistente en medicamentos contra el dolor (analgésicos), ejercicios y fisioterapia, y, en algunos casos, cirugía.

La afectación de los ligamentos también es común en el envejecimiento. Los ligamentos, que unen las articulaciones, pierden elasticidad a medida que la persona envejece, haciendo que las articulaciones se vuelvan tensas o rígidas. Esta alteración se debe a cambios químicos en las proteínas que constituyen los ligamentos. En consecuencia, la mayoría de las personas se vuelven menos flexibles a medida que envejecen. Los ligamentos suelen desgarrarse con mayor facilidad, y, cuando lo hacen, se curan más lentamente. Las personas mayores deben hacer revisar su plan de ejercicios a un entrenador o a un médico para evitar los ejercicios que puedan desgarrar los ligamentos.

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) que se frotan en la piel sobre la articulación afectada pueden ser una opción de preferencia para los adultos mayores con artrosis que afecta articulaciones superficiales como las manos y las rodillas. De este modo, la cantidad de AINE absorbida es menor que si se administran por vía oral, lo que minimiza el riesgo de efectos adversos. Los AINE (antiinflamatorios no esteroideos) orales deben utilizarse durante el menor tiempo posible, dado el riesgo de hemorragia gastrointestinal y disfunción renal, que aumenta entre los adultos mayores. El paracetamol (acetaminofeno) es una alternativa razonable cuando no se pueden tomar antiinflamatorios no esteroideos (AINE) orales, pero el paracetamol (acetaminofeno) es menos eficaz que los AINE como analgésico.

A veces, pueden requerirse analgésicos más potentes, tales como tramadol; no obstante, los médicos solo los prescriben en caso necesario, a fin de evitar problemas relacionados con los efectos secundarios y la posible adicción. Además, estos medicamentos pueden causar confusión en los adultos mayores.

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