Introducción al ano y el recto

PorParswa Ansari, MD, Hofstra Northwell-Lenox Hill Hospital, New York
Revisado/Modificado ene. 2023
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El ano es el orificio que existe al final del tubo digestivo, por donde los materiales de desecho salen del organismo.

El recto es el segmento del tubo digestivo por encima del ano, donde las heces son retenidas antes de salir del organismo a través del ano.

Aparato digestivo

El ano está formado, en parte, por las capas superficiales del cuerpo, incluida la piel, y, en parte, por el intestino.

La pared del recto se compone de un tejido rojo brillante, que contiene glándulas mucosas similares a las del revestimiento del resto del intestino. La mucosa del recto es relativamente insensible al dolor, pero los nervios del ano y de la piel adyacente son muy sensibles.

Las venas del recto y el ano drenan principalmente en la vena porta, que llega al hígado y de aquí a la circulación general. Algunas de estas venas van a parar directamente a las venas pélvicas y de aquí a la circulación general. Los vasos linfáticos del recto drenan en los ganglios linfáticos de la parte baja del abdomen. Los vasos linfáticos del ano drenan en los ganglios linfáticos inguinales.

Un anillo muscular (esfínter anal) mantiene el ano cerrado. Este esfínter es controlado de forma subconsciente por el sistema nervioso autónomo. Sin embargo, parte del esfínter puede relajarse o contraerse a voluntad.

Los trastornos del ano y el recto incluyen

Diagnóstico de trastornos anales y rectales

  • Evaluación médica

  • Anoscopia o sigmoidoscopia

  • Posiblemente, pruebas como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética nuclear (RMN)

Para diagnosticar trastornos del ano y el recto, el médico inspecciona la piel alrededor del ano buscando alguna anomalía. Con un dedo enguantado, el médico explora el recto. En las mujeres, esto a menudo se realiza al mismo tiempo que se realiza una exploración manual de la vagina (véase Exploración ginecológica). A veces, el médico también examina el abdomen.

A continuación, el médico examina el interior del ano y el recto con un tubo de visualización rígido de unos 7 a 25 cm, denominado anoscopio o proctoscopio. Después puede introducirse un tubo más largo y flexible (sigmoidoscopio) que permite observar hasta 60 cm o más del intestino grueso.

La anoscopia y la sigmoidoscopia (véase Endoscopia) son incómodas, pero no suelen ser dolorosas. Sin embargo, si se siente dolor en la zona interior del ano o alrededor de éste debido a una alteración, el médico puede aplicar una pomada anestésica (como la lidocaína) o administrar un anestésico local, regional o incluso general antes de proceder a la exploración. Antes de la sigmoidoscopia hay que administrar un enema de limpieza para eliminar las heces de la parte inferior del colon.

Durante la prueba se obtienen muestras de tejido y de heces para su examen al microscopio y cultivo.

También se puede realizar una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN).

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