El eritema infeccioso es causado por una infección aguda por parvovirus B19 humano. En los niños, causa síntomas generales leves y un exantema eritematoso o maculopapuloso, que comienza por las mejilas y se extiende, fundalmentalmente, a las partes expuestas de los miembros. En un feto, puede ser fatal. El diagnóstico es clínico y, en general, no se requiere tratamiento.
El eritema infeccioso, a menudo denominado quinta enfermedad, es causado por el parvovirus humano B19. El nombre de "quinta enfermedad" se utiliza porque se considera la quinta infección viral que comúnmente causa erupción en los niños (las primeros cuatro son sarampión, rubéola, varicela y roséola). A veces también se la denomina enfermedad de la mejilla abofeteada.
Es más frecuente durante la primavera y suele provocar brotes localizados con intervalos de pocos años entre los niños (en particular, en aquellos de 5 a 7 años de edad).
La transmisión parece tener lugar por gotitas respiratorias y por la exposición percutánea a sangre y hemoderivados, con altas tasas de infección secundaria en los contactos familiares; la infección puede ser asintomática..
La infección también puede ocurrir en adultos y puede causar varios síndromes clínicos, incluyendo síndrome papuloso-purpúrico en medias y guantes, artropatía, crisis aplásica transitoria y aborto o hidropesía fetal. Sobre la base de las encuestas de seroprevalencia, entre el 50 y el 80% de los adultos tienen evidencia de infección previa por parvovirus B19, que es probable que confiera a las personas inmunocompetentes inmunidad protectora.
Fisiopatología del eritema infeccioso
El parvovirus B19 es un virus de DNA monocatenario que causa supresión transitoria de la eritropoyesis, que es leve y asintomática, excepto en niños con hemoglobinopatías de base (p. ej., drepanocitosis) u otros trastornos de los eritrocitos (p. ej., esferocitosis hereditaria), que pueden presentar criris aplásicas transitorias. Asimismo, los niños inmunosuprimidos pueden tener viremia prolongada (que persiste de semanas a meses), con la consiguiente anemia grave (aplasia eritrocítica pura). Véase tabla Manifestaciones clínicas de la infección por parvovirus B19.
Infección por parvovirus B19 en el embarazo
El eritema infeccioso puede transmitirse por vía transplacentaria y, a veces, causa aborto, muerte fetal o anemia fetal grave con edema generalizado (hidropesía fetal). Sin embargo, alrededor de la mitad de las embarazadas son inmunes, debido a infección previa.
El riesgo de muerte fetal es del 2 al 6% después de la infección materna, con mayor riesgo durante la primera mitad del embarazo (1).
Referencia de la fisiopatología
1. Enders M, Weidner A, Zoellner I, et al: Fetal morbidity and mortality after acute human parvovirus B19 infection in pregnancy: Prospective evaluation of 1018 cases. Prenat Diagn 24(7):513–518, 2004. doi: 10.1002/pd.940
Signos y síntomas del eritema infeccioso
El período de incubación de la infección por parvovirus B19 es de 4 a 14 días. Las manifestaciones iniciales típicas del eritema infeccioso son síntomas seudogripales inespecíficos (p. ej., febrícula, ligero malestar general).
Varios días más tarde, aparece un eritema confluente, indurado, en las mejillas (aspecto de "mejilla abofeteada") y un exantema simétrico, que es más notorio en los brazos, las piernas (a menudo las superficies extensoras) y el tronco, y que suele respetar las palmas y las plantas. El exantema es maculopapuloso, con tendencia a la confluencia; forma patrones reticulares o tipo de encaje de áreas manchadas y ligeramente sobreelevadas, con región central clara, que suele ser más prominente en las zonas expuestas.
En general, el exantema y toda la enfermedad duran de 5 a 10 días. Sin embargo, el exantema puede recurrir durante varias semanas, exacerbado por la luz solar, el ejercicio, el calor, la fiebre o el estrés emocional.
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Imagen cortesía de Karen McKoy, MD.
Imagen cortesía de Karen McKoy, MD.
Otras manifestaciones de la infección por parvovirus B19
Unos pocos pacientes (más comúnmente niños) desarrollan síndrome papular purpúrico en guantes-y-calcetines, que causa lesiones papulares, purpúricas o petequiales limitadas a las manos y los pies y, a menudo se acompaña de fiebre y lesiones orales o genitales.
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Algunos adultos con infección por parvovirus B19 desarrollan dolor e inflamación articular leve (artritis no erosiva) que puede persistir o recidivar durante semanas o meses.
Diagnóstico de eritema infeccioso
Examen físico con exantema característico
Para los niños con factores de riesgo para complicaciones, deben indicarse pruebas virales y hemograma completo
Para pacientes embarazadas, medición de anticuerpos y ecografía
El aspecto y el patrón de propagación del exantema son las únicas características diagnósticas; sin embargo, algunos enterovirus pueden causar exantemas similares. Rara vez es necesario distinguir entre estas etiologías virales cuando se lleva a cabo el manejo clínico de niños por lo demás sanos. Puede descartarse la rubéola por pruebas serológicas; también son útiles los antecedentes de exposición. Otros exantemas infantiles tienen características diagnósticas distintas.
Las pruebas serológicas no son necesarias en los niños sanos; sin embargo, en los niños con hemoglobinopatía o inmunodeficiencia documentada debe solicitarse una carga viral y/o prueba de anticuerpos además de hemograma completo y recuento de reticulocitos para detectar una supresión de la hematopoyesis.
En los niños con crisis aplásicas transitorias o en adultos con artropatía, la presencia de anticuerpos IgM específicos contra parvovirus B19 en la fase aguda tardía o temprana de convalecencia avala con firmeza el diagnóstico.
También es posible detectar una viremia por parvovirus B19 mediante técnicas de reacción en cadena de polimerasa (PCR) cuantitativa, que generalmente se utilizan en pacientes con aplasia transitoria o crónica, inmunodeficientes y fetos o recién nacidos con hidropesía fetal o infección congénita.
En pacientes embarazadas se miden los anticuerpos; la IgG sugiere inmunidad debido a una infección previa (lo que suele ser tranquilizador) y la IgM indica una infección actual o reciente (lo que plantea preocupación por la posible morbilidad fetal). La evaluación inicial del estado fetal se realiza con ecografía.
Tratamiento del eritema infeccioso
Tratamiento de sostén
Solo se requiere tratamiento sintomático del eritema infeccioso.
Se ha usado la inmunoglobulina IV para limitar la viremia y aumentar la eritropoyesis en pacientes inmunosuprimidos con aplasia eritrocítica pura.
Conceptos clave
Los niños desarrollan fiebre de bajo grado y ligero malestar seguidos varios días después por un eritema confluente indurado en las mejillas (apariencia de "mejilla abofeteada") y una erupción simétrica que es más prominente en los brazos, las piernas y el tronco.
Existe una supresión leve y transitoria de la eritropoyesis, que es asintomática, excepto a veces en niños con hemoglobinopatías (p. ej., drepanocitosis) u otros trastornos de los eritrocitos (p. ej., esferocitosis hereditaria) o inmunosupresión.
El riesgo de muerte fetal es del 2 al 6% después de la infección materna, con mayor riesgo durante la primera mitad del embarazo.
Las pruebas se realizan principalmente en niños con crisis aplásica transitoria o adultos con artropatía.
El tratamiento es sintomático, pero los pacientes inmunocomprometidos pueden beneficiarse con inmunoglobulina IV.