El aceite de pescado puede consumirse al comer pescado, al ingerir un extracto directo o al tomar una forma concentrada, como una cápsula. Los principios activos son los ácidos grasos omega-3 (ácido eicosapentaenóico [EPA] y ácido docosahexaenoico [DHA]). Recientemente, se desarrollaron cepas de levadura mediante ingeniería genética que naturalmente pueden producir cantidades sustanciales de estos aceites y se están convirtiendo en otra fuente (1). Las dietas occidentales suelen tener bajo contenido de ácidos grasos omega-3. Otras fuentes dietéticas de ácidos grasos omega-3 diferentes del pescado son las nueces y el aceite de linaza.
Afirmaciones sobre aceite de pescado
El aceite de pescado se utiliza para la prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica, en forma específica mediante el descenso del nivel de triglicéridos. Es probable que los mecanismos sean múltiples, pero se desconocen. Si bien aún no están avalados, se presumen beneficios para la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica, como la reducción de las concentraciones de colesterol, la desaceleración de la progresión de la degeneración macular relacionada con la edad y el cáncer, el tratamiento de la artritis reumatoide, la sequedad ocular y la depresión, la disminución de la tensión arterial y la prevención de la nefrotoxicidad por ciclosporina.
Pruebas a favor del aceite de pescado
La evidencia que apoya el uso de aceite de pescado, específicamente en forma de EPA/DHA (EPA más DHA en varias combinaciones) para reducir los eventos adversos cardiovasculares (p. ej., infarto de miocardio, accidente cerebrovascular) ha sido mixta. Sin embargo, es probable que existan datos más concluyentes de que EPA/DHA puede reducir los triglicéridos séricos (2).
Si bien hubo algunos datos científicos previos que sugirieron que 800 a 1500 mg/día reducían el riesgo de infarto de miocardio y muerte debido a arritmia en pacientes que tienen enfermedad coronaria preexistente y están tomando medicamentos convencionales (3), los estudios posteriores no han apoyado consistentemente estos hallazgos. Por ejemplo, el estudio OMEMI (Ácidos grasos omega-3 en adultos mayores con infarto de miocardio) fue un estudio aleatorizado en el que 1027 pacientes de 70 a 82 años con infarto agudo de miocardio reciente (2 a 8 semanas) fueron tratados con 1,8 g de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) n-3 (930 mg de ácido eicosapentaenoico y 660 mg de ácido docosahexaenoico) o placebo (aceite de maíz) por día, además del tratamiento habitual (4).
El criterio de valoración primario fue una combinación de infarto agudo de miocardio no letal, revascularización no programada, accidente cerebrovascular, mortalidad por todas las causas y hospitalización por insuficiencia cardíaca después de 2 años. El criterio de valoración primario se cumplió en el 21,4% de los pacientes que recibieron AGPI n-3 frente al 20,0% del grupo que recibió placebo (P = 0,60). Los autores concluyeron que el estudio no detectó una reducción en los eventos clínicos en pacientes mayores con infarto agudo de miocardio reciente. Además, una revisión Cochrane de 86 ensayos aleatorizados (162.796 pacientes) de 12 a 88 meses de duración confirmó que los ácidos grasos omega-3 disminuyen los triglicéridos y, según datos científicos muy fiables, tienen poco efecto sobre los eventos cardiovasculares y la muerte. La revisión encontró una leve disminución de la mortalidad cardiovascular, pero no hubo diferencia en el número de accidentes cerebrovasculares o de arritmias. La revisión observó que 167 participantes necesitaban tratamiento para prevenir un evento coronario, y 334 participantes necesitaban tratamiento para prevenir una muerte por enfermedad coronaria (2). Sin embargo, el ensayo REDUCE-IT, que reclutó a pacientes con enfermedad cardiovascular establecida o con diabetes y otros factores de riesgo más niveles elevados de triglicéridos a pesar del tratamiento con estatinas, informó una reducción significativa en los eventos cardíacos adversos mayores usando el agente farmacológico prescrito, icosapent etil (5).
Otro metanálisis posterior de 15 ensayos aleatorizados evaluó no solo la eficacia sino también la seguridad de diferentes suplementos de ácidos grasos omega-3 (incluyendo productos de venta bajo receta), para la prevención de enfermedades cardiovasculares (6). Los hallazgos significativos fueron una disminución del 5% en los eventos cardiovasculares mayores, una disminución del 10% en el infarto de miocardio y una disminución del 6% en la muerte cardiovascular. El análisis de subgrupos indicó que el beneficio cardiovascular se debió principalmente a la prescripción del éster etílico del ácido eicosapentanoico (EPA). Se cree que en pacientes con antecedentes de infarto de miocardio, el riesgo de fibrilación auricular aumenta un 25%, así como el riesgo de accidente cerebrovascular. No se encontraron otros eventos adversos, como sangrado, cáncer o problemas gastrointestinales.
Un gran estudio de cohorte prospectivo que incluyó 20.338 pacientes con diabetes tipo 2 informó que la suplementación con aceite de pescado y niveles más altos de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 en plasma (n-3 PUFA) se asociaron con riesgos más bajos de complicaciones macrovasculares (enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, enfermedad arterial periférica y accidente cerebrovascular) y microvasculares (enfermedad renal diabética, retinopatía diabética y neuropatía diabética) (7).
El beneficio potencial de los suplementos de aceite de pescado (ácidos grasos omega 3) para la hepatopatía esteatótica asociada con disfunción metabólica (MASLD por sus siglas en inglés, antes conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico), también se ha evaluado. Un metanálisis de 22 ensayos aleatorizados que incluyó 1366 pacientes encontró que la suplementación con ácidos grasos omega-3 disminuyó la grasa hepática (medida con ecografía) y los perfiles lipídicos, así como el índice de masa corporal (8). Se necesita más investigación, particularmente con ensayos aleatorizados, para evaluar mejor los efectos dosis-respuesta de los ácidos grasos omega 3, así como una evaluación adicional de la grasa hepática con otros métodos (p. ej., histología, RM, TC).
Efectos adversos del aceite de pescado
Puede haber eructos con olor a pescado, náuseas y diarrea. El riesgo de hemorragia aumenta con la relación ácido eicosapentaenoico/ácido docosahexaenoico > 3 g/día. En un estudio de gran envergadura, las tasas de hemorragia mayor fueron similares (10,7%) en el grupo que recibió ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) n-3 que en los pacientes tratados con placebo (11,0%, p = 0,87) (4).
Las preocupaciones sobre la contaminación por mercurio no se han fundamentado en pruebas de laboratorio. Aun así, las embarazadas o las que amamantan no deben tomar suplementos de ácidos grasos omega-3 extraídos de pescados y deben limitar el consumo de ciertos tipos y cantidades de pescados debido al riesgo potencial de contaminación por mercurio.
En un estudio de gran envergadura que incluyó pacientes tratados con etilo de icosapento, se observó mayor frecuencia de estreñimiento, edema periférico y fibrilación auricular que en los pacientes tratados con placebo (5).
El American College of Cardiology (Colegio Estadounidense de Cardiología) y otras sociedades profesionales han comentado las limitaciones del uso de suplementos de aceite de pescado de venta libre y recomiendan que solo se usen productos recetados aprobados por la FDA (por las siglas en inglés de Administración Federal para Alimentos y Medicamentos) para la hipertrigliceridemia (9).
El Pharmacovigilance Risk Assessment Committee (PRAC) de la European Medicines Agency (EMEA) ha emitido una declaración pública advirtiendo sobre el mayor riesgo dependiente de la dosis de fibrilación auricular en pacientes con enfermedad cardiovascular o factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (10). Una dosis diaria que exceda los 4 gramos de ésteres etílicos de ácido omega-3 se asoció con un riesgo aumentado.
Interacciones medicamentosas con el aceite de pescado
El aceite de pescado combinado con antihipertensivos puede disminuir la tensión arterial. La ingestión de aceite de pescado puede aumentar el efecto anticoagulante de la warfarina, aunque algunos estudios no han demostrado eventos adversos de sangrado (11). Sin embargo, los pacientes deben ser advertidos acerca de la posibilidad de que aumente la hemorragia.
Referencias
1. Xue Z, Sharpe PL, Hong SP, et al. Production of omega-3 eicosapentaenoic acid by metabolic engineering of Yarrowia lipolytica. Nat Biotechnol. 31(8):734-740, 2013. doi: 10.1038/nbt.2622
2. Abdelhamid AS, Brown TJ, Brainard JS, et al. Omega-3 fatty acids for the primary and secondary prevention of cardiovascular disease (review). Cochrane Database Syst Rev. 3:CD003177, 2020. doi: 10.1002/14651858.CD003177.pub5
3. MacLean CH, Mojica WA, Morton SC, et al. Effects of omega-3 fatty acids on lipids and glycemic control in type II diabetes and the metabolic syndrome and on inflammatory bowel disease, rheumatoid arthritis, renal disease, systemic lupus erythematosus, and osteoporosis. Evid Rep Technol Assess (Summ). 2004;(89):1-4.
4. Kalstad AA, Myhre PL, Laake K, et al: Effects of n-3 fatty acid supplements in elderly patients after myocardial infarction: a randomized, controlled trial. Circulation 143(6):528-539, 2021. doi:10.1161/CIRCULATIONAHA.120.052209
5. Bhatt DL, Steg PG, Miller M, et al. Cardiovascular risk reduction with icosapent ethyl for hypertriglyceridemia. N Engl J Med. 380(1):11-22, 2019. doi: 10.1056/NEJMoa1812792
6. Yan J, Liu M, Yang D, Zhang Y, An F. Efficacy and Safety of Omega-3 Fatty Acids in the Prevention of Cardiovascular Disease: A Systematic Review and Meta-analysis. Cardiovasc Drugs Ther. 2024 Aug;38(4):799-817. doi: 10.1007/s10557-022-07379-z
7. Tian S, Guo T, Qian F, Qiu Z, Lu Q, Li R, Zhu K, Li L, Yu H, Li R, Ou Y, Pan A, Liu G. Fish Oil, Plasma n-3 PUFAs, and Risk of Macro- and Microvascular Complications among Individuals with Type 2 Diabetes. J Clin Endocrinol Metab. 2024 Jul 12:dgae482. doi: 10.1210/clinem/dgae482
8. Lee CH, Fu Y, Yang SJ, Chi CC. Effects of Omega-3 Polyunsaturated Fatty Acid Supplementation on Non-Alcoholic Fatty Liver: A Systematic Review and Meta-Analysis. Nutrients. 2020 Sep 11;12(9):2769. doi: 10.312092769
9. Virani SS, Morris PB, Agarwala A, et al. 2021 ACC Expert Consensus Decision Pathway on the Management of ASCVD Risk Reduction in Patients With Persistent Hypertriglyceridemia: A Report of the American College of Cardiology Solution Set Oversight Committee. J Am Coll Cardiol. 2021;78(9):960-993. doi:10.1016/j.jacc.2021.06.011
10. Medicines and Healthcare Products Regulatory Agency. Omega-3-acid ethyl ester medicines (Omacor/Teromeg 1000 mg capsules): dose-dependent increased risk of atrial fibrillation in patients with established cardiovascular diseases or cardiovascular risk factors. Accessed February 27, 2025.
11. Pryce R, Bernaitis N, Davey AK, et al: The use of fish oil with warfarin does not significantly affect either the International Normalized Ratio or incidence of adverse events in patients with atrial fibrillation and deep vein thrombosis: a retrospective study. Nutrients 8(9):578, 2016. doi:10.3390/nu8090578
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