Cambios físicos asociados con el envejecimiento

PorRichard G. Stefanacci, DO, MGH, MBA, Thomas Jefferson University, Jefferson College of Population Health
Revisado/Modificado may. 2022
Vista para pacientes

La mayoría de las funciones biológicas relacionadas con la edad alcanzan su máximo a los 30 años y empiezan a descender en forma lineal a partir de entonces (véase tabla Algunos cambios fisiológicos relacionados con la edad); este descenso puede ser importante durante situaciones de estrés, pero ejerce un efecto escaso o nulo sobre las actividades cotidianas. En consecuencia, más que el proceso normal de envejecimiento, las enfermedades son las responsables principales de la pérdida de la función durante la edad avanzada.

En muchos casos, este deterioro asociado con el envejecimiento puede ser secundario al menos en parte al estilo de vida, la conducta, la dieta y el ambiente, por lo que puede modificarse. Por ejemplo, el ejercicio aeróbico puede prevenir o revertir parcialmente la disminución de la capacidad máxima de ejercitarse (consumo de oxígeno por unidad de tiempo o VO2máx), la fuerza muscular y la tolerancia a la glucosa en ancianos sanos pero sedentarios.

Sólo alrededor del 10% de los ancianos practica actividad física en forma regular durante > 30 minutos 5 veces a la semana (recomendación habitual). Entre el 35 y el 45% practica una mínima cantidad de ejercicio. Los ancianos tienden a ser menos activos que otros grupos etarios por numerosas razones, las más comunes son las enfermedades que limitan su actividad física.

Los beneficios de la actividad fìsica en los ancianos son numerosos y superan por mucho sus riesgos (p. ej., caídas, desgarro de ligamentos, distensiones musculares). Los beneficios son los siguientes

  • Reducción de las tasas de mortalidad, incluso en fumadores y obesos

  • Preservación de la fuerza de los músculos esqueléticos, la capacidad aeróbica y la densidad ósea, lo que contribuye a la mayor movilidad y la independencia

  • Reducción del riesgo de obesidad

  • Prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares (incluso rehabilitación después de un infarto de miocardio), diabetes, osteoporosis, cáncer de colon y enfermedades psiquiátricas (en especial, trastornos del estado de ánimo)

  • Prevención de caídas y lesiones relacionadas con ellas a través del aumento de la fuerza muscular, el equilibrio, la coordinación, la función de las articulaciones y la resistencia (1)

  • Aumento de la capacidad funcional

  • Oportunidad para la interacción social

  • Mayor sensación de bienestar

  • Posiblemente mejor calidad del sueño

La actividad fìsica es una de las pocas intervenciones que pueden restablecer la capacidad fisiológica perdida.

Tabla

Los efectos no modificables del envejecimiento pueden ser menos graves, y en muchas personas puede lograrse una vejez más fuerte y saludable. En la actualidad, las personas > 65 años se encuentran en mejores condiciones de salud que sus ancestros y conservan este estado durante más tiempo.

Ejercicio en las personas mayores

El ejercicio se refiere por lo general al movimiento que genera un gasto aeróbico y el aumento de la frecuencia cardíaca. Para muchas personas, el ejercicio es una actividad importante con muchos resultados positivos. Sin embargo, la actividad física sencilla (p. ej., caminar, jardinería) tiene muchos de los mismos beneficios para las personas mayores; por lo tanto, la actividad física, sin gasto aeróbico o cardioaceleración, es recomendable, incluso para aquellos con limitaciones de movilidad.

Todos los ancianos que comienzan un programa de ejercicio deben evaluarse (con una entrevista o un cuestionario) para poder identificar enfermedades crónicas y definir las actividades apropiadas; sin embargo, casi todos pueden comenzar con caminatas breves, y aumentar a 30 minutos 5 veces/semana. La necesidad de realizar un examen médico completo en pacientes con enfermedades crónicas, antes de comenzar con una actividad física, depende de los resultados de los estudios previos y del juicio clínico. Algunos especialistas recomiendan realizar este tipo de evaluación, que puede consistir en una prueba de estrés con ejercicio, en los pacientes con 2 factores de riesgo cardíacos (p. ej., hipertensión arterial, obesidad), que planean comenzar una actividad más intensa que la caminata.

Los programas de ejercicio más intenso que la caminata pueden incluir cualquier combinación de 4 tipos de ejercicios:

  • Resistencia

  • Fortalecimiento muscular

  • Entrenamiento del equilibrio (p. ej., tai chi)

  • Flexibilidad

La combinación de ejercicios recomendada depende del estado de salud del paciente y su nivel de rendimiento. Por ejemplo, un programa de ejercicios sentado que utiliza pesas en forma de manguitos para el entrenamiento de la fuerza y movimientos repetidos para el entrenamiento de resistencia puede ser útil en pacientes con dificultades para permanecer de pie y caminar. Un programa de ejercicios acuáticos puede sugerirse a pacientes con artritis. Se les debe permitir a los pacientes elegir actividades que disfruten, pero deben ser estimulados para que incluyan los 4 tipos de ejercicios. De todos los tipos, los de resistencia (p. ej., caminata, ciclismo, danza, natación, ejercicio aeróbico de bajo impacto) se asocian con más beneficios documentados para la salud en ancianos.

Algunos pacientes, en particular con cardiopatías (p. ej., angina, 2 infartos de miocardio), requieren supervisión médica durante el ejercicio.

Los programas de fortalecimiento muscular de alta intensidad se consideran apropiados particularmente para los adultos mayores frágiles o algo debilitados con sarcopenia. En estos pacientes, el uso de presión de aire en lugar de mancuernas resulta beneficioso porque la resistencia puede ser menor y puede modificarse con incrementos más pequeños. Los programas de alta intensidad son seguros incluso para pacientes institucionalizados > 80 años, en los cuales pueden mejorar la fuerza y la movilidad de manera significativa.

Drogas y ejercicio

En los diabéticos, las dosis de insulina y de hipoglucemiantes orales deben ajustarse de acuerdo con la magnitud anticipada del ejercicio con el fin de prevenir la hipoglucemia durante el ejercicio.

Las dosis de los fármacos que causan hipotensión ortostática (p. ej., antidepresivos, antihipertensivos, hipnóticos, ansiolíticos, diuréticos) deben reducirse para evitar una exacerbación de los síntomas ortostáticos a causa de la pérdida de líquido durante el ejercicio. En los pacientes que toman estos fármacos, la ingesta de una cantidad adecuada de líquido resulta fundamental durante el ejercicio.

Algunos sedantes-hipnóticos pueden disminuir el rendimiento físico al reducir el nivel de actividad o inhibir los músculos y los nervios. Estos y otros psicofármacos aumentan el riesgo de caídas. Puede ser necesario reducir la dosis o suspender estos fármacos para que el ejercicio sea seguro y para que el paciente pueda cumplir con el plan de ejercicios.

Referencia general

  1. 1. de Souto Barreto P, Rolland Y, Vellas B, et al: Association of long-term exercise training with risk of falls, fractures, hospitalizations, and mortality in older adults: A systematic review and meta-analysis. JAMA Intern Med 179(3):394-405, 2018. doi: 10.1001/jamainternmed.2018.5406

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