Paludismo

PorChelsea Marie, PhD, University of Virginia;
William A. Petri, Jr, MD, PhD, University of Virginia School of Medicine
Reviewed ByChristina A. Muzny, MD, MSPH, Division of Infectious Diseases, University of Alabama at Birmingham
Revisado/Modificado Modificado sept 2025
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Vista para pacientes

El paludismo es una infección por especies de Plasmodium. Los signos y síntomas incluyen fiebre (que puede ser periódica), escalofríos, rigidez, sudoración, diarrea, dolor abdominal, dificultad respiratoria, confusión, convulsiones, anemia hemolítica, esplenomegalia y anomalías renales. El diagnóstico se basa en el frotis de sangre periférica y en pruebas de diagnóstico rápidas. El tratamiento y la profilaxis dependen de la especie de Plasmodium, de la sensibilidad a los fármacos y del estado clínico del paciente. Los regímenes terapéuticos para la enfermedad aguda incluyen la terapia combinada basada en artemisinina, el régimen de acción más rápida, la combinación fija de atovacuona y proguanilo y, con menor frecuencia, cloroquina, quinina o mefloquina. Los pacientes infectados por P. vivax y P. ovale también reciben primaquina o una sola dosis de tafenoquina para evitar las recidivas. La profilaxis suele realizarse con una combinación fija de atovacuona más proguanilo o con doxiciclina; la cloroquina se utiliza en áreas sin resistencia a la cloroquina. El tratamiento terminal con primaquina o tafenoquina se administra a pacientes que puedan haber estado expuestos a P. vivax o P. ovale. Se recomienda la vacunación para los niños que viven en áreas endémicas.

La malaria se transmite a los humanos a través de las picaduras de mosquitos Anopheles hembras. Rara vez, la infección también puede transmitirse mediante transfusión de sangre, trasplante de órganos, compartir agujas contaminadas o puede ser congénita.

Alrededor de la mitad de la población mundial está expuesta al riesgo de paludismo. El paludismo es endémico en África, India y otras áreas del sur y el sudeste de Asia, Corea del Norte y Corea del Sur, México, América Central, Haití, la República Dominicana, Sudamérica (que incluye la región septentrional de Argentina), el Medio Oriente (que incluye a Turquía, Siria, Irán e Iraq) y la región central de Asia. Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) proporcionan información sobre países específicos donde se transmite la malaria (1), tipos de malaria, patrones de resistencia y profilaxis recomendada (véase CDC: Malaria).

En 2023, se estimaba que había 263 millones de casos de paludismo, 94% de los cuales correspondía a África (2). Se estima que 597.000 personas murieron por paludismo en 2023, en su mayoría niños < 5 años. Desde 2000 hasta 2020, las muertes debidas a malaria habían disminuido aproximadamente un 30% gracias a los esfuerzos de RBM (Roll Back Malaria) Partnership to End Malaria, que tiene > 500 socios (incluidos los países endémicos y diversas organizaciones e instituciones). A pesar de décadas de disminución, el número de muertes ha estado aumentando desde 2020 como resultado de las interrupciones por los efectos indirectos de la pandemia de COVID-19, como en el control del paludismo, acceso reducido a la atención médica, interrupciones en la cadena de suministro y sobrecarga del sistema de salud.

La malaria fue endémica en Estados Unidos. En la actualidad ocurren alrededor de 2000 casos en los Estados Unidos cada año, casi todos adquiridos en el extranjero (3). En 2023 se identificaron 5 casos de paludismo por P. vivax transmitido por mosquitos adquiridos localmente en Florida y Texas. No se habían reportado casos de paludismo transmitido por mosquitos domésticos en los Estados Unidos desde 2003 (4).

Referencias generales

  1. 1. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Yellow Fever Vaccine & Malaria Prevention Information, by Country. CDC Yellow Book 2024.

  2. 2. World Health Organization (WHO). World malaria report 2024: addressing inequity in the global malaria response.

  3. 3. CDC. Malaria. CDC Yellow Book 2024.

  4. 4. CDC. Locally Acquired Malaria Cases Identified in the United States. June 2023. Accessed March 19, 2025.

Fisiopatología de la malaria

Las especies de Plasmodium que infectan a los seres humanos son las siguientes:

  • P. falciparum

  • P. vivax

  • P. ovale

  • P. malariae

  • P. knowlesi

La infección concurrente con más de una especie de Plasmodium es infrecuente pero puede ocurrir.

P. knowlesi es un patógeno en el sudeste asiático, sobre todo en Malasia. Los macacos son los principales huéspedes (véase también Protozoa in Nonhuman Primates). P. knowlesi por lo general es adquirida por personas que viven o trabajan cerca de bosques.

Los elementos básicos del ciclo de vida son los mismos para todas las especies Plasmodium, y están involucrados 2 huéspedes: mosquito (gametocito, ovoquiste y esporozoíto) y humano (esquizonte, merozoíto y trofozoíto).

La transmisión comienza cuando el mosquito Anopheles hembra se alimenta de una persona con paludismo e ingiere sangre contaminada con gametocitos. Durante las siguientes 1 a 2 semanas, los gametocitos se reproducen en forma sexual dentro del mosquito y producen esporozoítos infecciosos. Cuando el mosquito pica a otro ser humano, los esporozoítos son inoculados en el torrente sanguíneo y alcanzan rápidamente el hígado para infectar a los hepatocitos.

Los parásitos luego maduran para convertirse en esquizontes tisulares dentro de los hepatocitos. Este proceso se llama esquizogonia exoeritrocítica. Cada esquizonte produce entre 10.000 y 30.000 merozoítos, que se liberan a el torrente sanguíneo entre 1 y 3 semanas después, cuando el hepatocito se rompe. Cada merozoíto puede invadir un eritocito y allí transformarse en un trofozoíto.

Los trofozoítos crecen y la mayoría se convierten en esquizontes eritrocíticos; los esquizontes producen más merozoítos, que 48 a 72 horas más tarde rompen los glóbulos rojos y se liberan en el plasma. Poco después, estos merozoítos invaden nuevos eritrocitos y reinician el ciclo. Algunos trofozoítos se convierten en gametocitos, que son ingeridos por un mosquito Anopheles. Se someten a una unión sexual en el intestino del mosquito, se convierten en oocistos y liberan esporozoitos infecciosos que migran a las glándulas salivales del mosquito.

En las infecciones por P. vivax y P. ovale (pero no por P. falciparum o P. malariae), los esquizontes tisulares pueden persistir como hiponozoítos en el hígado durante años. Se ha descrito que la recaída de P. ovale ocurre hasta 6 años después de un episodio de paludismo sintomático. Estas formas latentes actúan como cápsulas de liberación temporal, responsables de las recidivas y las complicaciones durante la quimioterapia porque no son destruidas por la mayoría de los antipalúdicos, que, típicamente, son activos contra los parásitos presentes en la sangre.

El estadio preeritrocítico (hepático) del ciclo vital del parásito del paludismo se saltea cuando la infección se contagian a través de una transfusión de sangre, agujas compartidas o en forma congénita. En consecuencia, estos modos de transmisión no causan enfermedad latente ni recidivas tardías. De manera similar, el paludismo puede transmitirse mediante trasplante de órganos sólidos, lo que evita la etapa hepática y conduce a una infección inmediata en la etapa sanguínea; sin embargo, esto es muy raro (1).

La rotura de los eritrocitos que causa hemólisis durante la liberación de los merozoítos se asocia con síntomas clínicos. Si es significativa, la hemólisis causa anemia e ictericia, que empeoran debido a la fagocitosis de los eritrocitos infectados en el bazo. La anemia puede ser grave en la infección por P. falciparum o en la infección crónica por P. vivax, pero tiende a ser leve en la infección por P. malariae.

Paludismo por Falciparum

A diferencia de las otras formas de paludismo, la producida por el P. falciparum causa obstrucción microvascular debido a que los eritrocitos infectados se adhieren a las células endoteliales vasculares. En consecuencia, se produce isquemia, con hipoxia tisular resultante, especialmente en el encéfalo, los riñones, los pulmones y el tubo digestivo. Otras posibles complicaciones son hipoglucemia y acidosis láctica.

Resistencia a la infección

La mayoría de la población del África subsahariana presenta resistencia completa a P. vivax porque carecen del grupo sanguíneo Duffy, relacionado con la adherencia de P. vivax a los eritrocitos; muchos afroestadounidenses también presentan este tipo de resistencia. El desarrollo de Plasmodium en los eritrocitos puede retrasarse en pacientes con enfermedad por hemoglobina S, enfermedad por hemoglobina C, talasemia, deficiencia de G6PD o eliptocitosis debido a los defectos estructurales presentes en los eritrocitos en estas condiciones.

Las infecciones dejan inmunidad parcial. Cuando los residentes en un área hiperendémica emigran hacia otra región, la inmunidad adquirida disminuye con el paso del tiempo (entre meses y años) y pueden presentar paludismo sintomático si regresan a su hogar y vuelven a infectarse.

Referencia de la fisiopatología

  1. 1. Rosso F, Agudelo Rojas OL, Suarez Gil CC, et al. Transmission of malaria from donors to solid organ transplant recipients: A case report and literature review. Transpl Infect Dis. 2021;23(4):e13660. doi:10.1111/tid.13660

Signos y síntomas de la malaria

El período de incubación suele ser de (1):

  • 8 días a 12 meses para P. vivax

  • 6 a 30 días para P. falciparum

  • 16 a 18 días o más para P. ovale

  • Aproximadamente 1 mes (18 a 40 días) o más (años) para P. malariae

No obstante, algunas cepas de P. vivax de climas templados pueden no causar enfermedad clínica durante varios meses y hasta > 1 año después de la infección.

Las manifestaciones compartidas por todas las formas de paludismo incluyen lo siguiente:

  • Fiebre y rigideces (paroxismo palúdico)

  • Anemia

  • Ictericia

  • Esplenomegalia

  • Hepatomegalia

  • Síntomas constitucionales (p. ej. malestar general, cefalea, mialgias y fatiga)

El paroxismo palúdico está causado por la secuencia de eventos siguiente: hemólisis de los eritrocitos infectados, liberación de merozoítos y otros antígenos del paludismo, y la subsecuente respuesta inflamatoria que provocan. El paroxismo clásico comienza con malestar general, escalofríos que empiezan súbitamente y fiebre que se eleva de 39 a 41° C, pulso rápido y filiforme, poliuria, cefalea, mialgia y náuseas. Entre 2 y 6 horas más tarde, la temperatura desciende y el paciente experimenta sudoración profusa durante 2 o 3 horas, seguida por cansancio extremo. La fiebre a menudo puede ser héctica (es decir, con una amplia variación diurna) al comienzo de la infección. En las infecciones establecidas, los paroxismos palúdicos típicos se desarrollan cada 2 o 3 días, lo que depende de la especie. Las manifestaciones gastrointestinales pueden incluir vómitos y diarrea.

La esplenomegalia suele ser palpable al final de la primera semana de enfermedad clínica, pero puede ocurrir con menor frecuencia con P. falciparum. El bazo aumentado de tamaño tiene consistencia blanda y romperse durante un traumatismo. La esplenomegalia puede disminuir con las crisis recurrentes de paludismo, a medida que se desarrolla inmunidad funcional. Tras numerosas crisis, el bazo puede tornarse fibrótico y duro o, en algunos pacientes, puede aumentar masivamente de tamaño (esplenomegalia tropical). Como parte del sistema reticuloendotelial, el bazo se congestiona debido a su papel en la eliminación tanto de los glóbulos rojos no infectados como de los infectados que han sufrido alteraciones estructurales por el parásito. La esplenomegalia suele asociarse con hepatomegalia.

Durante el embarazo, los parásitos que causan el paludismo pueden invadir y replicarse dentro de la placenta. El paludismo durante el embarazo tiene muchas más probabilidades de causar enfermedad grave y de provocar un aborto espontáneo, un parto pretérmino, bajo peso al nacer, infección congénita y/o muerte perinatal.

Manifestaciones de P. falciparum

El P. falciparum causa la enfermedad más grave debido a sus efectos microvasculares. Es la única especie que puede producir la muerte si no se trata; los pacientes no inmunizados pueden morir pocos días después de la aparición de los primeros síntomas. Los máximos de temperatura y los síntomas que los acompañan ocurren normalmente siguiendo un patrón irregular, pero pueden volverse sincrónicos, produciéndose en un patrón terciario (máximos de temperatura a intervalos de 48 horas, correspondientes al ciclo eritrocítico de 48 horas de P. falciparum), particularmente en residentes en áreas endémicas que son parcialmente inmunes.

Los pacientes con paludismo cerebral pueden experimentar desde irritabilidad hasta convulsiones y coma. El paludismo cerebral ocurre principalmente en niños menores de 5 años que viven en el África subsahariana, en mujeres embarazadas que viven en regiones endémicas y en viajeros no inmunizados que se trasladan a áreas donde P. falciparum es prevalente. También puede detectarse un síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), diarrea, ictericia, hipersensibilidad epigástrica a la palpación, hemorragias retinianas, paludismo álgido (síndrome semejante a choque con hipotensión grave y taquicardia compensatoria) y trombocitopenia grave.

La insuficiencia renal puede ser secundaria a la depleción de volumen, la obstrucción microvascular glomerular por los eritrocitos parasitados o el depósito de complejos inmunitarios. La hemoglobinemia y la hemoglobinuria provocadas por la hemólisis intravascular pueden progresar a fiebre de aguas negras (denominada de este modo a causa del color oscuro de la orina), sea espontáneamente o después del tratamiento con quinina.

La hipoglucemia es frecuente y puede agravarse por el tratamiento con quinina y la hiperinsulinemia asociada.

El compromiso placentario puede producir nacimiento con bajo peso, aborto espontáneo, muerte fetal intrauterina o infección congénita.

Manifestaciones de P. vivax, P. ovale, P. malariae y P. knowlesi

Las especies P. vivax, P. ovale y P. malariae no suelen comprometer órganos vitales. En general no producen la muerte, salvo en caso de rotura esplénica o de hiperparasitemia incontrolable en pacientes asplénicos.

La evolución clínica de la infección por P. ovale es similar a la provocada por P. vivax. En las infecciones establecidas, aparecen picos febriles en un patrón terciano.

Las infecciones por P. malariae pueden no causar síntomas agudos, pero los niveles bajos de parasitemia pueden persistir décadas y promover el desarrollo de nefritis o nefrosis por complejos inmunitarios o esplenomegalia tropical; las infecciones sintomáticas se caracterizan por picos febriles a intervalos de 72 horas, un patrón cuartano.

P. knowlesi se asocia con todo el espectro del paludismo. A diferencia de lo que ocurre con P. falciparum, la infección es más probable en varones mayores de 15 años que viven cerca de áreas boscosas o trabajan en ellas. Por lo general, hay picos de temperatura diarios. La gravedad aumenta con la edad del paciente. El corto ciclo de replicación asexual de 24 horas puede conducir a altas tasas de parasitemia, y si no se trata, a la muerte. La trombocitopenia es frecuente, pero no suele asociarse con hemorragia.

Manifestaciones en pacientes que toman quimioprofilaxis

En los pacientes que recibieron quimioprofilaxis (véase tabla Fármacos utilizados para prevenir el paludismo), el paludismo puede manifestarse de forma atípica. El período de incubación puede extenderse semanas a meses una vez suspendido el fármaco. Los pacientes infectados pueden presentar cefalea, lumbalgia y fiebre irregular, pero puede resultar difícil hallar los parásitos en las muestras de sangre. Sin embargo, la carga parasitaria es mayor en pacientes cuyo sistema inmunitario está comprometido o sobrecargado por infecciones masivas (particularmente para P. falciparum).

Referencia de los signos y los síntomas

  1. 1. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). General Approach to the Returned Traveler. CDC Yellow Book 2024.

Diagnóstico de la malaria

  • Microscopia óptica de una muestra de sangre (frotis fresco y de gota gruesa)

  • Pruebas rápidas de diagnóstico para detectar antígenos de Plasmodium o enzimas en sangre

Cuando un inmigrante o un viajero que regresa de una región endémica presenta fiebre y escalofríos (en particular en crisis recurrentes), debe solicitarse de inmediato una prueba para el diagnóstico de paludismo. Los síntomas suelen aparecer durante los primeros 6 meses después de la infección, pero la aparición puede tardar hasta 2 años o, rara vez, más tiempo, dependiendo del microorganismo causal específico. Se puede solicitar asistencia de los CDC para especiar el organismo en casos en que se sospeche paludismo.

El paludismo puede diagnosticarse a través del hallazgo de los parásitos en el examen microscópico de gota gruesa o fresco de sangre (1). La especie causante (que determina el tratamiento y el pronóstico) se identifica en función de las características típicas en el frotis (véase tabla Características diagnósticas de las especies de Plasmodium en muestras de sangre). Si el frotis de sangre inicial es negativo, se deben repetir los frotis a intervalos de 12 a 24 horas hasta que 3 frotis sean negativos.

Los frotis de gota fina teñidos con Wright-Giemsa permiten evaluar la morfología del parásito dentro de los eritrocitos (glóbulos rojos), a menudo la determinación de la especie y el porcentaje de parasitemia (densidad del parásito). Estos factores se evalúan mediante magnificación de porciones del frotis en microscopia de inmersión en aceite donde los glóbulos rojos contactan entre sí, lo que debe mostrar alrededor de 400 glóbulos rojos por campo. Los estudios de gota gruesa son más sensibles pero más difíciles de preparar e interpretar dado que los eritrocitos se destruyen antes de la tinción. La sensibilidad y la precisión de los resultados dependen de la experiencia del examinador.

Las pruebas de diagnóstico rápidas disponibles comercialmente para el paludismo se basan en la presencia de algunos antígenos del parásito o de las actividades de ciertas enzimas. En Estados Unidos se dispone de una tarjeta de prueba inmunocromatográfica rápida simple. Las pruebas detectan una proteína rica en histidina 2 (HRP-2) asociada con los parásitos que causan paludismo (en especial los plasmodios P. falciparum) y una lactato deshidrogenasa asociada con Plasmodium (pLDH). Las pruebas de diagnóstico rápidas suelen ser comparables en cuanto a sensibilidad con la microscopía para la detección de niveles bajos de la parasitemia, pero no diferencian la infección simple de la infección simultánea con más de una especie de Plasmodium ni permiten la identificacion de la especie, excepto para P. falciparum.

La microscopia óptica y las pruebas de diagnóstico rápidas son pruebas complementarias, y ambos deben hacerse cuando se disponga de ellos. Tienen una sensibilidad similar. Los resultados negativos incluso en ambos no excluyen la malaria en un paciente con baja parasitemia.

La reacción en cadena de la polimerasa para las sondas de ADN específicas de la especie y las pruebas de detección de anticuerpos se pueden utilizar, pero no están ampliamente disponibles en el punto de atención (véase la pestaña Diagnóstico de laboratorio en CDC: Malaria [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC por sus siglas en inglés: Malaria]). Pueden ayudar a identificar a una especie de Plasmodium infecciosa después de que se diagnostica la malaria. Como las pruebas serológicas pueden reflejar la exposición previa, no son útiles para el diagnóstico del paludismo agudo.

En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) ofrecen servicios diagnósticos especializados para la malaria. Para más información, consulte el Infectious Diseases Laboratories: Malaria Molecular Identification de los CDC.

Tabla
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Ejemplos de especies de Plasmodium en frotis de sangre

Gravedad del paludismo

El paludismo grave se define por la presencia de uno o más de los siguientes elementos clínicos y de laboratorio. El paludismo grave más a menudo es causado por P. falciparum.

Criterios clínicos del paludismo grave (2):

  • Síndrome de dificultad respiratoria aguda/edema pulmonar

  • Hemorragia

  • Coma o deterioro de la consciencia

  • Ictericia

  • Convulsiones (recurrentes)

  • Shock

Criterios de laboratorio para la malaria grave (1):

Referencias del diagnóstico

  1. 1. Miller JM, Binnicker MJ, Campbell S, et al. A Guide to Utilization of the Microbiology Laboratory for Diagnosis of Infectious Diseases: 2018 Update by the Infectious Diseases Society of America and the American Society for Microbiology. Clin Infect Dis. 2018;67(6):e1-e94. doi:10.1093/cid/ciy381

  2. 2. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). General Approach to the Returned Traveler. CDC Yellow Book 2024.

Tratamiento de la malaria

  • Fármacos antipalúdicos

Los fármacos antipalúdicos se eligen basándose en lo siguiente:

  • Gravedad de la enfermedad (criterios clínicos y de laboratorio)

  • Especies infecciosas de Plasmodium

  • Patrones de resistencia conocidos de cepas en el área de adquisición

  • Eficacia y efectos adversos de los medicamentos disponibles

Seleccionar el medicamento apropiado es crítico, especialmente en casos de infecciones debidas a P. falciparum, P. vivax, o paludismo grave (1). La terapia combinada basada en artemisinina, como el arteméter/lumefantrina oral, es el tratamiento activo más rápido y en muchas situaciones, es el tratamiento de elección. Se ha informado resistencia a las artemisininas, pero aún no es común.

Si se sospecha P. falciparum, el tratamiento debe iniciarse de inmediato, incluso aunque el frotis inicial y la prueba de diagnóstico rápida sean negativos. La resistencia de P. falciparum a los medicamentos antipalúdicos está ahora muy extendida y P. vivax resistente a la cloroquina es común en Papua Nueva Guinea, Indonesia, y está en aumento en algunas otras áreas (p. ej., el sudeste de Asia, el sur de Asia, el Medio Oriente, África oriental y las Américas) (2).

En algunas zonas endémicas, una proporción significativa de los medicamentos antipalúdicos locales disponibles son falsificados. Por lo tanto, algunos médicos aconsejan a los viajeros a áreas lejanas, de alto riesgo, que lleven consigo un ciclo completo de un tratamiento adecuado, para usarlo si se confirma que se adquirió paludismo a pesar de la profilaxis. Esta estrategia demás evita el gasto de recursos farmacológicos limitados en el país de destino.

Si un individuo que viaja a un área endémica desarrolla una enfermedad febril, la evaluación médica profesional inmediata es fundamental. Cuando la evaluación inmediata no es posible (p. ej., debido a que la región es muy remota), puede tenerse en cuenta la automedicación con artemeter/lumefantrina o atovacuona/proguanilo mientras se espera la evaluación. Si los viajeros presentan fiebre después de regresar de una región endémica y no puede establecerse otro diagnóstico, el médico debe considerar la administración de un tratamiento empírico para el paludismo sin complicaciones, incluso cuando los frotis o las pruebas de diagnóstico rápido arrojen resultados negativos.

Para los medicamentos recomendadas para el tratamiento y prevención del paludismo, véase tablas Tratamiento de la malaria y Fármacos utilizados para prevenir el paludismo. Los efectos adversos más frecuentes y las contraindicaciones están en la tabla Reacciones adversas y contraindicaciones de los fármacos antipalúdicos. Véase también el sitio web de los CDC [por las siglas en inglés de Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades] (Appendix B: Algorithm for Diagnosing and Treatment for Malaria in the United States [Apéndice B: Algoritmo para el diagnóstico y el tratamiento de la malaria en Estados Unidos]) o, para consultas de emergencia sobre el tratamiento, contactar con los CDC.

Las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el diagnóstico y el tratamiento del paludismo proporcionan información útil sobre opciones terapéuticas específicas para pacientes que han inmigrado desde países endémicos o que los han visitado. También incluye información actualizada sobre medicamentos derivados de la quinina y sobre vacunas contra el paludismo, incluidas las que están en desarrollo (3).

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Paludismo por P. falciparum

Para el paludismo por P. falciparum no complicado, las opciones orales incluyen arteméter/lumefantrina y atovacuona/proguanil. Estos medicamentos no se recomiendan para su uso durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre, debido a la falta de datos de seguridad, pero se pueden prescribir si otras opciones no están disponibles o son mal toleradas y si los beneficios superan a los riesgos. Los pacientes deben tomar tanto arteméter/lumefantrina como atovacuona/proguanil con alimentos o una bebida grasa como leche para mejorar la absorción. 

Como alternativa se puede administrar mefloquina; esto se puede recetar a adultos y niños de todas las edades, incluso durante el embarazo. La mefloquina está contraindicada en pacientes con antecedentes de trastornos psiquiátricos, convulsiones o anomalías de la conducción cardíaca. Es menos eficaz para el paludismo por P. falciparum en el sudeste asiático, donde la resistencia es frecuente.

Como tercera opción, también se puede administrar sulfato de quinina más doxiciclina, tetraciclina o clindamicina. En el sudeste asiático, la resistencia relativa a la quinina aumentó y el tratamiento debe continuarse durante 7 días. En otras regiones, el tratamiento es de 3 días. Para reducir los efectos adversos gastrointestinales, los pacientes deben recibir quinina durante las comidas. Se prefiere quinina más doxiciclina o tetraciclina a quinina más clindamicina porque los datos de eficacia son más extensos. Las tetraciclinas están contraindicadas durante el embarazo y en los niños < 8 años de edad.

La cloroquina es una opción para el paludismo por P. falciparum en Haití, República Dominicana, Centroamérica al oeste y norte del Canal de Panamá, y partes de Medio Oriente. Sin embargo, la resistencia a cloroquina de P. falciparum ahora se ha generalizado en otras partes del mundo.

Debido al riesgo de progresión a enfermedad grave en pacientes con infección por P. falciparum, los pacientes deben ser hospitalizados para observar la respuesta clínica y controlar la densidad de parásitos cada 12-24 horas hasta que mejore la presentación clínica y se torne evidente una disminución de la densidad de parásitos (4).

Malaria por P. vivax o malaria por P. ovale

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tratar el paludismo por P. vivax no complicado con un esquizonticida sanguíneo como la cloroquina o una terapia combinada basada en artemisinina para eliminar los parásitos asexuales, seguido de primaquina durante 14 días para erradicar los hipnozoítos y prevenir la recaída. Este enfoque se denomina curación radical (3).

En áreas sin resistencia a cloroquina, se inicia un régimen de 3 fármacos que incluye cloroquina o hidroxicloroquina, primaquina y tafenoquina.

En áreas con resistencia a cloroquina, se inicia un régimen multidroga de artemeter/lumefantrina o atovacuona/proguanil o quinina más doxiciclina u otra tetraciclina, o mefloquina más primaquina o tafenoquina.

El uso de primaquina o tafenoquina por vía oral requiere un cribado previo de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PD) para prevenir la anemia hemolítica potencial. La tafenoquina se recomienda solo para pacientes > 16 años que recibieron cloroquina para el tratamiento durante la fase aguda de la enfermedad.

Malaria grave

El paludismo grave generalmente ocurre cuando se retrasa el tratamiento del paludismo no complicado. Puede conducir a complicaciones potencialmente letales que involucran múltiples sistemas de órganos. Sin un tratamiento rápido, la malaria grave comporta un riesgo elevado de muerte.

El paludismo grave más a menudo es causado por P. falciparum. La malaria grave requiere tratamiento urgente, preferiblemente con artesunato intravenoso, que es el único medicamento disponible en los Estados Unidos para el tratamiento parenteral de la malaria grave (o para pacientes que no pueden tomar medicamentos por vía oral).

Si el artesunato intravenoso no se puede obtener dentro de las 24 horas siguientes, la terapia oral provisional debe iniciarse con arteméter/lumefantrina, atovacuona/proguanilo, sulfato de quinina (más doxiciclina o clindamicina IV) o, si no se dispone de nada más, mefloquina. En pacientes que están vomitando, un antiemético puede ser útil. A los que no pueden tragar (p. ej., debido al delirio) se les pueden administrar tabletas trituradas de arteméter/lumefantrina o atovacuona/proguanilo a través de una sonda nasogástrica. Si se administra por vía oral, debe combinarse arteméter/lumefantrina con alimentos para mejorar la absorción, y, si los pacientes vomitan dentro de los 30 minutos de la administración, se debe repetir la dosis. En regiones donde el paludismo es endémico, los pacientes pueden ser tratados con artesunato por vía intramuscular, artesunato por vía rectal, arteméter por vía intramuscular o quinina por vía intramuscular, con seguimiento estricto en un centro de referencia para la administración de artesunato por vía intravenosa (1).

Los siguientes grupos tienen un alto riesgo de enfermedad grave y pueden tener opciones de tratamiento limitadas en algunos casos:

  • Niños < 5 años de edad (la mortalidad es más elevada en niños < 2 años)

  • Pacientes embarazadas

  • Personas que tienen infección por HIV o que están inmunocomprometidas por otras razones

  • Visitantes previamente no expuestos a áreas endémicas

Dado el riesgo de hemólisis diferida, que es una complicación frecuente del paludismo hiperparasitémico tratado con artesunato IV (5), se deben controlar las concentraciones de hemoglobina durante 4 semanas después del tratamiento.

Perlas y errores

  • El tiempo es esencial en el tratamiento de la malaria grave. Se debe comenzar el tratamiento con artesunato IV lo antes posible. Se comienza la terapia oral provisoria con otros medicamentos si el artesunato IV no está disponible de inmediato. 

Referencias del tratamiento

  1. 1. Daily JP, Parikh S. Malaria. N Engl J Med. 2025;392(13):1320-1333. doi:10.1056/NEJMra2405313

  2. 2. Ferreira MU, Nobrega de Sousa T, Rangel GW, et al: Monitoring Plasmodium vivax resistance to antimalarials: persisting challenges and future directions. Int J Parasitol Drug-Drug Resist. 2021;15:9-24. doi:10.1016/j.ijpddr.2020.12.001

  3. 3. World Health Organization (WHO). WHO guidelines for malaria. 2024.

  4. 4. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Alternative and Novel Drug Based Prevention Approaches. Accessed March 20, 2025.

  5. 5. Aldámiz-Echevarría LT, López-Polín A, Norman FF, et al. Delayed haemolysis secondary to treatment of severe malaria with intravenous artesunate: Report on the experience of a referral centre for tropical infections in Spain. Travel Med Infect Dis. 2017;15:52-56. doi:10.1016/j.tmaid.2016.10.013

Prevención de las recidivas de paludismo por P. vivax y P. ovale

Para prevenir las recidivas de P. vivax o P. ovale, deben eliminarse los hipnozoítos del hígado con primaquina o tafenoquina. La primaquina o la tafenoquina puede administrarse junto con la cloroquina o después de ella. Algunas cepas de P. vivax son menos sensibles y pueden producir recidivas, que requieren la repetición del tratamiento. El P. falciparum o el P. malariae no requieren primaquina, porque estas especies no presentan una fase hepática persistente.

Si la exposición a P. vivax o P. ovale es intensa o prolongada o si los viajeros son asplénicos, la administración de un curso profiláctico de primaquina o una sola dosis de tafenoquina durante 14 días, comenzando cuando la persona regresa, disminuye el riesgo de recidivas. El principal efecto adverso es la hemólisis en pacientes con deficiencia de glucosa-6-fosfato dehidrogenasa (G6PD). Es importante determinar los niveles de G6PD antes de administrar la primaquina o la tafenoquina.

La primaquina está contraindicada durante el embarazo y la lactancia, a menos que se haya demostrado que el bebé no tiene deficiencia de G6PD. En las embarazadas, puede administrarse una quimioprofilaxis con cloroquina semanal durante el resto de la gestación, y después del parto se puede administrar primaquina, siempre que no exista una deficiencia de G6PD.

Prevención de la malaria

Existen varios enfoques para la prevención del paludismo, como medidas para prevenir picaduras de mosquitos, quimioprofilaxis con antipalúdicos y vacunas para pacientes seleccionados.

En la actualidad se desarrollan anticuerpos monoclonales para la prevención del paludismo, con perfiles de seguridad y eficacia prometedores (1).

Medidas profilácticas contra los mosquitos

Las medidas profilácticas contra los mosquitos incluyen lo siguiente:

  • Uso de aerosoles de insecticidas residuales que contienen permetrina o piretrina (que tienen una duración prolongada de acción) dentro de la casa, así como en las dependencias externas

  • Colocación de pantallas en puertas y ventanas

  • Uso de mosquiteros (preferentemente impregnados con permetrina o piretrina) alrededor de las camas

  • Tratar la ropa y el equipo (p. ej., botas, pantalones, calcetines, carpas) con productos que contengan 0,5% de permetrina, que conservan su capacidad protectora durante varios lavados (la ropa pretratada está disponible y puede proteger por más tiempo)

  • Aplicación de repelentes para mosquitos, como DEET (dietiltoluamida) al 25 a 35%, sobre la piel expuesta

  • Uso de camisas y pantalones de manga larga, especialmente entre el anochecer y el amanecer, cuando los mosquitos Anopheles están activos

Las personas que planean usar repelentes que contengan DEET deben recibir instrucciones para hacer lo siguiente:

  • Aplicar repelentes sólo sobre la piel expuesta como se indica en la etiqueta, y usarlos con moderación alrededor de las orejas (no se deben aplicar o rociar en los ojos o la boca).

  • Lavarse las manos después de la aplicación.

  • No permitir que los niños manipulen los repelentes (los adultos deben aplicarse el repelente en las manos primero, luego extenderlo suavemente sobre la piel del niño).

  • Aplicar repelente suficiente para cubrir el área expuesta.

  • Lavar el repelente después de regresar al interior de la casa.

  • Lavar la ropa antes de volver a ponérsela, a menos que se indique lo contrario en la etiqueta del producto.

La mayoría de los repelentes se pueden utilizar en lactantes y niños < 2 meses. La Agencia de Protección Ambiental no recomienda precauciones adicionales para el uso de repelentes registrados en los niños o en mujeres embarazadas o lactantes.

Quimioprofilaxis con fármacos antipalúdicos

Los viajeros a zonas endémicas deben recibir quimioprofilaxis (véase tabla Fármacos utilizados para prevenir el paludismo). La información de países donde el paludismo es endémico, los patrones de resistencia y la profilaxis recomendada está disponible en los CDC (véase Yellow Fever Vaccine and Malaria Prevention Information, según el país).

Para la quimioprofilaxis, se inicia atovacuona/proguanil y doxiciclina 1 a 2 días antes del viaje y se utilizan durante todo el viaje. Se continúa la administración de atovacuona/proguanil durante 7 días y doxiciclina durante 4 semanas después de salir del área.

La primaquina se usa como profilaxis terminal (curación radical) para reducir el riesgo de recidiva en personas que han tomado cloroquina, hidroxicloroquina o un fármaco activo contra el paludismo resistente a la cloroquina como profilaxis para la exposición prolongada a P. vivax y/o P. ovale. Alternativamente, se puede usar una dosis única de tafenoquina en pacientes que han recibido cloroquina para la profilaxis de P. vivax. La primaquina o la tafenoquina sola también se puede utilizar para la profilaxis primaria en personas en riesgo de adquirir paludismo, en particular debido a P. vivax. La primaquina y la tafenoquina están contraindicadas en personas con deficiencia de G6PD y en mujeres embarazadas o en período de lactancia (a menos que el lactante tenga un nivel de G6PD normal).

Tabla
Tabla

El paludismo durante el embarazo expone a la paciente embarazada y el feto a una amenaza grave. La cloroquina puede usarse durante el embarazo en áreas donde las especies de Plasmodium son susceptibles. Las pacientes embarazadas aún deben evitar viajar a áreas donde hay especies de Plasmodium resistentes a la cloroquina, siempre que sea posible. El tratamiento del paludismo durante el embarazo depende de la especie infecciosa de Plasmodium y de los patrones de resistencia conocidos en el área de adquisición (véase CDC: Treatment of Malaria: Guidelines For Clinicians (United States): Alternatives for Pregnant Women).

Puede recetarse mefloquina a adultos y niños de todas las edades, incluso durante el embarazo y la lactancia. La doxiciclina, la atovacuona/proguanilo, la primaquina y la tafenoquina no deben usarse durante el embarazo.

Las artemisinas tienen una semivida corta y no son útiles para la profilaxis.

Vacunación

El 6 de octubre de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso generalizado de la vacuna contra el paludismo RTS, S/AS01 (RTS, S) en los niños de África subsahariana y en otras regiones con transmisión moderada a alta del paludismo por P. falciparum. Desde entonces, se ha demostrado que esta vacuna reduce significativamente la infección por malaria en niños pequeños.

En octubre de 2023, la OMS recomendó una segunda vacuna segura y eficaz contra el paludismo, R21/Matrix-M. (See WHO: Malaria vaccines (RTS,S and R21).)

Referencia de la prevención

  1. 1. Wang LT, Idris AH, Kisalu NK, Crompton PD, Seder RA. Monoclonal antibodies to the circumsporozoite proteins as an emerging tool for malaria prevention. Nat Immunol. 2024;25(9):1530-1545. doi:10.1038/s41590-024-01938-2

Conceptos clave

  • En 2023, se estimaban 263 millones de personas con malaria en todo el mundo, y se produjeron 597.000 muertes conocidas, la mayoría en niños < 5 años en África; desde 2000, las muertes debidas a malaria han disminuido en aproximadamente un 60%.

  • Plasmodium falciparum provoca obstrucción microvascular e isquemia tisular, especialmente en el cerebro, los riñones, los pulmones y el tracto gastrointestinal de los lactantes y los adultos no inmunes; los pacientes pueden morir en cuestión de días después de la aparición de los síntomas iniciales.

  • Las especies P. vivax, P. ovale y P. malariae no suelen comprometer órganos vitales; la mortalidad es rara. P. knowlesi puede ocasionar el espectro clínico completo del paludismo. Su ciclo de replicación asexual corto puede provocar una parasitemia alta y una enfermedad grave, potencialmente letal, si no se trata.

  • Las manifestaciones incluyen fiebre recurrente y rigidez, dolor de cabeza, mialgia, vómitos, diarrea y náuseas; son comunes la anemia hemolítica y la esplenomegalia.

  • Diagnosticar mediante microscopia óptica de una muestra de sangre (frotis fino y grueso) y pruebas de diagnóstico rápidas en sangre; las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés) basadas en ADN y anticuerpos están disponibles a través del centro de investigación.

  • El tratamiento es con medicamentos antipalúdicos, seleccionados según la especie (si se conoce) y los patrones de resistencia a los fármacos en la zona en la que se adquirió la infección.

  • La terapia basada en artemisinina (p. ej., arteméter/lumefantrina, artesunato, otros compuestos de artemisina) es la terapia más rápidamente activa; atovacuona más proguanil es una alternativa para pacientes con malaria no complicada.

  • Se usa primaquina o tafenoquina para infecciones confirmadas o probables por P. vivax y P. ovale para prevenir la recaída a menos que las pacientes estén embarazadas, en período de lactancia, que tengan deficiencia de G6PD o cuyo estado de G6PD sea desconocido.

  • El paludismo grave requiere tratamiento urgente. Debido al riesgo de progresión a enfermedad grave en pacientes con infección por P. falciparum, los pacientes deben ser hospitalizados lo antes posible para controlar la respuesta clínica.

  • Administrar quimioprofilaxis a los viajeros a zonas endémicas, y enseñarles a prevenir las picaduras de los mosquitos.

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