El erisipeloide es una infección causada por el bacilo grampositivo Erysipelothrix rhusiopathiae. La manifestación más común es una celulitis localizada aguda pero de evolución lenta. El diagnóstico se establece a partir del cultivo de muestras de biopsia y, en ocasiones, con pruebas de PCR (polymerase chain reaction). El tratamiento consiste en la administración de antibióticos.
El erisipeloide es una infección causada por la bacteria Erysipelothrix rhusiopathiae, que es un bacilo delgado, grampositivo, encapsulado, no esporulado, no móvil, aerobio o anaerobio facultativo con distribución mundial; son principalmente saprófitos (es decir, viven de la materia muerta y/o en descomposición).
E. rhusiopathiae puede infectar diversos animales, incluidos mariscos, peces, aves y mamíferos (en especial, el ganado porcino) e insectos. En los seres humanos, la infección es una zoonosis, principalmente ocupacional, y típicamente como consecuencia de una herida penetrante en personas que manipulan productos animales comestibles o no comestibles (p. ej., cadáveres infectados, productos derivados como grasa o fertilizantes, huesos, conchas). Con mayor frecuencia, los pacientes manipulan pescado o mariscos o trabajan en mataderos manipulando carne cruda, y las abrasiones o las heridas punzantes sirven como puertas de entrada en la mayoría de los casos de infección. La infección puede producirse también por mordeduras de gatos o perros.
Fisiopatología del erisipoloide
E. rhusiopathiae es un microorganismo encapsulado con factores de virulencia capaces de resistir la fagocitosis y apoyar la supervivencia intracelular, en particular dentro de los macrófagos (1). Los factores de virulencia clave incluyen la proteína de adhesión a antígenos de superficie A (SpaA), que mejora la unión a las células huésped y ha mostrado efectos protectores en modelos de vacunación preclínicos (2), así como enzimas como la neuraminidasa y la hialuronidasa, junto con varias proteínas asociadas a la pared celular.
Los factores de virulencia contribuyen al fallo de la vigilancia inmunológica del huésped y permiten que el microorganismo se extienda por todo el organismo una vez que se ha roto la barrera cutánea, afectando múltiples sistemas orgánicos, incluidos el sistema cardiovascular, el sistema nervioso central, los riñones, las articulaciones y los pulmones. Sin embargo, las infecciones extracutáneas son raras y suelen manifestarse como artritis séptica o endocarditis infecciosa.
Referencias de fisiopatología
1. Shimoji Y. Pathogenicity of Erysipelothrix rhusiopathiae: virulence factors and protective immunity. Microbes Infect. 2000;2(8):965-972. doi:10.1016/s1286-4579(00)00397-x
2. Cheun HI, Kawamoto K, Hiramatsu M, et al. Protective immunity of SpaA-antigen producing Lactococcus lactis against Erysipelothrix rhusiopathiae infection. J Appl Microbiol. 2004;96(6):1347-1353. doi:10.1111/j.1365-2672.2004.02283.x
Signos y síntomas del erisipeloide
Las infecciones por erisipeloide pueden causar lesiones cutáneas localizadas o generalizadas. Algunos pacientes desarrollan manifestaciones sistémicas y algunos también pueden presentar endocarditis.
Infección cutánea localizada: Dentro de la semana de la lesión, aparece una erupción celulítica localizada, característica, de evolución lenta, violácea, indurada, en el área afectada (p. ej. mano), acompañada de prurito y ardor. La inflamación local, a pesar de estar bien demarcada, puede inhibir el uso de la mano, que es el sitio habitual de infección. El margen de la lesión puede extenderse lentamente hacia el exterior y producir molestias e incapacidad que pueden persistir por 3 semanas. El erisipeloide localizado suele ser autolimitado. En alrededor de un tercio de los casos pueden aparecer linfadenopatías regionales y linfangitis (1).
Infección cutánea generalizada: El erisipeloide rara vez se transforma en una enfermedad cutánea generalizada, que se caracteriza por lesiones violáceas en la piel que se expanden a medida que el centro de la lesión se aclara, más lesiones ampollosas en el sitio primario o en sitios distantes. También puede haber linfangitis adyacente. Los síntomas sistémicos suelen estar ausentes.
Infección sistémica con o sin endocarditis: La bacteriemia es rara y es más frecuente una infección primaria que la diseminación por lesiones cutáneas. Puede producir artritis séptica o endocarditis infecciosa, incluso en personas sin enfermedades conocidas de las válvulas cardíacas. La endocarditis tiende a afectar la válvula aórtica, y suelen ser inusualmente elevados la tasa de mortalidad y el porcentaje de pacientes que necesitan una prótesis valvular de reemplazo (2, 3). Raramente, se producen infecciones en el sistema nervioso central, intraabdominales y óseas.
Esta imagen muestra el exantema indurado característico de color rojo violáceo de la infección erisipeloide.
Referencias de los signos y síntomas
1. Stevens DL, Bisno AL, Chambers HF, et al. Practice guidelines for the diagnosis and management of skin and soft tissue infections: 2014 update by the Infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis. 2014;59(2):147-159. doi:10.1093/cid/ciu296
2. Balkhair A, Al Lawati H, Al Riyami M, Alameddine T, Al Amin M, Al Adawi B. Erysipelothrix rhusiopathiae endocarditis diagnosed by broad range 16s rRNA PCR gene sequencing. IDCases. 2019;18:e00584. doi:10.1016/j.idcr.2019.e00584
3. Rostamian M, Rahmati D, Akya A. Clinical manifestations, associated diseases, diagnosis, and treatment of human infections caused by Erysipelothrix rhusiopathiae: a systematic review. Germs. 2022;12(1):16-31. doi:10.18683/germs.2022.1303
Diagnóstico del erisipeloide
Cultivo
Amplificación con reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para un rápido diagnóstico
Es mejor el cultivo de muestras de biopsia de grosor completo de la lesión, en comparación con las muestras de aspiración con aguja del borde en crecimiento de ésta, ya que el microorganismo se ubica sólo en las partes más profundas de la piel. El cultivo del exudado obtenido al erosionar una pápula florida puede llevar al diagnóstico. El aislamiento del líquido sinovial o la sangre es necesario para el diagnóstico de artritis o endocarditis debidas a infección por E. rhusiopathiae; sin embargo, los hemocultivos rara vez son positivos (1). E. rhusiopathiae puede identificarse erróneamente como lactobacilos o enterococo (2).
Los ensayos de amplificación basados en PCR (por las siglas en inglés de Reacción en cadena de la polimerasa) pueden ayudar en el diagnóstico rápido de erisipeloide. El diagnóstico rápido es particularmente importante si se sospecha endocarditis porque el tratamiento de la endocarditis por E. rhusiopathiae es a menudo diferente del tratamiento empírico habitual de la endocarditis por bacilos grampositivos (p. ej., E. rhusiopathiae es resistente a la vancomicina, que se utiliza en forma habitual).
Referencias del diagnóstico
1. Stevens DL, Bisno AL, Chambers HF, et al. Practice guidelines for the diagnosis and management of skin and soft tissue infections: 2014 update by the Infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis. 2014;59(2):147-159. doi:10.1093/cid/ciu296
2. Dunbar SA, Clarridge JE 3rd. Potential errors in recognition of Erysipelothrix rhusiopathiae. J Clin Microbiol. 2000;38(3):1302-1304. doi:10.1128/JCM.38.3.1302-1304.2000
Tratamiento del erisipeloide
Penicilina, imipenem, cefalosporinas, fluoroquinolonas o clindamicina
La infección se trata con antibióticos (1). La elección y el protocolo de dosificación del antibiótico dependen de la ubicación de la infección.
Para la enfermedad cutánea localizada, el tratamiento habitual es uno de los siguientes, dados por 7 a 10 días (1):
Penicilina V o ampicilina (500 mg por vía oral cada 6 horas) o amoxicilina (500 mg por vía oral cada 8 horas)
Ciprofloxacina (250 mg por vía oral cada 12 horas)
Clindamicina 300 mg por vía oral cada 8 horas
Las cefalosporinas también son eficaces. La daptomicina y la linezolida son activas in vitro y pueden considerarse si los pacientes son muy alérgicos a beta-lactámicos. Las tetraciclinas y los macrólidos ya son confiables.
E. rhusiopathiae es resistente a las sulfamidas, los aminoglucósidos y la vancomicina.
La infección cutánea difusa o sistémica grave se trata mejor con uno de los siguientes:
Penicilina G (2 a 3 millones de unidades IV cada 4 horas)
Ceftriaxona (2 g IV 1 vez al día)
Una fluoroquinolona (p. ej., ciprofloxacina 400 mg IV cada 12 horas, levofloxacina 500 mg IV 1 vez al día)
La endocarditis se trata con penicilina G durante 4 a 6 semanas. Las alternativas a esta terapia son las cefalosporinas y las fluoroquinolonas. La vancomicina se utiliza a menudo empíricamente para el tratamiento de la endocarditis por bacilos grampositivos; sin embargo, E. rhusiopathiae es resistente a vancomicina. Por lo tanto, la rápida diferenciación de E. rhusiopathiae de otros microorganismos grampositivos es fundamental para iniciar la terapia antibiótica apropiada.
La artritis se trata con los mismos antibióticos y dosis que la endocarditis (administrados al menos hasta 1 semana después de la defervescencia o la resolución del derrame), pero también es necesario drenar repetidamente la articulación infectada mediante aspiración con aguja.
Treatment reference
1. Stevens DL, Bisno AL, Chambers HF, et al. Practice guidelines for the diagnosis and management of skin and soft tissue infections: 2014 update by the Infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis. 2014;59(2):147-159. doi:10.1093/cid/ciu296
Conceptos clave
El erisipeloide es típicamente el resultado de una herida penetrante en personas que manipulan productos animales comestibles o no comestibles (p. ej., matadero) o que trabajan con pescados o mariscos.
En la primera semana después de producida la lesión, aparece un exantema maculopapuloso, sobreelevado, violáceo, no vesiculoso e indurado, acompañado de prurito y sensación de quemazón; aproximadamente un tercio de los pacientes tienen linfangitis o adenopatías regionales.
La bacteriemia es infrecuente pero puede ocasionar artritis séptica o endocarditis infecciosa.
El diagnóstico se basa en el cultivo de una muestra de biopsia de piel de espesor total o un exudado obtenido mediante abrasión de una pápula florida.
Si se sospecha endocarditis por E. rhusiopathiae, la rápida identificación del patógeno es crítica porque el tratamiento a menudo es diferente de la terapia empírica habitual de la endocarditis por bacilos grampositivos; E. rhusiopathiae es resistente a la vancomicina, que normalmente se utiliza para tratar la endocarditis por bacilos grampositivos.
Tratar con antibióticos (p. ej., penicilina, ciprofloxacina) basados en la extensión y la localización de la infección.



