La necrosis tubular aguda es la lesión renal causada por el daño a las células de los túbulos renales (células renales que reabsorben los líquidos y minerales de la orina a medida que va generándose esta).
Las causas más frecuentes son un bajo aporte de sangre a los riñones (por ejemplo, por hipotensión), fármacos que dañan los riñones e infecciones sistémicas graves.
Las personas están asintomáticas a menos que la lesión renal sea grave.
El diagnóstico se basa principalmente en los resultados de los análisis clínicos.
El tratamiento se dirige a la causa; por ejemplo, suspender la administración de fármacos que dañen los riñones, administrar líquidos por vía intravenosa para aumentar la presión arterial y prescribir antibióticos para tratar la infección.
La lesión de las células del túbulo renal daña la capacidad de los riñones para filtrar la sangre. Por lo tanto, los productos de desecho como la urea y la creatinina se acumulan en el torrente sanguíneo.
(Véase también Introducción a los trastornos del filtrado renal.)
Causas de la necrosis tubular aguda
La necrosis tubular aguda suele aparecer en personas gravemente enfermas y hospitalizadas. Las causas más frecuentes son las siguientes
Un episodio de hipotensión arterial que conduce a un flujo insuficiente de sangre a través de los riñones
Uso de fármacos que dañen los riñones
Infecciones graves generalizadas (sepsis)
Las causas de hipotensión más frecuentes que conducen a la necrosis tubular aguda son la pérdida significativa de sangre (debida a una lesión o cirugía mayor), quemaduras graves, infección generalizada grave (sepsis) y pancreatitis.
La septicemia también puede dañar directamente las células renales, lo que empeora los efectos de la hipotensión causada por sepsis.
Entre los fármacos que suelen dañar los riñones se incluyen los antibióticos aminoglicósidos (tales como la gentamicina y la tobramicina), la anfotericina B (un fármaco utilizado para tratar infecciones graves por hongos diseminadas por todo el cuerpo), el colistimetato (un antibiótico usado para tratar infecciones que se desarrollan en personas hospitalizadas por otro trastorno), la vancomicina (un antibiótico usado para tratar infecciones que son resistentes a otros antibióticos y los fármacos anti-inflamatorios no esteroideos [AINE]). Los aminoglucósidos suelen ser la causa más probable entre las personas de edad avanzada, las que han sido sometidas a cirugía mayor o las que sufren graves trastornos del hígado, la vesícula biliar o las vías biliares. En raras ocasiones, la exposición a un medio de contraste durante una prueba de diagnóstico por la imagen puede causar daño renal (nefropatía por contraste).
Las personas mayores, las que están gravemente enfermas o sufren trastornos renales subyacentes, diabetes, o ambos, son las más propensas a la necrosis tubular aguda.
Síntomas de la necrosis tubular aguda
Las personas con necrosis tubular aguda por lo general no presentan síntomas. Sin embargo, si la enfermedad es grave, aparece insuficiencia renal (pérdida de la mayor parte de la funcionalidad renal) y la producción de orina de la gente disminuye por debajo de lo normal. Si la insuficiencia renal pasa a ser grave, la persona afectada puede presentar náuseas y vómitos, se debilita, presenta espasmos musculares involuntarios y confusión.
Diagnóstico de la necrosis tubular aguda
Análisis de sangre y orina
Por lo general, los médicos sospechan por primera vez del trastorno cuando los análisis de sangre revelan indicios de lesión renal en personas que han estado expuestas a un posible desencadenante, como cirugía mayor, un episodio de hipotensión o un medicamento que puede dañar los riñones. Las personas deshidratadas pueden presentar resultados similares en las analíticas, por lo que los médicos usan otros análisis de sangre y de orina para diagnosticar la necrosis tubular aguda.
Tratamiento de la necrosis tubular aguda
Tratamiento sintomático
Debe suspenderse la administración de fármacos que estén dañando los riñones. Los médicos también administran líquidos por vía intravenosa, según sea necesario para mantener un aporte normal de sangre a los riñones. Se tratan las infecciones y otros trastornos subyacentes. La diálisis puede ser necesaria para las personas que no responden al tratamiento de soporte.
Pronóstico de la necrosis tubular aguda
El desenlace de la enfermedad depende de la corrección del trastorno que causó la necrosis tubular aguda. Si ese trastorno responde rápidamente al tratamiento, se normaliza la función renal al cabo de entre 1 y 3 semanas. El pronóstico suele ser mejor si el volumen de orina de las personas afectadas es superior a 400 mL cada 24 horas. Las personas más gravemente enfermas, especialmente aquellas que requieren atención en una unidad de cuidados intensivos, presentan mayor riesgo de muerte.
Prevención de la necrosis tubular aguda
En las personas muy enfermas, los médicos administran líquidos intravenosos y, a veces, medicamentos que mantengan la presión arterial para tratar de mantener el aporte normal de sangre a los riñones. Siempre que sea posible se evitan los medicamentos que dañan los riñones. Si estos medicamentos son necesarios, se controla de cerca la función renal. En personas diabéticas se controla la concentración de azúcar en sangre.