Glaucoma infantil primario

(Glaucoma infantil, glaucoma congénito, buftalmos)

PorLeila M. Khazaeni, MD, Loma Linda University School of Medicine
Revisado/Modificado feb. 2022
Vista para pacientes

    El glaucoma infantil primario es un defecto del desarrollo raro del ángulo de filtración iridocorneal de la cámara anterior que impide el drenaje adecuado del humor acuoso del ojo. Esta obstrucción aumenta la presión intraocular que, de no ser tratada, daña el nervio óptico. El glaucoma infantil puede causar ceguera completa si no se trata.

    (Véase también Generalidades sobre el glaucoma en adultos).

    El trastorno se produce en lactantes y niños pequeños y puede ser unilateral o, más comúnmente, bilateral. La presión intraocular aumenta por encima del rango normal (10-22 mmHg). También puede observarse un glaucoma en lactantes después de traumatismo o cirugía intraocular (p. ej., extirpación de cataratas). El glaucoma asociado con otro trastorno ocular, como aniridia, síndrome de Lowe, o síndrome de Sturge-Weber, se denomina glaucoma secundario.

    Producción y flujo del humor acuoso

    El líquido se produce en el cuerpo ciliar detrás del iris (en la cámara posterior), pasa al frente del ojo (cámara anterior) y luego sale a través de los canales de drenaje o la vía esclerouveal (flechas negras).

    En el glaucoma infantil primario o de la primera infancia, el ojo afectado aumenta de tamaño porque el colágeno de la esclerótica y la córnea pueden estirarse por el aumento de presión intraocular. Este aumento de tamaño no se produce en el glaucoma de adultos. La córnea de gran diámetro (> 12 mm) se adelgaza y a veces se enturbia. El lactante puede presentar epifora y fotofobia. Si no es tratado, la turbidez corneal progresa, se produce lesión del nervio óptico (que se manifiesta clínicamente por aumento del diámetro de la papila óptica) y puede sobrevenir ceguera.

    El diagnóstico se sospecha cuando se observa la tríada de síntomas de blefaroespasmo (parpadeo excesivo), fotofobia (sensibilidad a la luz) y epífora (lagrimeo). El oftalmólogo a menudo puede medir la presión intraocular en el consultorio o la clínica; sin embargo, es necesario un examen bajo anestesia en un quirófano para obtener mediciones del espesor de la córnea, la longitud axial del globo ocular y el error de refracción. Estas mediciones ayudan a confirmar el diagnóstico.

    La intervención quirúrgica temprana (p. ej., goniotomía, trabeculotomía, trabeculectomía) es el pilar del tratamiento.

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