La hipertensión portopulmonar es una enfermedad en la que la presión arterial es elevada en las arterias de los pulmones, denominadas arterias pulmonares (hipertensión pulmonar), y en la vena porta (que drena sangre desde el hígado), sin que se pueda encontrar una causa de la hipertensión pulmonar.
La hipertensión pulmonar puede aparecer en sujetos con varios trastornos que asocian hipertensión portal, que con mayor frecuencia es una complicación de la cirrosis del hígado. La combinación de hipertensión pulmonar e hipertensión portal se llama hipertensión portopulmonar.
Las personas con hipertensión portopulmonar desarrollan dificultad respiratoria y fatiga. También pueden presentar dolor torácico, tos con sangre (hemoptisis), distensión de las venas del cuello y piernas hinchadas.
Diagnóstico de hipertensión portopulmonar
Ecocardiografía y cateterismo cardíaco derecho
El médico sospecha la presencia de hipertensión portopulmonar en personas con daño hepático basándose en los síntomas y en los hallazgos detectados durante la exploración física. Los resultados de la exploración y de las pruebas complementarias, como la electrocardiografía (ECG), sugieren que el lado derecho del corazón o el ventrículo derecho está dilatado y engrosado (cor pulmonale).
Para diagnosticar la hipertensión portopulmonar se realiza una ecocardiografía y se coloca un catéter por una vena del brazo o de la pierna hasta llegar al lado derecho del corazón (cateterización del hemicardio derecho) para medir la presión sanguínea en el ventrículo derecho y en la principal arteria de los pulmones (la arteria pulmonar).
Tratamiento de la hipertensión portopulmonar
Fármacos para reducir la presión sanguínea en las arterias de los pulmones
El tratamiento es necesario para reducir la presión sanguínea en las arterias de los pulmones. Los medicamentos que dilatan los vasos sanguíneos (vasodilatores), son a menudo eficaces para disminuir la tensión arterial. Sin embargo, la gravedad de la enfermedad hepática subyacente es un determinante principal del resultado. Las personas con hipertensión portopulmonar pueden no ser capaces de someterse a un trasplante de hígado debido a que la enfermedad aumenta el riesgo de muerte o de complicaciones graves debidas a la intervención.