Convulsiones febriles

PorM. Cristina Victorio, MD, Akron Children's Hospital
Revisado/Modificado mar. 2023
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Datos clave

Las convulsiones febriles son crisis convulsivas desencadenadas por fiebre de unos 38° C.

  • La mayoría de las convulsiones febriles son inofensivas y están causadas por la fiebre debida a una infección menor.

  • Una convulsión febril es el primer signo de un trastorno neurológico no reconocido previamente.

  • A veces, los médicos indican análisis de sangre y una punción lumbar para descartar trastornos graves que puedan provocar convulsiones.

  • En general, los niños necesitan medicación para detener la convulsión solo si dura 5 minutos o más.

  • La mayoría de los niños no necesitan tomar medicamentos para prevenir las convulsiones febriles.

Las convulsiones son una descarga eléctrica anómala, no regulada, de las células nerviosas del encéfalo o de parte del mismo. Esta descarga eléctrica anómala puede causar

  • Convulsiones

  • Movimientos involuntarios

  • Conciencia alterada

  • Sensibilidad anormal

Las convulsiones consisten en rigidez y sacudidas y violentas e involuntarias de los músculos de una gran parte del cuerpo.

Las convulsiones febriles ocurren en alrededor del 2 al 5% de los niños de 6 meses a 5 años de edad, pero mayoritariamente afectan a niños entre 12 meses y 18 meses de edad. Un ataque que se produce en un niño con fiebre y que tiene 6 años o más, no se considera una convulsión febril. (Véase también Convulsiones en niños.)

Las convulsiones febriles suelen afectar a varios miembros de una misma familia. Se han identificado varios genes asociados con las convulsiones febriles.

La mayoría de las convulsiones febriles duran mucho menos de 15 minutos, y cerca de dos tercios de los niños que tienen una convulsión febril nunca tienen otra.

¿Sabías que...?

  • Dos tercios de los niños que sufren una convulsión febril nunca vuelven a sufrir otra.

Pueden ser simples o complejas:

  • Simples: todo el cuerpo se agita (lo que se denomina crisis convulsiva generalizada) durante menos de 15 minutos y los niños suelen perder el conocimiento. Más del 90% de las convulsiones febriles son simples. Este tipo de convulsión febril no se produce más de una vez en un periodo de 24 horas.

  • Complejas: todo el cuerpo se agita durante 15 minutos o más (de forma constante o con pausas) o bien se agita un solo lado del cuerpo o una sola parte del cuerpo (denominada convulsión parcial o focal) o bien las convulsiones ocurren al menos 2 veces en 24 horas. Los niños con convulsiones febriles complejas son ligeramente más propensos a desarrollar un trastorno convulsivo en una época posterior de la infancia.

Después de la convulsión febril, los niños a menudo parecen confundidos o no son ellos mismos durante unos minutos. El periodo de confusión (periodo postictal) a veces dura hasta unas pocas horas.

Las convulsiones febriles son resultado de la propia fiebre. Muy a menudo, la fiebre está causada por una infección que, por sí misma, sería menor, como por ejemplo una infección respiratoria vírica o una infección del oído. En estos casos, la infección y la crisis convulsiva son inofensivas. Una parte importante de la definición de las convulsiones febriles es que la fiebre y las convulsiones no están causadas por una infección encefálica, como la meningitis o la encefalitis.

Estado epiléptico febril

El estado epiléptico hace referencia a una única convulsión de larga duración o a varias convulsiones más breves que tienen lugar sin que el niño recupere la conciencia entre las mismas. Las convulsiones febriles que duran más de 30 minutos se consideran estado epiléptico febril.

Los niños con estado epiléptico febril corren el riesgo de sufrir daño cerebral si no se tratan de inmediato.

Diagnóstico de las convulsiones febriles

  • Evaluación médica

  • A veces, una punción lumbar, análisis de sangre o imágenes cerebrales

Dado que los padres no pueden saber si el niño sufre una infección cerebral, que es potencialmente mortal, si presenta fiebre y una crisis convulsiva por primera vez o está muy enfermo deben llevarlo a urgencias inmediatamente para una valoración clínica.

El niño es examinado por un médico y, en función de los hallazgos, en ocasiones se le somete a pruebas para descartar trastornos graves que puedan provocar convulsiones. Estas pruebas pueden incluir

  • Una punción lumbar y un análisis del líquido que rodea la médula espinal (líquido cefalorraquídeo) para descartar meningitis y encefalitis

  • Análisis de sangre para medir el nivel de azúcar (glucosa), calcio, magnesio, sodio u otras sustancias para detectar trastornos metabólicos

  • Cultivos de sangre y orina para detectar infecciones

  • A veces, imágenes del encéfalo con resonancia magnética nuclear (RMN) o bien tomografía computarizada (TC) (si no se dispone de RMN)

  • Electroencefalografía (EEG) (una prueba que detecta la actividad eléctrica anormal en el cerebro) en niños que presentan ciertos síntomas o que tienen convulsiones repetidas

Tratamiento de las convulsiones febriles

  • Fármacos para reducir la fiebre

  • Fármacos para detener la convulsión si ésta dura 5 minutos o más

Normalmente, las convulsiones febriles duran menos de 5 minutos y no se prescribe ningún tratamiento salvo los fármacos antipiréticos.

Los médicos suelen administrar medicamentos para detener una convulsión febril que dura 5 minutos o más a fin de prevenir el estado epiléptico. Los medicamentos incluyen un sedante y anticonvulsivos. Estos fármacos se administran generalmente por vía intravenosa. Si la medicación no se puede administrar por vía intravenosa y el niño tiene más de 2 años, se puede aplicar un gel sedante en el recto o un líquido sedante por la nariz (vía intranasal). Los niños que han recibido estos medicamentos o que tienen una convulsión prolongada o un estado epiléptico se controlan cuidadosamente para detectar problemas respiratorios y de presión arterial.

Pronóstico de las convulsiones febriles

Alrededor de 35% de los niños presentan otras convulsiones febriles, pero por lo general sólo unas pocas convulsiones. Los niños son más propensos a tener convulsiones adicionales si tenían menos de 1 año de edad cuando presentaron la primera convulsión febril o si tienen familiares cercanos que hayan tenido convulsiones febriles.

Los niños que hayan sufrido una convulsión febril simple son ligeramente más propensos (alrededor del 2-5%) a desarrollar un trastorno convulsivono relacionado con la fiebre (como convulsiones no febriles o epilepsia). Si los niños han tenido una convulsión febril compleja o tienen factores de riesgo adicionales (tales como retraso en el desarrollo o una historia familiar de convulsiones), el riesgo es mayor (hasta 10%).

En algunos niños, que tienen convulsiones muy prolongadas, se producen alteraciones cerebrales (identificadas mediante la RMN) que pueden dar lugar con posterioridad a convulsiones no febriles. En estos casos, los médicos no están seguros de si el hecho de haber sufrido una convulsión febril prolongada, por sí mismo, hace que sean más probables las convulsiones no febriles, o si algunos factores subyacentes hacen que los niños sean más propensos a tener tanto la convulsión febril prolongada y luego convulsiones no febriles.

No se cree que las convulsiones febriles simples causen epilepsia u otras anomalías neurológicas. Sin embargo, una convulsión febril es a veces el primer signo de un trastorno neurológico o un trastorno convulsivo previamente no diagnosticados. A veces los médicos pueden mirar de forma retrospectiva y apreciar signos de este trastorno en los antecedentes clínicos del niño. A veces, no aparecen otros síntomas de este trastorno hasta más tarde. En cualquier caso, no se cree que la convulsión febril cause las anomalías.

Prevención de las convulsiones febriles

Si los niños han tenido una convulsión febril, los padres deben estar atentos y tratar la fiebre alta, ya que puede desencadenar convulsiones. Sin embargo, a menudo ocurre la convulsión febril de forma temprana en el curso de la fiebre, cuando aumenta la temperatura del niño, o antes de que los padres sepan que está enfermo y reconozcan la fiebre.

A los niños que únicamente han presentado unas pocas convulsiones febriles simples por lo general no se les administran los fármacos que se utilizan para prevenir las convulsiones adicionales (anticonvulsivantes, véase la barra lateral Uso de fármacos para tratar las convulsiones en los niños). Aun así, se pueden administrar medicamentos anticonvulsivos a los niños que presentan alguno de los siguientes síntomas:

  • Crisis febriles complejas y problemas neurológicos (como parálisis cerebral o resultados anormales en las pruebas de imagen cerebral)

  • Antecedentes familiares importantes conocidos de epilepsia y convulsiones febriles simples o complejas recurrentes

  • Estado epiléptico febril

  • Más de 4 convulsiones febriles por año

Si los niños que han sufrido una convulsión febril larga sufren una convulsión posterior que dura más de 5 minutos, los médicos pueden recetar gel de diazepam para su aplicación por vía rectal. Los niños pueden recibir tratamiento con este fármaco en su propio hogar.

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