Los clostridios son bacterias que habitualmente residen en el intestino de los adultos sanos y los recién nacidos. Los clostridios también residen en los animales, el suelo y la vegetación en descomposición.
Estas bacterias producen esporas. Las esporas son una forma inactiva de bacterias. Las esporas permiten a las bacterias sobrevivir cuando las condiciones ambientales son difíciles. Cuando las condiciones son favorables, cada espora germina y se transforma en una bacteria activa y produce toxinas. Las toxinas se multiplican y pueden afectar diversas partes del cuerpo, como los músculos, el tubo digestivo y los tejidos.
Estas bacterias no necesitan oxígeno para vivir. Es decir, son anaerobias.
Existen muchas especies diferentes de clostridios.
Los clostridios entran en el cuerpo de diferentes maneras y causan diversas enfermedades según la especie:
Clostridium botulinum puede producir una toxina en los alimentos que luego se consumen, causando botulismo alimentario, o puede penetrar en el cuerpo a través de una herida y producir toxinas que causan herida por botulismo.
Clostridium perfringens puede consumirse en los alimentos y producir una toxina en el intestino que causa intoxicación alimentaria por Clostridium perfringens.
Clostridium tetani puede penetrar en el cuerpo a través de una herida y producir una toxina que causa el tétanos.
Clostridioides difficile, que puede estar ya presente en el intestino grueso, puede crecer demasiado después del uso de antibióticos y producir toxinas que causan colitis inducida por Clostridioides difficile asociada al uso de antibióticos.
Varias especies de clostridios pueden penetrar a través de una herida y producir una toxina que destruye el tejido y causa gangrena gaseosa.
Varias especies de clostridios forman parte de la flora bacteriana normal del colon y la vagina. Sin embargo, además del intestino grueso, pueden causar infección de la vesícula biliar y de los órganos reproductores femeninos. Clostridium perfringens está implicado con mayor frecuencia. En raras ocasiones, una especie, Clostridium sordellii, causa el síndrome de choque (shock) tóxico en mujeres que tienen infecciones en los órganos reproductivos.
Intoxicación alimentaria por Clostridium perfringens
La intoxicación alimentaria por Clostridium perfringens (un tipo de gastroenteritis) pueden desarrollarse cuando las personas comen alimentos (generalmente carne de res) que contienen clostridios. Los clostridios se desarrollan a partir de esporas, que pueden sobrevivir al calor de la cocción. Si el alimento que contiene las esporas no se ingiere poco después de cocinado, las esporas se convierten en clostridios activos, que a continuación proliferan en los alimentos. Si la comida se sirve sin recalentarla de forma adecuada, los clostridios se ingieren, se multiplican en el intestino delgado y producen una toxina que causa diarrea acuosa y cólicos abdominales.
La intoxicación alimentaria por Clostridium perfringens suele ser leve y desaparece en un periodo de 24 horas. Con muy poca frecuencia, es grave, sobre todo en los más jóvenes y en las personas mayores.
El médico suele sospechar el diagnóstico de intoxicación alimentaria por Clostridium perfringens cuando ha tenido lugar un brote local de la enfermedad. El diagnóstico se confirma analizando alimentos contaminados o muestras de heces de personas infectadas en busca de Clostridium perfringens y su toxina.
Para prevenir la intoxicación alimentaria, las sobras de carne cocinada deben guardarse enseguida en el frigorífico y estar bien recalentadas antes de servirlas.
El tratamiento de la intoxicación alimentaria por Clostridium perfringens consiste en beber mucho líquido y descansar. No se utilizan antibióticos.
Infecciones pélvicas y abdominales por clostridios
Las bacterias clostridios, por lo general Clostridium perfringens, suelen estar relacionadas con infecciones abdominales, generalmente causadas por otras bacterias (llamadas infecciones anaerobias mixtas).
Las bacterias Clostridia pueden infectar el intestino, la vesícula biliar y los órganos de la pelvis, como el útero, las trompas de Falopio y los ovarios. Los clostridios suelen infectar el útero después de un parto o de un aborto voluntario realizado en condiciones de falta de esterilidad.
Las infecciones por clostridios del abdomen y la pelvis son graves y a veces mortales. Los clostridios producen grandes cantidades de gas, que puede formar burbujas y ampollas en el tejido infectado. A menudo, la infección obstruye vasos sanguíneos de pequeño calibre, de modo que el tejido infectado muere y aparece gangrena gaseosa.
Los síntomas incluyen dolor y fiebre. El abdomen es doloroso a la palpación. Si el útero está infectado, las mujeres pueden tener un flujo vaginal sanguinolento y maloliente. Los síntomas pueden derivar en una complicación potencialmente mortal llamada sepsis.
Para diagnosticar infecciones abdominales y pélvicas por clostridios, los médicos toman muestras de sangre o tejido infectado. Estas muestras se examinan y se envían al laboratorio, donde las bacterias, si están presentes, son cultivadas e identificadas. Los médicos pueden obtener radiografías para verificar el gas producido por los clostridios.
El tratamiento de las infecciones abdominales y pélvicas por clostridios comporta cirugía para extirpar el tejido infectado y muerto (lo que se denomina desbridamiento). Se administran antibióticos, como la penicilina, durante 1 semana como mínimo. A veces se administra la penicilina junto con otro antibiótico llamado clindamicina. A veces, si un órgano (como el útero) está muy infectado, se extirpa. Dicho tratamiento puede salvar la vida.
Enteritis necrotizante por clostridios, enterocolitis neutropénica y enterocolitis necrotizante neonatal
La enteritis necrotizante por clostridios también se llama enteritis necroticans o pigbel. Esta infección está causada por Clostridium perfringens y afecta habitualmente el intestino delgado (principalmente el yeyuno).
La infección puede ir de leve a grave y puede ser mortal si no se trata con prontitud. Esta infección muy poco frecuente ocurre principalmente en lugares donde las personas consumen dietas bajas en proteínas, como en el interior de Nueva Guinea y partes de África, América Central y del Sur y Asia.
Los síntomas varían desde diarrea leve hasta dolor abdominal intenso, vómitos, heces con sangre, choque séptico y, a veces, la muerte en 24 horas.
El diagnóstico de la enteritis necrotizante por clostridios se basa en los síntomas y en las pruebas de heces.
El tratamiento de la enteritis necrotizante por clostridios se realiza con antibióticos. Las personas que sufren infecciones muy graves pueden necesitar cirugía.
La enterocolitis neutropénica (tiflitis) es un síndrome similar que amenaza la vida y se desarrolla al inicio del intestino grueso (ciego) de las personas que tienen un recuento bajo de glóbulos blancos (por ejemplo, personas que sufren leucemia o están recibiendo quimioterapia para el cáncer).
Las personas afectadas presentan fiebre, dolor abdominal, sangrado en el tubo digestivo y diarrea.
El diagnóstico se basa en los síntomas, el recuento de glóbulos blancos, las pruebas de diagnóstico por la imagen del abdomen y los análisis de sangre y heces.
El tratamiento se lleva a cabo con antibióticos y, algunas veces, cirugía.
La enterocolitis necrosante neonatal afecta principalmente a recién nacidos prematuros que pesan menos de unos 1500 gramos (3 libras). Puede estar causada por las bacterias clostridios.
Clostridios en el torrente sanguíneo
Las bacterias clostridia también pueden diseminarse a la sangre y causar bacteriemia. La bacteriemia puede desencadenar una reacción generalizada llamada sepsis. La sepsis causa fiebre y síntomas graves, como presión arterial baja, ictericia y anemia. La septicemia puede ser rápidamente mortal.
Para confirmar la sepsis causada por clostridia, los médicos toman muestras de sangre. Estas muestras se envían al laboratorio, donde las bacterias, si están presentes, son cultivadas e identificadas.
Las personas con sepsis son ingresadas en el hospital y reciben antibióticos. (Véase también tratamiento de la sepsis.)