Uso de láser para tratar problemas cutáneos

Un láser es un dispositivo que produce un haz de luz muy intensa que tiene un color en particular (longitud de onda). La luz láser no afecta el tejido humano hasta que se absorbe. La absorción de la luz del láser por el tejido depende de este y del color de la luz. Por ejemplo, los vasos sanguíneos absorben mejor el amarillo, el azul y el verde claro, por lo que los láseres de estos colores se utilizan selectivamente para los vasos sanguíneos en el tratamiento de los tumores vasculares. Otros colores van bien para otras enfermedades. Los haces de láser pueden ser continuos o pulsados, en destellos independientes. La duración de la pulsación ayuda a determinar el efecto del rayo láser.

En algunas ocasiones se combinan los tratamientos láser con la terapia fotodinámica, en la que ciertos productos químicos que absorben la luz se aplican a la piel o se administran por vía intravenosa. Cuando estos productos químicos son alcanzados por la luz del láser, absorben su energía y contribuyen a destruir el tumor.

Los crecimientos anormales de vasos sanguíneos, como los hemangiomas, y las malformaciones, como las manchas en vino de Oporto, se tratan con láser. Esta terapia también se utiliza para extraer pelos indeseables, tatuajes, anomalías de coloración de la piel, cicatrices debidas al acné o lesiones ocasionadas por la exposición al sol.