El parvovirus humano B19 es la causa del eritema infeccioso (conocido a menudo como "quinta enfermedad"), que suele presentarse durante la primavera, frecuentemente en áreas geográficas definidas, y afecta a niños, en especial los de edad escolar. La infección se contagia principalmente por la inhalación de las gotitas de aire exhaladas por una persona infectada, por lo que la infección tiende a contagiarse al resto de miembros del hogar. La infección también puede transmitirse de la madre al feto durante el embarazo; en raras ocasiones causa muerte intrauterina o anemia grave y exceso de líquidos e hinchazón (edema) en el feto (hidropesía o edema fetal).
Síntomas
Los síntomas del eritema infeccioso empiezan entre 4 y 14 días después de la infección. Muchos niños no presentan síntomas. Sin embargo, algunos niños tienen febrícula y sensación leve de enfermedad, con dolor de cabeza y secreción nasal, durante algunos días. Varios días más tarde, los niños desarrollan el eritema en las mejillas, que a menudo da la impresión de haber recibido una bofetada, así como la erupción, sobre todo en brazos, piernas y tronco, pero no suele aparecer ni en las palmas de las manos ni en las plantas de los pies. La erupción produce prurito y consiste en máculas (manchas) rojas en relieve que forman una especie de filigrana, particularmente en las áreas de los brazos que no están cubiertas por la ropa, debido a que la erupción empeora si se expone a la luz solar.
La erupción y toda la enfermedad suelen durar de 5 a 10 días. Durante las semanas siguientes, reaparece temporalmente en respuesta a la exposición al sol, el ejercicio físico, el calor, la fiebre o la tensión emocional. En los adolescentes, el dolor leve de las articulaciones y la inflamación permanece o aparece y desaparece durante semanas o meses.
El eritema infeccioso también puede manifestarse de un modo distinto, especialmente en niños con anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis) u otros trastornos de los glóbulos rojos, o bien en niños con enfermedades que reducen la capacidad del sistema inmunitario para luchar contra las infecciones, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida, ver Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en niños). En estos niños, el parvovirus B19 puede afectar la médula ósea y causar una anemia grave.