(Véase también Trastorno por estrés agudo y Trastorno de estrés postraumático en adultos).
El TEA y el TEPT son los trastornos relacionados con traumas y factores de estrés. Antes se los consideraba trastornos de ansiedad, pero ahora se los considera distintos porque muchos pacientes no tienen ansiedad pero sí otros síntomas.
Como la vulnerabilidad y el temperamento son diferentes, no todos los niños expuestos a un evento traumático grave presentan un trastorno por estrés. Los eventos traumáticos que suelen asociarse con estos trastornos son agresiones, agresiones sexuales, accidentes automovilísticos, ataques de perros y lesiones (en especial, quemaduras). En niños pequeños, la violencia doméstica es la causa más frecuente de TEPT.
Los niños no tienen que experimentar directamente el evento traumático; pueden desarrollar un trastorno de estrés si son testigos de un evento traumático que le ha sucedido a otros o se enteran de uno que le ocurrió a un familiar cercano.
Signos y síntomas
Los síntomas del trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático son similares y generalmente implican una combinación de los siguientes:
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Síntomas de intrusión: recuerdos recurrentes, involuntarios, y angustiosos o sueños del evento traumático (en niños < 6 años, puede que no sea claro si sus sueños angustiantes están relacionados con el evento); reacciones disociativas (típicamente escenas retrospectivas en las que los pacientes vuelven a experimentar el trauma, aunque los niños pequeños con frecuencia pueden recrear el evento en el juego); y la angustia a estímulos internos o externos que se asemejan a algún aspecto del trauma (p. ej., ver a un perro o alguien que se parece a un perpetrador)
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Síntomas de evitación: evitación persistente de recuerdos, sentimientos o recordatorios externos del trauma
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Efectos negativos sobre la cognición o el estado de ánimo: incapacidad para recordar importantes aspectos del evento traumático, pensamiento distorsionado sobre las causas o consecuencias del trauma (p. ej., de que ellos son los culpables o podrían haber evitado el evento por ciertas acciones), una disminución de las emociones positivas y un aumento de las emociones negativas (miedo, culpa, tristeza, vergüenza, confusión), la falta general de interés, aislamiento social, una sensación subjetiva de entumecimiento de los sentimientos y una expectativa reducida del futuro (p. ej., pensar "No voy a vivir para ver los 20")
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Excitación o reactividad alterada (p. ej., hiperexcitabilidad): temblores, respuesta de sobresalto exagerada, dificultad para relajarse, dificultad para concentrarse, sueño interrumpido (a veces con pesadillas frecuentes), y comportamiento agresivo o imprudente
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Síntomas disociativos: sentirse separado del cuerpo de uno como si estuviera en un sueño y la sensación de que el mundo es irreal
Por lo general, los niños con TEA se encuentran aturdidos y parecen disociados del entorno cotidiano.
Los niños con TEPT tienen recuerdos intrusivos que los lleva a revivir el evento traumático. El tipo de recuerdo más dramático es un flashback (escena retrospectiva). Los flashbacks pueden ser espontáneos, pero generalmente son desencadenados por un elemento asociado con el traumatismo original. Por ejemplo, ver un perro puede desencadenar una reviviscencia en un niño que sufrió un ataque de un perro. Durante una reviviscencia, el niño puede estar aterrorizado y no estar consciente de su entorno actual, mientras busca desesperadamente una manera de ocultarse o escapar; puede perder transitoriamente el contacto con la realidad y creer que se encuentra en grave peligro. Algunos niños tienen pesadillas. Cuando vuelven a experimentar el evento de otras maneras (p. ej., en pensamientos, imágenes mentales o recuerdos), los niños permanecen conscientes de su entorno actual, aunque aun así pueden estar muy angustiados.
Diagnóstico
El diagnóstico de TEA y TEPT se basa en los antecedentes de exposición a un trauma gravemente atemorizante y aterrador, seguido de sentimientos de volver a experimentar el hecho, entumecimiento emocional e hiperexcitación. Estos síntomas deben ser lo bastante graves para causar alteración o angustia.
Los síntomas que duran ≥ 3 días y < 1 mes se consideran trastorno de estrés agudo. Los síntomas que duran > 1 mes se consideran TEPT, que pueden ser una continuación de TEA o puede manifestarse hasta 6 meses después del trauma.
Pronóstico
Tratamiento
A menudo, los ISRS ayudan a reducir el entumecimiento emocional y la sensación de volver a experimentar los síntomas, pero son menos eficaces para la hiperexcitación. Los fármacos antiadrenérgicos (p. ej., clonidina, guanfacina, prazosina) pueden ayudar a aliviar los síntomas de hiperexcitación, pero los datos de aval son preliminares.
La psicoterapia de apoyo puede ayudar a los niños que tienen problemas de adaptación asociados con trauma, ya que pueden quedar desfigurados por quemaduras. Es posible recurrir a terapia conductista para desensibilizar sistemáticamente a los niños de situaciones que hacen que vuelvan a experimentar el evento (terapia de exposición). Sin duda, la terapia conductista es eficaz para reducir la angustia y la alteración en niños y adolescentes con TEPT.
Conceptos clave
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El trastorno por estrés agudo (TEA) comienza en forma típica inmediatamente después del trauma y tiene una duración de 3 días a 1 mes; el TEPT tiene una duración de> 1 mes y puede ser una continuación del TEA o se puede manifestar hasta 6 meses después del trauma.
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Los trastornos por estrés pueden comenzar después de que los niños experimentan directamente un evento traumático, si son testigos de uno o se enteran de que le sucedió a un familiar cercano.
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Los síntomas del TEA y del TEPT son similares y generalmente implican una combinación de síntomas de intrusión (p. ej., volver a experimentar el evento), síntomas de evitación, efectos negativos sobre la cognición y/o el estado de ánimo (p. ej., entumecimiento emocional), activación y/o reactividad alteradas y síntomas disociativos.
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Trate con ISRS y, a veces, medicamentos antiadrenérgicos y psicoterapia de apoyo y/o terapia de exposición.