Evaluación de los desgarros posnatales

Después de que nace el bebé y la placenta ha salido, evalúe a la mujer en busca de desgarros. Puede ser difícil reconocer qué tejidos están dañados después del nacimiento. Este video mostrará cómo evaluar los desgarros y cómo identificar los desgarros que deben suturarse.

Examine en busca de desgarros. Los desgarros pueden ser difíciles de ver con claridad. Use una buena luz y tómese su tiempo mientras examina a cada mujer. Primero encuentre el inicio del desgarro, llamado vértice. Esto le ayudará a reconocer las estructuras desgarradas. Luego evalúe la profundidad del desgarro en la dirección del recto. Esto le ayudará a comprender la extensión del daño de los músculos subyacentes. La profundidad puede estimarse en traveses de dedos. Examine muchos desgarros. Esta es la mejor manera de enseñarle a sus ojos a ver.

Hágale saber a la mujer que va a examinar su vagina. Luego, examine el desgarro de una manera sistemática. Con delicadez, abra con cuidado la vagina para ver hasta dónde llega el desgarro. Encuentre el vértice. Luego, compruebe la profundidad. Examine la parte superior de la vagina y los labios para detectar desgarros. Y por último, junte los lados del desgarro para ver cómo se unirán.

Aquí hay otro ejemplo. Abra con delicadeza la entrada a la vaginal para observar el desgarro. Encuentre el vértice. Observe la profundidad del desgarro. Examine la parte superior de la vagina y los labios. Y, por último, evalúe cómo quedará el desgarro después de la reparación. Si el desgarro es profundo, evalúe el músculo del esfínter anal. El músculo del esfínter puede estar entero e intacto, parcialmente desgarrado o completamente desgarrado. Mire y palpe para evaluar el desgarro.

Aquí el tejido que recubre el músculo del esfínter anal es liso y está intacto. Se palpa como una banda continua de tejido firme. El músculo se tensa para formar un círculo. Si está parcialmente desgarrado, puede sentir una solución de continuidad. Si está completamente desgarrado, puede encontrar los extremos del músculo del esfínter: un extremo está aquí. El otro extremo se ha retraído y solo se ve un hoyuelo redondo. No palpará una banda firme de tejido. Y el músculo no puede tensarse para formar un círculo.

Cuando el desgarro es profundo, asegúrese de hacer un tacto rectal delicado para evaluar el esfínter anal. Palpe el músculo del esfínter desde las horas 10 a 2. Si no está desgarrado, se palpará firme y continuo sin ningún defecto. A continuación, levante el dedo para buscar desgarros. Observe el músculo del esfínter liso e intacto. Y, por último, pídale a la mujer que haga fuerza para contraer el esfínter del ano: debe sentir que el músculo se contrae alrededor de su dedo. Luego deseche el guante y use uno nuevo. Decida qué desgarros necesitarán sutura. Después de examinar el desgarro, comparta sus conclusiones con la mujer. Decida con ella si debe suturar el desgarro.

Los desgarros se clasifican en 4 grados de acuerdo con su profundidad.

Un desgarro de primer grado es superficial. Tiene menos de un dedo de profundidad, no se extiende hacia el músculo y no sangra mucho. Los desgarros pequeños pueden no necesitar sutura. Por lo general cicatrizan bien en forma espontánea.

Un desgarro de segundo grado es más profundo. El desgarro tiene más de un dedo de profundidad, se extiende hacia los músculos del periné pero no compromete el esfínter anal. Si se sutura cicatrizará mejor y restablecerá el tono de los músculos del piso de la pelvis.

Un desgarro de tercer grado se extiende hasta el esfínter anal. En este desgarro completo de tercer grado, encontramos un extremo del músculo en un sitio y el otro extremo en otro sitio; retraído hacia el tejido. Ahora se coloca una pinza en un extremo, se recupera el otro extremo y se lo toma con otra pinza. La sutura de los desgarros de tercer grado debe estar a cargo de un médico experto.

Un desgarro de cuarto grado atraviesa el esfínter anal y el revestimiento del intestino, hacia el recto. Observe que el dedo insertado en el recto se eleva a través del tejido desgarrado, lo que indica que el recto está completamente desgarrado.

Los desgarros de tercer y cuarto grado deben suturarse. La mujer puede experimentar un daño permanente y nunca más podrá contener sus heces. Son más difíciles de reparar. Si no tiene la experiencia para reparar estos desgarros, asegúrese de derivar a la mujer a un profesional con más experiencia en suturas.

Recuerde, aprenda cómo evaluar los desgarros mediante el examen de todos los que pueda de una manera sistemática. Abra con delicadeza la vagina: encuentre el vértice, evalúe la profundidad, busque desgarros vaginales superiores y labiales, y vea el modo en que se cierra el desgarro. Si el desgarro es profundo, asegúrese de determinar si afecta el esfínter anal.

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