Conozca los distintos tipos de infecciones del oído
Comentario26/10/23 Bradley W. Kesser, MD, University of Virginia School of Medicine

Al pensar en infecciones del oído, viene inmediatamente a nuestra memoria esa dolorosa sensación de taponamiento de la niñez, junto con el sabor a goma de mascar rosa brillante del medicamento que se usaba para tratarla. Las infecciones del oído son frecuentes en los niños, y una gran mayoría de ellos ya va a haber contraído una para su tercer cumpleaños.

Pero no todas las infecciones del oído son iguales, los síntomas y los tratamientos dependen de dónde se encuentre la infección dentro del oído. Estos son algunos datos que padres y pacientes deben conocer previamente al prepararse para tener una conversación con el médico acerca de una infección del oído dolorosa.

1. Todas las partes del oído pueden infectarse

El oído está formado por tres partes, la externa (oído externo), el oído medio, y la interna (oído interno). Estas tres zonas pueden infectarse. La infección del oído externo se caracteriza por enrojecimiento, dolor e inflamación. Las infecciones en la porción del canal del oído externo a menudo se denominan otitis externa. Por lo general son provocadas por una combinación del uso de hisopos de algodón y la exposición al agua, y normalmente se acompañan de dolor, inflamación, enrojecimiento, como también pérdida de la audición y supuración.

Las infecciones del oído medio también son frecuentes y son típicamente una consecuencia del drenaje inadecuado de la trompa de Eustaquio de un niño pequeño. Los síntomas incluyen dolor, fiebre, pérdida de la audición y enrojecimiento del tímpano.

Dentro del oído interno, las infecciones pueden afectar la cóclea y los canales del equilibrio. Al margen de las infecciones que se caracterizan por la pérdida de la audición, la infección del oído interno puede afectar el equilibrio, provocando a las personas un vértigo extremo que puede durar días enteros. El vértigo puede conllevar náuseas y vómitos. El tratamiento suele estar dirigido a actuar sobre esos síntomas, e incluye mucho líquido y medicamentos que atenúan los efectos del vértigo.

2. No todas las infecciones del oído requieren de antibióticos orales

Es importante que tanto los padres como los pacientes comprendan que las infecciones de las distintas partes del oído necesitan tratamientos diferentes. Para las infecciones del oído externo, se suele recomendar una limpieza completa del oído con un antibiótico tópico que se aplica directamente sobre el oído externo.

Las infecciones del oído medio son las que suelen requerir antibióticos orales. En estos casos, se pueden usar antibióticos para tratar la infección, pero la presencia permanente de líquido puede provocar infecciones recurrentes, en cuyo caso es posible que los médicos recurran a otros tratamientos.

3. Algunos niños son más propensos a contraer infecciones que otros

La presencia permanente de líquido en el oído medio es a menudo un signo de que la trompa de Eustaquio de un niño pequeño no está drenando de manera adecuada. En los niños pequeños, la trompa de Eustaquio no está completamente desarrollada, lo que implica que puede quedar líquido atrapado en el oído. Este líquido permanente puede llevar a la repetición de infecciones, como también a la pérdida de la audición, lo que puede afectar el lenguaje y otros hitos del desarrollo de los niños pequeños.

En estos casos, es posible que los médicos recomienden que se coloquen tubos de drenaje en los oídos. Este es un procedimiento quirúrgico menor que consiste en realizar una diminuta incisión en el tímpano para eliminar cualquier resto de líquido, y colocar un pequeño tubo (tubo de drenaje transtimpánico) en el tímpano que ayuda a evitar el retorno del líquido.

Si el líquido ha permanecido durante más de tres meses, un especialista en oídos, nariz y garganta (otorrinolaringólogo) debe ver al niño y realizar un audiograma para documentar su audición. Asimismo, cuatro infecciones del oído en seis meses o seis episodios en doce meses suelen justificar la derivación a un otorrinolaringólogo para que considere la colocación de un tubo.

4. Los oídos son autolimpiantes (lo que significa que no se necesitan hisopos de algodón…ni velas auriculares)

Hay un viejo refrán que dice que en el oído no debe entrar nada que sea más pequeño que el codo. Esa es una buena regla de oro. Y particularmente cierto en el caso de los hisopos de algodón: no tienen nada que hacer en los oídos, sobre todo después de haber salido del agua. Existen unas gotas de venta libre que pueden ayudar a evaporar el agua de los oídos taponados después de nadar, sin la necesidad de usar herramientas invasivas ni recurrir a un hurgado peligroso. Tampoco se recomienda el uso de velas auriculares. Esto es ineficaz, innecesario y peligroso.

Para más información sobre las infecciones del oído, visite la página de los Manuales MSD sobre el tema