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La inflamación o la exposición al amianto pueden hacer que la pleura se engrose y se ponga rígida.
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Es posible que las personas afectadas no presenten síntomas o, si se ve afectada una gran área de la pleura, pueden tener dificultad para respirar.
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El diagnóstico se establece con radiografías de tórax y, algunas veces, tomografía computarizada.
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A veces se requiere cirugía para extirpar la pleura.
(Véase también Introducción a los trastornos pleurales y del mediastino.)
Por lo general, la pleura es muy fina y flexible, pero a veces se engrosa (desarrolla fibrosis) como consecuencia de una
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Inflamación
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Exposición al amianto (llamada enfermedad pleural relacionada con el amianto)
A veces solo se ve afectada una pequeña área de la pleura. Otras veces se ven afectadas grandes áreas de la pleura. La pleura fibrótica también puede desarrollar calcificación (acumulación de calcio dentro del tejido).
Fibrosis pleural postinflamatoria
La inflamación de la pleura hace que el tejido fibroso (grueso) reemplace la membrana pleural (fina). En la mayoría de los casos, el engrosamiento desaparece casi por completo cuando se cura la inflamación. Algunas personas se quedan con grados menores de engrosamiento pleural, que generalmente no causa síntomas o deterioro de la función pulmonar. En algunos casos, uno de los pulmones queda recubierto por una gruesa capa fibrosa que limita la capacidad de expandirse y absorber oxígeno y afecta la funcionalidad pulmonar.
Algunas veces pueden aparecer calcificaciones en partes de la pleura que se han visto afectadas por la fibrosis.