Se produce en aproximadamente una cuarta parte de los partos. Normalmente el bebé no resulta perjudicado.
A veces este problema puede detectarse antes del nacimiento en una ecografía, pero no requiere acción alguna. Los médicos lo comprueban sistemáticamente en el momento del parto. Si lo detectan, pueden deslizar el cordón sobre la cabeza del bebé. A veces, si el cordón está estrechamente apretado, se pinza y se corta antes de que salgan los hombros.