Después del nacimiento del bebé, un sangrado excesivo desde el útero es uno de los principales motivos de preocupación.
Por lo general, la mujer pierde alrededor de medio litro de sangre en total durante y después del parto vaginal. Se pierde sangre porque algunos vasos sanguíneos se desgarran cuando la placenta se desprende del útero. Las contracciones del útero ayudan a cerrar estos vasos hasta que puedan curar. Generalmente, en una cesárea se pierde casi el doble de sangre que en un parto vaginal, en parte porque es necesario realizar una incisión en el útero y durante el embarazo se bombea una gran cantidad de sangre hacia el útero.
Se considera que la pérdida de sangre es excesiva si se da alguna de las características siguientes durante las primeras 24 horas después del parto:
La pérdida de una cantidad excesiva de sangre suele producirse poco después del parto, pero el riesgo subsiste hasta 1 mes más tarde.
Causas
La causa más frecuente de sangrado excesivo durante el alumbramiento es
Cuando el útero no comienza a contraerse después del alumbramiento, los vasos sanguíneos que se abrieron tras el desprendimiento de la placenta siguen sangrando.
Las contracciones pueden verse afectadas en las situaciones siguientes:
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Cuando el útero se ha distendido demasiado, por ejemplo debido a una cantidad excesiva de líquido amniótico en su interior, por varios fetos (nacimientos múltiples) o por un feto muy grande
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Cuando el parto ha sido prolongado, anómalo o rápido.
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Cuando la mujer ha dado a luz más de cinco hijos.
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Cuando se ha utilizado un anestésico relajante muscular durante las contracciones y el parto.
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Cuando las membranas que rodean al feto están infectadas (denominada infección intraamniótica)
El sangrado excesivo también puede ocurrir en las siguientes situaciones:
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Cuando se produce un desgarro o un corte en la vagina o en el cuello uterino durante el alumbramiento (como sucede durante una episiotomía)
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Cuando la mujer presenta algún trastorno sanguíneo que interfiere en la coagulación
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Cuando una infección intraamniótica deriva en una infección del útero (denominada endometritis)
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Cuando una parte de la placenta sigue dentro del útero después del alumbramiento.
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En raras ocasiones, si el útero se rompe o está vuelto del revés (útero invertido o retroversión uterina)
El sangrado excesivo después de un parto puede aumentar el riesgo de repetición de episodios similares en los partos siguientes. Los miomas (fibromas, leiomiomas) en el útero también pueden aumentar el riesgo.
Diagnóstico
El diagnóstico de hemorragia posparto se basa en la observación cercana de la cantidad de sangrado. La vagina y el perineo se examinan para comprobar la presencia de desgarros que puedan necesitar cura. El médico puede presionar suavemente el abdomen de la madre para palpar el útero y comprobar su firmeza. Un útero blando puede significar que no se contrae como debería y está acumulando sangre en su interior.
La monitorización de los signos vitales de la madre, como la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, puede ayudar al médico a determinar si la pérdida de sangre es excesiva. Un descenso abrupto de la tensión arterial o una frecuencia cardíaca rápida pueden indicar un sangrado excesivo.
Prevención
Antes de iniciarse el trabajo de parto, el médico suele tomar las medidas necesarias para evitar o estar preparado en el caso de hemorragias importantes después del alumbramiento. Por ejemplo, determina si la mujer sufre alguna patología que aumente el riesgo de hemorragia (como una cantidad excesiva de líquido amniótico o un trastorno sanguíneo). Estas afecciones se tratan siempre que sea posible.
Si usted tiene un grupo sanguíneo poco común, los médicos se aseguran de disponer de suficiente sangre de su tipo.
El alumbramiento debe ser lo más lento y cuidadoso posible. Por regla general los médicos administran oxitocina a la mujer a través de una vía intravenosa o bien la inyectan en un músculo. Este medicamento ayuda a que el útero se contraiga. La oxitocina ayuda a reducir la pérdida de sangre.
Cuando se alumbra la placenta, los médicos la revisan para determinar si está completa. Si está incompleta, los fragmentos que quedan en el útero (que pueden causar sangrado) se eliminan de forma manual.
Después de la expulsión de la placenta, se somete a la mujer a un riguroso seguimiento durante al menos 1 hora, para tener la certeza de que el útero se ha contraído y evaluar la hemorragia vaginal.
Tratamiento
En caso de sobrevenir una hemorragia grave, se practica un masaje uterino presionando el abdomen de la mujer y se le administra oxitocina de forma continua por vía intravenosa. Estas medidas contribuyen a contraer el útero. Se administran líquidos por vía intravenosa para ayudar a restaurar la cantidad de líquido en el torrente sanguíneo. Si el sangrado continúa, también se administra otro medicamento que ayuda a que el útero se contraiga. Pueden inyectarse intramuscularmente, colocarse como supositorios rectales o, durante una cesárea, inyectarse en el útero.
La mujer puede necesitar una transfusión de sangre.
Los médicos buscan la causa del exceso de sangrado. Se puede examinar el útero en busca de algún fragmento de placenta que haya quedado dentro. En muy pocas ocasiones, la extracción de estos fragmentos debe realizarse mediante dilatación y legrado. En este procedimiento, se pasa a través del cuello uterino (que generalmente permanece abierto después del alumbramiento) un instrumento pequeño y afilado denominado legra o cureta. Este instrumento se utiliza para extraer los fragmentos que han quedado dentro del útero. El procedimiento requiere anestesia. También se exploran el cuello uterino y la vagina para detectar desgarros.
Si el útero no puede ser estimulado para que se contraiga y la hemorragia continúa, es posible que sea necesario efectuar una ligadura de las arterias que llevan la sangre al útero. Entre los procedimientos que se pueden utilizar se encuentran los siguientes:
Los procedimientos utilizados no suelen producir infertilidad, anomalías en la menstruación ni otros problemas a largo plazo.
A veces, las arterias que suministran sangre al útero se deben bloquear quirúrgicamente o mediante la inserción de material a través de catéteres en las arterias.
La extirpación del útero (histerectomía) rara vez es necesaria para detener la hemorragia.