Introducción a la rehabilitación

PorZacharia Isaac, MD, Brigham and Women's Hospital
Revisado/Modificado dic. 2023
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    Los servicios de rehabilitación están destinados a personas que han perdido la capacidad normal de funcionamiento o tienen dolor. La pérdida de funcionalidad puede deberse a una fractura, una amputación, un accidente cerebrovascular u otro trastorno neurológico, una lesión cerebral traumática, lesiones deportivas y/o deficiencias musculoesqueléticas debidas a enfermedades como artritis, lesión de la médula espinal, trastornos cardíacos o pulmonares, dolor crónico o debilidad (por ejemplo, después de haber sufrido algunos trastornos y haberse sometido a procedimientos quirúrgicos).

    De igual modo, a menudo necesitan rehabilitación las personas debilitadas tras un periodo prolongado de permanencia en cama (por ejemplo, debido a una lesión grave o a una intervención quirúrgica). Los objetivos más característicos de la rehabilitación son la fisioterapia, la terapia ocupacional, el tratamiento del dolor y de la inflamación y la reeducación para compensar alguna pérdida funcional. El tratamiento supone por lo general una serie de sesiones de entrenamiento individualizado durante algunas semanas. A las personas que sufren enfermedad pulmonar obstructiva crónica se les suele recomendar un programa de rehabilitación pulmonar.

    La necesidad de rehabilitación cubre todas las edades, aunque a menudo en función de esta difieran su tipo, grado y objetivos. Las personas con deterioro crónico, frecuentemente ancianas, tienen metas diferentes que los jóvenes aquejados de una incapacidad temporal (como la derivada de una fractura o una quemadura). Por ejemplo, una persona mayor con insuficiencia cardíaca grave que haya sufrido un accidente cerebrovascular tendrá por objetivo la recuperación de la capacidad para llevar a cabo las actividades necesarias para su cuidado personal (como alimentarse, vestirse, bañarse, desplazarse entre la cama y la silla, utilizar el inodoro y controlar la función intestinal y de la vejiga). El objetivo de una persona más joven que ha sufrido una fractura es, a menudo, recuperar todas las funciones lo más rápido posible y participar en actividades físicas enérgicas. Aunque la edad por sí sola no es razón suficiente para modificar los objetivos o la intensidad de la rehabilitación, la presencia de otros trastornos o de limitaciones de base sí puede serlo.

    ¿Sabías que...?

    • Para recuperar al máximo la forma tras una enfermedad, lesión o procedimiento quirúrgico importante, es necesario seguir el programa de rehabilitación recomendado.

    • La rehabilitación puede llevarse a cabo en la consulta del médico o en casa, así como en centros de rehabilitación.

    Para iniciar un programa formal de rehabilitación, el médico debe extender un informe de referencia (similar a una prescripción) dirigido a fisiatra (un médico especialista en rehabilitación), un terapeuta ocupacional, un fisioterapeuta o un centro de rehabilitación. El informe de referencia establece los objetivos del tratamiento, una descripción del tipo de enfermedad o lesión y su fecha de inicio. Dicho informe ha de especificar también el tipo de tratamiento necesario, como entrenamiento para caminar (asistencia para la deambulación) o para las actividades propias de la vida cotidiana. El terapeuta puede modificar estos objetivos mediante consulta con el médico de referencia en función de la respuesta de la persona a la terapia. Algunas precauciones relevantes, como los límites de frecuencia cardíaca para las personas con enfermedades del corazón, las restricciones de carga de peso después de las fracturas o debido a la baja densidad ósea o los requisitos de supervisión para las personas con riesgo de caídas, pueden ayudar a guiar el desarrollo de los planes de tratamiento por parte de los terapeutas.

    Entorno

    El lugar donde se llevará a cabo la rehabilitación varía según las necesidades y las capacidades de cada persona. Muchas personas que se recuperan de lesiones pueden recibir tratamiento de rehabilitación ambulatoria en el consultorio de un terapeuta. Quienes sufran una incapacidad grave requieren a veces ser atendidos en un centro hospitalario o de rehabilitación. En estos lugares, la atención está a cargo de un equipo profesional de rehabilitación. Además del médico o terapeuta, este equipo puede incluir enfermeras, psicólogos, asistentes sociales, logopedas para las patologías del habla (que tratan el habla, el lenguaje y la voz), audiólogos (que evalúan la audición) y otros profesionales de la salud, además de familiares de la persona afectada. Es preferible el tratamiento en equipo porque una pérdida funcional significativa puede derivar en otros problemas como

    La atención domiciliaria suele ser adecuada para las personas que no pueden desplazarse con facilidad pero que requieren una menor atención, como es el caso de quienes pueden ir de la cama a la silla o de la silla al baño. La rehabilitación en el hogar se utiliza a menudo después de una cirugía de reemplazo de rodilla, después de una caída o para personas que están confinadas en su casa debido a una enfermedad crónica. Aun así, los familiares o amigos deben estar dispuestos a participar en el proceso de rehabilitación. La rehabilitación que se presta a domicilio con la ayuda de los familiares, aunque sea altamente deseable, puede resultar una carga física y emocional para todos los implicados. En esos casos, resulta útil la participación de un fisioterapeuta o de un terapeuta ocupacional en la atención domiciliaria.

    Muchos centros de mayores tienen programas de rehabilitación menos intensiva que los centros de rehabilitación. Los programas de rehabilitación de baja intensidad se adaptan mejor a las personas con menor tolerancia a la terapia, como las personas debilitadas o ancianas.

    Objetivos

    El equipo de rehabilitación o el terapeuta establecen los objetivos a largo y a corto plazo para cada problema. Por ejemplo, una persona con una mano lesionada puede tener una movilidad limitada y debilidad. Los objetivos a corto plazo pueden consistir en aumentar la movilidad hasta cierto grado e incrementar la fuerza hasta una determinada capacidad de prensión o agarre. Los objetivos a largo plazo pueden ser, por ejemplo, conseguir tocar el piano nuevamente. Los objetivos a corto plazo se establecen para obtener mejoras que puedan alcanzarse de inmediato. Los objetivos a largo plazo se establecen para que el afectado comprenda qué se espera de la rehabilitación y lo que se prevé que podrá conseguir en algunos meses. Se anima a las personas en rehabilitación a alcanzar cada uno de los objetivos a corto plazo y el equipo terapéutico realiza conjuntamente el seguimiento del progreso. Los objetivos pueden cambiar si el afectado no colabora o si no puede (por motivos económicos o de cualquier otra naturaleza) proseguir con el tratamiento o si progresa más lentamente o más rápidamente de lo esperado.

    En muchas situaciones, los objetivos son ayudar a que la persona afectada vuelva a caminar y que sea capaz de hacer las actividades diarias habituales (como vestirse, asearse, bañarse, alimentarse, cocinar, y hacer la compra).

    El resultado final de la rehabilitación depende de la motivación de la persona afectada, con independencia de lo grave que sea la discapacidad o de la habilidad del equipo de rehabilitación. Algunos afectados retrasan su recuperación para conseguir mayor atención de sus familiares y amigos.

    Edad y salud: rehabilitación

    Los trastornos que requieren rehabilitación (como los accidentes cerebrovasculares, los ataques cardíacos, la fractura de cadera, y la amputación de miembros) son frecuentes en personas mayores. Sin embargo, las personas mayores pueden tener características que dificultan la rehabilitación:

    • Estar físicamente inactivo

    • Tener músculos débiles (incluyendo el músculo cardíaco)

    • Falta de resistencia

    • Ser deprimido o tener demencia

    • Tener problemas de equilibrio, de coordinación y de agilidad.

    • Tener articulaciones rígidas

    Sin embargo, la edad por sí misma no es una razón para retrasar o denegar la rehabilitación.

    Las personas mayores pueden recuperarse más lentamente. En consecuencia, son preferibles los programas diseñados específicamente para personas mayores. Las personas mayores a menudo tienen diferentes objetivos y necesitan diferentes tipos de cuidados que las personas más jóvenes. Cuando las personas mayores participan en programas específicamente diseñados para ellos, es menos probable que comparen su progreso con el de personas afectadas más jóvenes y se desanimen.

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