Historia clínica y exploración física en las enfermedades pulmonares

PorRebecca Dezube, MD, MHS, Johns Hopkins University
Revisado/Modificado nov. 2023
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Historia clínica de los trastornos pulmonares

En primer lugar, el médico realiza una valoración de los síntomas. Opresión en el tórax o dolor torácico, dificultad respiratoria (disnea), ya sea en reposo o durante el esfuerzo, tos, tos productiva de esputo o de sangre (hemoptisis) y sibilancias son indicios de un trastorno pulmonar o de las vías respiratorias. Los síntomas más generales, como fiebre, debilidad, cansancio o sensación de malestar general o de estar enfermo, también pueden ser, a veces, indicios de trastorno pulmonar o de las vías respiratorias.

A continuación, el médico pregunta acerca de

  • Trastornos e infecciones pulmonares previos

  • Otros problemas y tratamientos médicos actuales y previos

  • Exposición previa a productos químicos, polvos, mohos o animales

  • Consumo de medicamentos, alcohol y tabaco

  • El ambiente familiar y laboral

  • Viajes

  • Aficiones

También pregunta si algún familiar ha sufrido alguna enfermedad pulmonar o de las vías respiratorias, o cualquier otro trastorno con afectación pulmonar o respiratoria (como los trastornos de coagulación y los de tipo inflamatorio generalizados). El médico pregunta también sobre otros síntomas frecuentes y otros trastornos médicos, incluso aquellos que no parecen estar relacionados con el aparato respiratorio.

Exploración física en las enfermedades pulmonares

Durante la exploración física se anota el peso y se valora el estado general. Se debe tener en cuenta el estado de ánimo y la sensación de bienestar de la persona, pues ambos suelen verse afectados por la enfermedad pulmonar o de las vías respiratorias.

El médico puede solicitar a la persona que camine a su alrededor o suba un tramo de escaleras para observar si el esfuerzo le provoca dificultad respiratoria (disnea). Estas actividades se pueden realizar mientras se realiza una pulsioximetría, que es una manera de cuantificar la cantidad de oxígeno en la sangre. El uso de la pulsioximetría puede permitir al médico determinar si la concentración de oxígeno en sangre es baja o si disminuye durante el esfuerzo.

Es importante valorar la coloración de la piel, ya que una coloración azulada o grisácea (cianosis) puede indicar un aporte insuficiente de oxígeno a la sangre. Se examinan los dedos de las manos para detectar la presencia de dedos en palillo de tambor (aumento de tamaño de las zonas que rodean las puntas de los dedos).

El médico observa el tórax para determinar si la frecuencia y los movimientos respiratorios son normales.

Con ayuda de un fonendoscopio (estetoscopio) ausculta los ruidos respiratorios y determina si el flujo de aire es normal o hay una obstrucción, si los pulmones contienen líquido o si existen ruidos pulmonares anormales.

El médico puede determinar a menudo si los pulmones están llenos de aire o colapsados y si el espacio que rodea los pulmones contiene líquido dando unos golpecitos en el tórax (percusión) y/o notando cómo se transmiten a la pared torácica las vibraciones debidas al habla.

Además del examen torácico, puede ser necesaria una exploración física completa, porque los trastornos pulmonares pueden afectar otras partes del organismo. Además, algunos síntomas que parecen sugerir un trastorno pulmonar pueden deberse a un problema en otras partes del cuerpo. Por ejemplo, la dificultad respiratoria puede ser indicio de un trastorno renal o cardíaco.

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