Deshidratación en niños

PorChristopher P. Raab, MD, Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University
Revisado/Modificado feb. 2023
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Datos clave

La deshidratación es la pérdida de agua del cuerpo, por lo general o causada por vómitos y/o diarrea.

  • La deshidratación tiene lugar cuando hay una pérdida significativa de agua corporal y una pérdida de electrólitos en cantidades variables.

  • Los síntomas consisten en sed, falta de actividad, labios/boca secos y disminución de la micción.

  • La deshidratación grave puede ser potencialmente mortal.

  • El tratamiento consiste en líquidos y electrólitos administrados por boca (vía oral) o, en casos graves, por vena (intravenosos).

Se produce deshidratación cuando el organismo pierde más agua de la que ingiere. También se pierden unas sustancias llamadas electrólitos. Los electrólitos son minerales esenciales para la vida que se encuentran en el torrente sanguíneo y dentro de las células. El sodio, el potasio, el cloruro y el bicarbonato son ejemplos de electrólitos.

Causas de deshidratación en niños

La deshidratación suele estar causada por

  • Una pérdida excesiva de líquido, como la debida a los vómitos y/o la diarrea

Una causa menos frecuente de deshidratación es

  • No beber suficiente líquido, como ocurre durante enfermedades infantiles comunes o cuando un recién nacido tiene problemas durante la lactancia materna.

Sin embargo, no todos los episodios de vómitos, diarrea o ambos causan deshidratación.

Síntomas de deshidratación en niños

Los lactantes que están deshidratados precisan atención médica inmediata si

  • La zona blanda de la parte superior de su cabeza está hundida.

  • Tienen los ojos hundidos.

  • Lloran sin lágrimas.

  • Su boca está seca.

  • Su producción de orina es escasa.

  • Presentan reducción del estado de alerta y se muestran hipoactivos (letárgicos).

Por lo general, la deshidratación leve causa sequedad de boca y labios y aumento de la sed; además, los niños pueden orinar con menor frecuencia.

La deshidratación moderada hace que los niños se muestren menos interactivos o juguetones, tengan la boca seca y orinen con menor frecuencia. La deshidratación moderada y grave puede provocar taquicardia y aturdimiento.

La deshidratación grave hace que los niños se adormezcan o se queden letárgicos, lo que es una señal de que deben ser evaluados por un médico o llevados al hospital o a la clínica de urgencias de inmediato. No tienen lágrimas. Pueden desarrollar una coloración azulada de la piel (cianosis) y respiración rápida. Algunas veces la deshidratación hace que la concentración de sal en la sangre baje o suba anormalmente. Los cambios en la concentración de sal puede hacer que empeoren los síntomas de deshidratación y pueden agravar el letargo. En casos graves, el niño puede tener convulsiones o coma o sufrir lesiones cerebrales. La deshidratación grave puede ser potencialmente mortal.

Diagnóstico de deshidratación en niños

  • Exploración por parte de un médico

  • En ocasiones, análisis de sangre y orina

El médico examina al niño y determina si ha perdido peso. Una pérdida en el peso en pocos días es muy probable que esté producida por deshidratación. La cantidad de peso perdido, si se conoce, ayuda al médico a decidir si la deshidratación es leve, moderada o grave.

En el caso de niños con deshidratación moderada o grave, los médicos suelen hacer análisis de sangre y orina para determinar las concentraciones de electrólitos en su cuerpo, el grado de deshidratación y la cantidad de restitución de líquido necesaria.

Tratamiento de deshidratación en niños

  • Restitución de líquidos perdidos

La deshidratación se trata con líquidos que contienen electrólitos, tales como sodio y cloro.

Si la deshidratación es leve, los líquidos se suelen administrar por vía oral. Se dispone de soluciones especiales de rehidratación oral, pero no siempre son necesarias para los niños que solo han tenido diarrea leve o vómitos.

El tratamiento de la deshidratación en niños de cualquier edad que están vomitando es más eficaz si, inicialmente, se intenta dar al niño sorbos pequeños y frecuentes, más o menos cada 10 minutos, de líquido. La cantidad de líquido puede aumentarse lentamente y suministrarse a intervalos menos frecuentes si el niño puede retener el líquido sin vomitar. Si la diarrea es el único síntoma, se puede administrar una mayor cantidad de fluido con menos frecuencia.

Si los niños presentan vómitos y diarrea, reciben pequeños sorbos frecuentes de líquidos que contienen electrólitos. Si este tratamiento aumenta la diarrea, los niños pueden necesitar hospitalización para administrarles líquidos a través de la vena (por vía intravenosa).

Los lactantes y los niños que son incapaces de digerir ningún líquido o que presentan apatía y otros signos graves de deshidratación requieren un tratamiento más intensivo con soluciones administradas por vena (por vía intravenosa) o soluciones electrolíticas administradas con un fino tubo de plástico (sonda nasogástrica) que se introduce por la nariz pasando luego por la garganta hasta llegar al estómago o al intestino delgado.

Lactantes

En los bebés, la deshidratación se trata animándolos a tomar líquidos que contengan electrólitos. La leche materna contiene todos los líquidos y electrólitos que el bebé necesita y es el mejor tratamiento (siempre que la lactancia sea posible).

Si el bebé no acepta la lactancia hay que suministrarl una solución de rehidratación oral (SRO). Las soluciones rehidratantes por vía oral contienen cantidades específicas de azúcares y electrólitos. Las soluciones de rehidratación oral se pueden adquirir en forma de polvos que se mezclan con agua o en forma de líquidos premezclados en farmacias o en supermercados, sin prescripción médica. La cantidad de solución de rehidratación oral que hay que dar al niño en un periodo de 24 horas depende de su peso, pero por lo general debe ser de unos 100 a 165 mL de solución por cada kilogramo de peso (aproximadamente 1½ a 2½ onzas de solución por cada libra de peso). Por lo tanto, un lactante de 20 libras de peso debe beber entre 30 y 50 onzas en total durante 24 horas (un lactante de 10 kilos de peso debe beber entre 1000 y 1650 mililitros en total durante 24 horas).

Niños mayores

A los niños mayores de 1 año se les puede intentar dar pequeños sorbos de caldo o sopa, refrescos (que no sean de cola), gelatina, zumos diluidos a la mitad con agua o polos de helado. El agua sola, los zumos no diluidos o las bebidas deportivas no son lo ideal para tratar la deshidratación, independientemente de la edad, debido al bajo contenido de sal en el agua común y a que los zumos tienen un alto contenido de azúcar y componentes que irritan el aparato digestivo.

Las soluciones de rehidratación oral son una alternativa, en especial para la deshidratación moderada.

Si los niños pueden tolerar líquidos durante 12 a 24 horas, pueden reanudar su alimentación normal.

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