| Las paredes de los vasos sanguíneos de pequeño calibre se lesionan de tal forma que no transfieren el oxígeno a los tejidos con normalidad, y los vasos pueden tener escapes. | |
| Los pequeños vasos sanguíneos de la retina se dañan, lo que da lugar a la formación de nuevos vasos sanguíneos frágiles que tienden a sangrar. | Disminución de la visión y, finalmente, ceguera. |
| Los pequeños vasos sanguíneos de los riñones se engrosan. La proteína se vierte en la orina. La sangre no se filtra con normalidad. | |
| Se acumulan depósitos anormales de grasa en el hígado. | |
| Los nervios también se lesionan porque la glucosa no se metaboliza con normalidad y porque el aporte de sangre es inadecuado. | Las piernas se debilitan de forma súbita o gradual. Pérdida de sensibilidad, hormigueo y dolor en las manos y en los pies. |
| Los nervios que controlan los procesos internos del organismo, como la presión arterial y la digestión, se dañan. | Se producen oscilaciones en la presión arterial y esta puede descender abruptamente cuando la persona se pone de pie. Dificultades para tragar (deglutir). Alteración de la funcionalidad digestiva y, a veces, náuseas o episodios de diarrea. |
| Reducción del aporte de sangre a la piel y pérdida de sensibilidad, que dan lugar a traumatismos frecuentes. | Formación de úlceras e infecciones profundas (úlceras diabéticas). Cicatrización deficiente. |
| Actividad alterada de los glóbulos blancos (leucocitos) en la sangre. | |
| La glucosa no se metaboliza con normalidad, por lo que los tejidos se engrosan o se contraen. | |