-
Los afectados tienen fiebre, escalofríos y sudoración profusa, y algunas veces dolor torácico, dificultad respiratoria y tos.
-
La infección puede propagarse a la piel, los huesos, los aparatos reproductivo y urinario, y las membranas que recubren el encéfalo, produciendo inflamación, dolor y otros síntomas.
-
Se obtiene una muestra de esputo o de tejido infectado y se envía al laboratorio para su cultivo; además, se realiza una radiografía torácica.
-
Deben tomarse fármacos antimicóticos durante meses.
(Véase también Introducción a las infecciones fúngicas.)
Las esporas de Blastomyces entran en el organismo a través de las vías respiratorias al inhalarlas. Por consiguiente, la blastomicosis afecta principalmente a los pulmones, pero a veces el hongo se propaga por el torrente sanguíneo y puede llegar a otras partes del cuerpo, especialmente la piel.
La blastomicosis puede ser más común y más grave en algunas personas con un sistema inmunológico debilitado. A diferencia de la mayoría de las infecciones fúngicas, la blastomicosis no es más habitual en las personas con sida. Sin embargo, tiende a ser más grave en personas con sida.
La mayoría de los casos de blastomicosis ocurren en zonas de América del Norte, donde el hongo vive en el suelo cerca del lecho de los ríos:
En raras ocasiones, la infección se produce en Oriente Medio y África.
Síntomas
A veces, la blastomicosis pulmonar no causa síntomas o causa síntomas que desaparecen rápidamente y no son reconocidos.
Cuando aparecen síntomas, pueden comenzar abruptamente o gradualmente, e incluyen fiebre, escalofríos y sudoración profusa. También produce dolor torácico, dificultad para respirar y tos persistente, con o sin esputo. La infección pulmonar suele progresar lentamente, pero en ocasiones mejora sin tratamiento. En algunas personas, la infección progresa rápidamente.
Cuando la blastomicosis se disemina puede afectar a muchas áreas del organismo, pero las zonas afectadas con mayor frecuencia son las siguientes:
La infección cutánea empieza como pequeñas protuberancias (pápulas) que contienen pus. A continuación aparecen placas verrucosas con relieve, rodeadas de diminutos acúmulos de pus (abscesos).
Los tejidos situados encima de los huesos infectados pueden aparecer inflamados, calientes y dolorosos.
En los hombres, el conducto espiral en la parte superior de los testículos (epidídimo) se hincha y provoca dolor, o se infecta la glándula prostática (prostatitis) y causa molestias.
Los hongos pueden propagarse a los tejidos que cubren el encéfalo y la médula espinal (meninges), produciendo meningitis micótica. Pueden aparecer abscesos en el encéfalo. Esta infección puede producir dolor de cabeza y confusión.
Diagnóstico
El médico establece el diagnóstico de blastomicosis enviando al laboratorio una muestra de esputo o de tejido infectado para su examen al microscopio y su cultivo. Se realiza una radiografía de tórax para comprobar si existen signos de infección de los pulmones.
También puede analizarse una muestra de orina en busca de proteínas (antígenos) liberadas por el hongo.
Se pueden realizar pruebas que detectan material genético de microorganismos, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés). La prueba de PCR se utiliza para producir muchas copias de un gen de un microorganismo, lo que hace que el microorganismo sea mucho más fácil de identificar.
Tratamiento
Si es grave, la blastomicosis se trata con anfotericina B intravenosa. Si la blastomicosis es de leve a moderada, se administra itraconazol por vía oral.
Con tratamiento, las personas afectadas empiezan a sentirse mejor con bastante rapidez, pero los fármacos deben continuarse de 6 a 12 meses. Sin tratamiento, la blastomicosis empeora lentamente y, aunque en raras ocasiones, puede llevar a la muerte.